CAPITULO 3

356 32 1
                                    


GENESIS

Di un suspiro exasperada. Ya había pasado una semana desde que entré a clases, mi semana había sido un caos. Había tenido peleas constantes con la bestia de ex marido que tenía, Mattia seguía igual de retraído que siempre, no habla, no me mira, no come, prácticamente solo existe. Y el mocoso que tenía por compañero no había dejado de asediarme cada vez que podía.

Se sentaba a mi lado cada vez que podía, me hablaba al oído cada vez que tenía oportunidad, no dejaba que ningún otro compañero se me acercaba, era como si me estuviera marcando para él, algo que era totalmente ridículo, porque no soy un maldito objeto.

Lo que me llamaba la atención era el poder que tenía, porque realmente los otros chicos no se me acercaban y me ignoraban olímpicamente, cada vez que nos ponían trabajos en pareja, se alejaban de mi como si yo tuviera pulgas. Sé que soy alguien tímido, que pocas veces me gusta socializar, pero siempre es bueno hacer compañeros a la hora de estudiar, pero este chico había matado todas esas posibilidades, solo le faltaba orinarme encima para terminar de marca territorio como un puto animal.

-¿En qué tanto piensas diosa? – Un susurro, hizo que mi cuerpo se tensara - ¿En mí?

Blanquee los ojos. Allí estaba el centro de mis males, con una sonrisa que te hipnotizaba, con esos ojos grises que eran como un maldito hechizo, con ese rostro que te hacia suspirar. Con el toque de sus manos que hacían que mi cuerpo temblara y mi centro se volviera un rio. No había podido ir al club, con tanta cosa, no me había quedado tiempo y realmente lo necesitaba, tenía que dejar de pensar pendejadas.

-Ya quisieras por lo menos tener un espacio en mi cabeza – Le dije, sin mirarlo a los ojos, si lo hacía, me iba a ir a la mierda.

-No lo voy a negar que si me muero por estar allí en tu cabeza todo el día y entro lado tambien.

Su mano comenzó a subir por uno de mis muslos. Mi cuerpo se tensó, este mocoso está loco.

-¿Qué dije sobre tocar? Realmente quieres un pase al hospital – Le dije, quitando su mano de allí.

-Sé que quieres diosa, se te nota ¿Por qué simplemente no te dejas ir?

Se acercó más a mi odio, su aliento toco mi cuerpo y esa mera sensación hizo que mi piel se erizara. Me tomó horrores controlar mi libido.

-No quiero, el que se acuesta con niños amanece meado – Le dije secamente.

-¿Sabes? Tengo cara de ángel, pero si tú supieras todo lo que el diablo me enseñó... ardieras, no estuvieras allí sentada, si no, arrodillada ante mí, de una manera que ¡Dios! Con certeza sé que me llevaría al cielo.

Blanquee mis ojos, tenía ese donde de encender algo dentro de mí con tan solo esas frases tan sucias y estúpidas - ¿Te estas escuchando? Por favor, es un niño, puedes ser su hermana mayor – Doy gracias que no lo soy, seria pecado lo que pienso.

-¿Vamos hacer el trabajo o seguirás con tus líneas estúpidas? – Le dije, tratándome de calmarme.

-¿Quieres que te haga el trabajo? – Su tono fue tan sugerente – Te aseguro que me quedara bien hecho.

¡Dios! No soy una de tus mejores guerreras ¿Puedes soltarme y darme unas vacaciones? Hay muchas personas que pueden hacer un mejor trabajo que yo.

-Lo dudo – Le dije.

-¡Oh! Tienes algo aquí – Acerco su cara cuando menos lo esperé.

Su boca estaba a centímetros de la mía, su aliento y su respiración chocando con la mía. Yo estaba allí, inmóvil, como si me cerebro se hubiera desconectado del cuerpo. Mi alma estaba quien sabe dónde. Noté como me miraba los labios - ¡Dios! ¿Es malo si le doy un beso? – No, seria malísimo, no estaba bien.

Mi locura es HadesWhere stories live. Discover now