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Capítulo 1: Reencuentro

En las calles adormecidas de Mystic Falls, donde la penumbra se entrelazaba con los recuerdos, ella deambulaba con el propósito de hallar a su hermana menor, prisionera en la tumba junto a otros vampiros.

La complejidad de su relación se tejía en los suspiros del viento, mientras su hermana, en desesperados intentos, había buscado la muerte hacia Katia, infructuosos ante la fortaleza y experiencia más vasta de la primera.

La oscuridad se cernía con su manto misterioso cuando una figura distante atrajo su atención. Se aproximó con sigilo y, al girarse rápidamente, descubrió a Damon Salvatore, un rostro conocido en el tejido del pasado.

—¿Katia? —preguntó Damon, su voz resonando con la sorpresa de un reencuentro enredado en los años.

—Damon —respondió ella, con una sonrisa que desentrañaba complicidades compartidas. Se acercaron, la noche actuando como testigo silente, y se abrazaron. A pesar de su naturaleza reservada, la conexión antigua encontró su espacio.

Después del abrazo, la curiosidad reverberó en la atmósfera.

—¿Qué te trae de vuelta? —inquirió Damon.

—Katherine —mencionó ella, y una mirada de reconocimiento cruzó los ojos de Damon.

—Perra —susurró él hacia la hermana, sus palabras resonando en la quietud de la noche, provocando una risa compartida.

—Estoy de acuerdo, Damon —concluyó ella.

—Pero, lamentablemente, tengo que ir a sacarla de la tumba —dice Katia con una expresión grave, sus palabras llevando consigo el peso de una tarea inevitable. Damon frunce el ceño, desconcertado por la declaración.

—¿Para qué? —pregunta él, buscando comprender la razón detrás de la urgencia de Katia. La curiosidad resplandece en sus ojos, pero Tatia simplemente sopla con cierta resignación.

—Klaus —dice ella, y la mención del nombre parece arrojar sombras de intriga sobre Damon, quien la mira con perplejidad al darse cuenta de que ni siquiera sabe quién es Klaus.

—¿Klaus Mikaelson? —aclara Katia con paciencia. —El vampiro original —agrega, intentando arrojar luz sobre la identidad de aquel que ha llevado a Katia a tomar medidas tan drásticas. Damon, sin embargo, no puede evitar soltar una risa despreocupada.

—¿Qué hizo para que él la busque? —pregunta Damon, aún tratando de comprender la situación. Katia eleva sus brazos en un gesto de incertidumbre.

—No lo sé —admite. —Yo jamás conocí a esa familia —añade, revelando un vacío de información que agrega un matiz de misterio a la situación. La relación entre su hermana y Klaus Mikaelson, como un enigma sin resolver, pinta un panorama intrigante que Damon intenta descifrar con cada palabra de Katia.

—Tal vez podrías venir a mi casa, junto con Stefan —propone Damon con una expresión seria, y Katia responde con una sonrisa que ilumina su rostro.

—¿En serio? Eso sería genial —dice la morena con entusiasmo, sus ojos brillando con anticipación. Damon asiente, confirmando la invitación y dejando entrever un atisbo de expectativa ante la posibilidad de que este encuentro revele más sobre el enigma que rodea a la hermana de Katia y su conexión con Klaus Mikaelson.


****


Estaban todos reunidos en la casa de los Salvatore, un lugar donde la oscuridad y la luz parecían jugar en una danza constante. La invitación de Damon había traído consigo un aire de intriga, un algo más allá de una simple visita entre amigos.

Blank Space |Mikaelson' brothersWhere stories live. Discover now