Capítulo 17

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Maratón1/2

"Ramé"

Madison.

Decir que estaba feliz era poco, todo estaba tomando forma en mi vida en enserio lo amaba. Mi madre estaba sana, mi padre era el único que sabía de la existencia de Damon y me apoyaba, el tema de Ross ya no me dolía como antes y el de Cloe lo iba superando rápido, no iba a permitir que personas que no resultaron ser fieles sigan influyendo en mi bienestar.

Por otro lado Yan me contó sobre Curtis y su fallida relación, ese chico quería todo a escondidas y precipitado , presionaba a Yan para llevarlo a la cama y mi mejor amigo como fiel seguidor de un cuento de hadas no lo permitió. Se amaba a él mas que a todos y aquel dolor de tener que salir del closet lo había pasado por un propósito y esconderse  no lo era.

Termino de acomodarme la camisa XXL no me juzguen amaba la ropa inmensa , salgo de mi habitación y me despido de mis padres.

Voy calle abajo y saco mis audífonos dejando que "Good 4u" de Olivia Rodrigo retumbe en mis oídos. Enserio necesitaba música nueva de ella con urgencia.

Pasado unos 15 minutos me encontraba frente a mi destino. Subí las escaleras en forma de caracol y retiré mis audífonos.

No saben cuanto odio las escaleras con este diseño.

Una puerta de cristal aparece ante mis narices y toco tres veces , segundos mas tarde una pequeña de ojos avellana y cabello rubio un poco largo me recibió, según mis conocimientos era la prima de...

—¡Héctor te buscan!—chillo hacia un angosto pasillo dentro de la casa del cual emergió el nombrado.

Era en tan poco tiempo un buen amigo para mi.Tenía fama en la escuela por ser el típico bad boy que te dice las verdades a la cara , cuerpo jodidamente marcado, infancia perturbadora y tatuajes extraños, pero su punto malo era su estatura que rosaba el 1.60 , un jodido gnomo como yo.

—Hola Tor.—lo molesté con el apodo que había separado para él. Tenía cierta obsesión con decir solo una parte de los nombres.

—Hola enana.—besó mi mejilla.

—Viniendo de ti no es una ofensa.—murmuré jodiéndole un poco más.

Su paciencia era inexistente y cuando explotaba era dinamita.Así que sonreí y le pegue en el brazo.

—Ven pasa.—se giró adentrándose en el angosto pasillo.

Habían tres puertas, la primera era la habitación de la niña, Cecilia creo recordar que se llamaba, la segunda era la habitación de mi amigo y la tercera un baño. Un poco mas atrás estaba la cocina donde su tía preparaba galletas mientras la pequeña la miraba sonriendo.

Me acerqué y la saludé.Desempeñó un papel de maestra cuando a penas yo estaba en 6to grado por lo cual ya le conocía.

—Oh Madison, cuanto tiempo.—besó mi mejilla y nos abrazamos.

—Hola nuevamente señora Russell.

Ella negó sin dejar de sonreír. Era muy carismática y cariñosa.

—Dime solo Cateyana.¿Cómo están tus padres?

Justo cuando iba a hablar Héctor tomó mi brazo.

AetérnumWhere stories live. Discover now