CAPÍTULO 19 "SANAR"

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Me quedé en una celda demasiado pequeña y oscura, en la que a cierta hora me llevaban la comida y un poco de agua.
Devore la comida como un lobo ambriento, y bebí el agua de un trago, el lugar era sofocante y sentía una desesperación horrible.

Narra Hanna
Ya eran las cuatro de la madrugada, estaba bostezando y muy cansada, pero seguía viendo los videos de grabación de la casa de Casey, no encontré nada... Lo mismo de siempre. Leía los expedientes y no encontraba ningún cabo suelto.

-Estas desesperada. -Dijo Sebastian recargado en el borde de la puerta.

-Aún no llego a ese extremo... Pero estoy a punto. -Alcé mis cejas.

Seb entró y se sentó al lado de mí.

-Casey esta mucho más desesperada que nosotros, créeme. -Arqueo las cejas.

-No lo dudó. -Me aparté de la computadora y frote mis ojos. -Yo se que ella no hizo nada. Pero no voy a descansar hasta dar con el maldito que la inculpó.

Seb iba a contestar, pero su celular sonó.

-Disculpa. -Dijo mientras tomaba su celular.

Contestó y escuché sus respuestas a la otra persona.

-¿Cuándo fue eso?. -Preguntó.

Gire la mirada a él y lo vi caminar de lado a lado.

-Bien. ¡¿En serio?!. -Preguntó exaltado. -Okey... Vamos de inmediato.

Guardo su celular y tomó rápido su saco.

-¿Qué pasa?. -Pregunté confundida.

-Ya dieron con el hombre que le vendió el vino a Casey. -Dijo con una sonrisa.

-¿Y lo están interrogando?.

-Lo llevarán a la comisaría. Debemos ir ahora.

-Claro, claro.

Me levante de prisa de mi asiento, tomé mis zapatos y me los puse lo más rápido que pude. Corrí a la puerta y Seb ya tenía mi bolso y mi saco en sus manos, los tomé y salimos rápido.

Narra Casey
Me estaba muriendo de frío en ese cuarto. No sabía cómo hacer que mi cuerpo estuviera más caliente, quería llorar de la desesperación.

-Dios. -Frote mis manos. -Ya no quiero estar aquí. -Dije en sollozos.

Abrace mis rodillas y agache mi cabeza, cerré mis ojos y lloré.
Desde que había llegado a este infierno había llorado mucho más de lo que jamás había llorado en mi vida, tenía una desesperación en mi mente terrible que ya no sabía cómo sacar ese sentimiento de mi sistema.
Quería salir de aquí. No sabía si quería seguir con mi carrera, o dejarlo todo... Solo quería salir de ahí. Tomar un aire fresco del exterior, correr en el parque, ver caras diferentes a las mismas que me rodeaban aquí, mujeres que solo me veían como su puerquito de burlas, que me hacen sentir chiquita, que me ofenden con sus comentarios estúpidos... Estaba cansada de estar encerrada. Lo peor de todo es que no era por culpa mía estar aquí.

Levante la mirada y miré al techo, al techo... Quisiera ver el cielo estrellado con la luz de la luna, o el sol, pero veía un techo agrietado y gris. Cerré los ojos y me imagine en donde quería estar... En mi hogar, y no habló de mi mansión solitaria, en mi casa con mi mamá preparándome mi comida favorita, yo llegando de la escuela de actuación con Hanna. Mi mamá sirviendonos la comida, preguntándonos por nuestro día, hablando de cosas sin sentido, riendo como locas y compartiendo momentos que no sabía que me estaban haciendo feliz y que algún día desearía volver a vivirlos.

Sonreí al recordar. Me limpie un poco las lágrimas y estiré mis piernas. Miré levemente mi vientre y lo acaricié.

-¿Quien será tu papá?. Yo estoy segura de que no es Devon, tampoco Harold...

Suspiré y sonreí. Sabía que el bebé no tenía la culpa, quería tenerlo, ahora mi mente me gritaba tenlo. Quería a alguien para darle amor, y una pareja no era la opción.
Llegué a una conclusión, Iniciar desde cero en todo, pero ahora sin dejar que nadie me vuelva a tumbar. Volver a ser yo, tomarme un tiempo para sanar mis heridas internas y mi desorden emocional y después pensar con claridad si estoy preparada para tener un hijo... Porque por más que quisiera tener a alguien para darle amor y que me de la compañía que necesito, necesita comprensión, amor, atención, estabilidad económica y un sin fin de cosas esenciales.

Narra Hanna
Llegamos a la comisaría y el hombre estaba ahí, sentado sin preocupacion alguna y al vernos sonrió y saludo muy amablemente. Era un hombre de unos sesenta años en adelante y que al verlo me transmitía buenas vibras, no podía creer que él pudiera hacer algo tan atroz.

-Hola. Usted es el señor Shelton Guerrero Pears. -El hombre asintió. -Bien. Supongo que sabe porque está aquí. -Dijo el detective.

-Me lo imagino. Esta en todas las redes sociales y en la televisión. El caso de la señorita Brooke ¿Cierto?.

-Así es. -Sonrió de lado el detective. -Quiero que me diga todo lo que sabe con respecto al caso.

-Por supuesto. Yo estoy dispuesto a cooperar con ustedes en todo lo que pueda.

BROOKEWhere stories live. Discover now