– Se que parece una locura, pero ¡es verdad! a pesar de estar en un sueño profundo, había veces en las que podía escuchar lo que pasaba afuera y por eso quiero que me expliques ¿Por qué querías dejarme? – el drástico cambio de tema desconcertó a John, la molestia y la decepción eran evidentes en la mirada del rubio ¿Por qué de entre todas las cosas tenia que escuchar precisamente eso? Que lo supiera solo complicaría la decisión de dejarlo – Dijiste... no, me prometiste que te quedarías a mi lado siempre y que nada nos separaría... apenas me voy un tiempo y ¿ya decidiste dejarme?

– No, no es lo que tú piensas Mateo...

– Entonces ¿Qué es? Por qué no lo comprendo – la desilusión invadió su rostro y eso no le gusto para nada a John.

Se acerco, le deposito un beso en la coronilla y le miró

–¿Crees que de verdad quería hacerlo? No tenia mas alternativa, tu no mostrabas señales de recuperación y ya iba haciendo un año desde que habías caído en ese... desde que te habías vuelto Matthias. La desesperación me estaba ganando y el miedo de pensar que jamás volverías a ser el mismo me estaba carcomiendo por dentro, la única idea que se me ocurrió fue llevarte con tu familia, ellos podrían ayudarte y darte los cuidados que yo no, pero sabía que esa decisión traía consecuencias, cuando descubrieran que quedaste así por mi culpa – el moreno agacho la mirada, ya no era de capaz de verlo a los ojos – me alejarían de ti, de esa manera hubiera sido mas doloroso por eso... por eso es que había decidido alejarme por mi cuenta.

–¡Pues eres un idiota! Yo jamás hubiera permitido que me alejaran de ti, además mi familia no me quiere más que para reclamar una maldita herencia, y si fuera el caso de todas maneras ya me había ocupado de algo como eso una vez ¿recuerdas? Fácilmente podría haberlo hecho una segunda vez – John sintió un calosfrío al recordar aquella noche.

Esa horrible noche.







***







– Vamos a casa, si seguimos aquí ambos atraparemos un resfriado – dijo en un murmuro lo suficientemente audible para que Mateo pudiera escucharlo por encima del sonoro sonido de las gruesas gotas que caían a cantaros debido a la fuerte y estrepitosa lluvia.

Hace unos momentos Mateo había tomado una decisión que le pondría fin a su historia, que se le dificultaba creer que aún seguía en los brazos de John.

Una vez más él lo había rescatado de aquella ahondada laguna que prevalecía en su interior, esperando que solo se dejase tomar por completo para acabar de una vez por todas con el sufrimiento presente, en el que se empezaba a hundir... nuevamente.

La primera vez fue cuando lo conoció y desde ese momento se había prometido que ni siquiera iba a volver a pensar en hacer la misma estupidez, pero su padre hacia todo lo posible para alentarlo a lanzarse por el precipicio. El era la causa de que creyera que en este mundo solo había desgracias y sufrimiento, la felicidad no existía, era algo que resultaba muy fácil de aparentar, pero jamás había tenido la certeza de que fuera algo real, era solo una ilusión, aquella sensación la había experimentado solo con su madre, pero todo había sido un engaño, la felicidad que ella le otorgaba era una vil falacia.

La felicidad se acaba y el sufrimiento perdura. Eso pensaba hasta que conoció a John, el moreno le había cambiado hasta la manera de pensar, su llegada había sido como un rayo de luz entrando por la ventana de una fría mañana.

O al menos así se sentía estando con él, porque al llegar a casa se volvía a hundir en la misma porquería. Desde que quedo a cargo de su padre su vida empeoro por completo, seguramente que vivir eternamente en el infierno hubiera sido mucho mejor.

Se detuvo a pensar en su padre por un momento, ¿qué tanto habría sufrido el hombre para desquitar su ira de tal manera? Mucho peor ¿Qué mal le había hecho el para que la desquitara consigo? Esas preguntas habían persistido en su cabeza por varios años y llego a pensar que jamás les daría respuesta, hasta el día de su muerte.

–¿Vamos? – volvió a repetir el moreno al no haber obtenido respuesta la primera vez. El rubio volteo en su dirección y asintió con una sonrisa apagada. Aquel gesto alimento la preocupación de John, pero decidió no decirle nada más hasta llegar a casa, trataría de tranquilizarlo en el camino para aclarar el tema después.

No contaban con que jamás volverían a ese departamento que tenia a John por dueño, ese al que llamaban casa.

John se levanto con cuidado para no resbalar y se disponía a ayudar al menor a hacer lo mismo, cuando inopinadamente alguien lo empujo haciéndole resbalar hasta unos milímetros del abismo. 

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Aaaaa... por fin compartiran mi odio hacia ese vejete mal parido. 

Se viene otro flashback muajaja 

Oculto bajo un suspiroWhere stories live. Discover now