—Te amo mucho—beso sus labios con una sonrisa, sonrisa que se borra cuando pienso en lo que haremos—tengo que ir a chequearme, quiero que todo vaya en orden, pero debemos buscar un médico que sea muy buen profesional y me atienda en secreto, no permitiré que Abi sepa de esto por ahora, no quiero que ella descubra mi embarazo por el momento—Inuyasha asiente tenso ante la mención de Abi.

—Sé que puede sonar un poco loco, pero me gustaría que las salidas sean mínimas, no quiero nada que te pueda lastimar—asiento despacio—eres tan hermosa—ruedo los ojos, aunque por dentro me derrito como una adolescente.

Tal parece que, aunque sigan pasando los años y a pesar de que mi esposo es bueno con las palabras de elogios hacia mí, nunca me llegaré a acostumbrar de manera definitiva. Amo que sea de esa manera, que no le de miedo confesarme cosas como estas, que me vea como lo más precioso que tiene en la vida.

Pensar en todo lo que hemos pasado para llegar a este punto me llena de nostalgia. Fuimos el pecado en los brazos del otro, fuimos enemigos, amantes, dos personas que han cometido muchísimos errores, pero a pesar de eso, nos encontramos el uno al otro, una y otra vez, a pesar de las dificultades, del peligro. Inuyasha y yo siempre nos hemos pertenecido el uno al otro.

—Te amo—murmuro buscando su boca, besando los labios que me han tenido cautiva desde el primer día que los probé.

***

Siento calor.

Mucho calor.

Eso es lo que me despierta de mi sueño, frunzo el ceño dándome cuenta de que hay un poco de luz en la habitación, intento moverme, pero siento el pecho de mi esposo en mi espalda y las manos en mi vientre inmóviles, como si aun entre sueños busca cuidarnos.

Parpadeo, porque mis ojos se sienten algo cansados, el día de ayer fue demasiado emocionante, pero sonrío recordando que ahora una personita se forma en mi vientre. Trato de moverme porque la manera en que Inuyasha me tiene sujeta me tiene sudando, él parece lejano, no hace el más mínimo movimiento en apartarse haciendo que haga una mueca. Con algo de fuerza logro hacer que el agarre en mi se afloje y escapar de sus brazos.

Suspiro con alivio cuando siento algo de frescura en el cuerpo, me levanto y voy al baño cepillando mis dientes y orinando, vuelvo y me quedo mirando a Inuyasha dormir, frunce el ceño tocando el lugar donde estaba. Me acerco y subo a la cama despacio, paso una pierna por su cintura hasta quedar ahorcadas de él, me siento sobre el abdomen marcado de mi esposo y beso todo su rostro despertándolo.

Inuyasha parece confuso, pero luego me sonríe al notarme sobre él, lanza un bostezo y sujeta mis caderas con los ojos aun soñolientos.

—Buenos días Encanto—su voz ronca de las mañanas ocasiona que mis manos se paseen por su pecho desnudo, él sonríe negando al ver mis intenciones.

—Buenos días, esposo mío—susurro inclinándome para mordisquear su boca.

—A pesar de que muero por follarte, no habrá sexo entre nosotros ahora—enarco una ceja confundida por sus palabras, a Inuyasha le encanta el sexo en las mañanas—tengo miedo de que pueda lastimarlo—señala mi vientre y una sonrisa tierna se posa en mis labios.

—Eres lindo cuando quieres—es lo que le digo sonriendo—pero tienes razón, quiero el visto bueno primero, ha sido complicado que quedara en cinta—me encojo de hombros.

—Anoche conseguí una cita con una buena obstetra, es lo que necesitamos. Todo se manejará con mucho cuidado, prometo que todo irá bien—asiento sin dejar de acariciar su pecho, me encuentro fascinada por la forma de su cuerpo—hay un tema que aún no hemos tocado Kagome—la seriedad con la que menciona mi nombre me hace apartar la vista de pecho para posarla en sus ojos—Ken—respiro hondo apartándome de su cuerpo y bajando de la cama.

Travieso AmorWhere stories live. Discover now