「✦」Inner Demons!- Tras la Caída

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— Demonio Azirafell — habló sin mucha expresividad, acercándose hasta su escritorio a dejar un par de documentos que traía consigo, contemplándolo tras la mesa, sin intención de tomar asiento. Prefirió limitarse a hacer su trabajo y a no sufrir en sobremanera, ni siquiera estaba seguro de si Aziraphale le recordaría, es decir, después de su caída.— Parece que eres el elegido, o al menos muy apto para entregar al anticristo en el día. Son ordenes de... ¿más abajo?


El rostro de Azirafell se tornó serio e impasible conforme Crowley llegaba al frente de su escritorio. Vestido de negro y sus ojos ocultos bajo aquellas gafas que recordaba vagamente. Fell notó una punzada en su pecho ante los recuerdos que le traía tenerlo frente frente a él. Observó el documento sin demasiado ánimo, y apoyó su codo en el reposabrazo, sujetando así con su mano su cabeza sobre la mejilla y alzó la cabeza.

— Apto, ya... Me da la sensación de que se equivocaron de persona, o ya no confían en su demonio favorito, ¿no, Crowley? —el peligris ladeó la cabeza y bajó la mano, apoyando esta vez ambos en el escritorio para incorporarse.— Estos años te han vuelto un maleducado, ya ni siquiera saludas a los amigos.

Algo se removió en el interior del organismo del de mechones cobrizos, que tragó saliva, con cierto sudor frío deslizándose por su nuca. Crowley dejó escapar un suspiro, sin siquiera saber cómo encarar la situación, sintiendo un nudo formarse en su garganta.

— Estoy más bien oxidado. Yo no doy las órdenes. — La serpiente arrugó su ceño y dejó el resto de aquella documentación sobre la madera de la mesa, queriendo salir de allí lo antes posible. Su voz no escapó con demasiado volumen, aunque flotó en aquel incómodo ambiente. — Eres mi superior, te hablo con respeto. No con confianza.

— Con que ahora eres el recadero... Bueno es saberlo.—apenas había oído hablar de Crowley durante su corta estancia allí abajo. Como quien dice, era un recién llegado, que se había ganado con honores uno de los mejores puestos. Algo que yo no había pedido, se recordó Fell a sí mismo, desde alguna zona perdida de su subconsciente.— Como tu superior, —comenzó a decir Azirafell mientras rodeaba el escritorio y se acercaba lentamente hacia la posición del otro demonio.— te ordeno a que me trates como a un igual, y te expreses como mejor te venga en gana.

Fell buscó su mirada tras aquellos cristales de sus gafas, apoyándose contra el escritorio antes de desviarla y tomar los documentos con un suspiro, ojeandolos por encima. Aquello iba a ser algo tedioso, y lo más seguro es que el otro bando, estaba preparándose, sin lugar a dudas. Era algo que debía de preocuparle al demonio, sin embargo, su mente tan solo trataba de entender, como Crowley podía estar frente a él sin remordimiento alguno en su faz.

Lo que Azirafell no sabía es que el cuerpo del pelirrojo se sentía como si estuviese relleno de ácido, que lo corroía por dentro y provocaba un dolor insoportable en sus entrañas, que se extendía hasta su pecho. Trató de hablar lo menos posible, para evitar el temblor en su voz, aún atrapada en aquel nudo del que parecía no poder deshacerse.

— Entendido. — Crowley susurró, deslizando su vista hacia cualquier otro lugar que no fuera aquel rostro. Aún podía distinguir entre el vello y el ceño fruncido, los rasgos que alguna vez caracterizaron a su ángel, al que tanto amaba y que le había acompañado durante tantos siglos. Sin embargo, no pudo evitar reflexionar aún así sobre lo sucedido aquel fatídico día, en el que había sentido tanto miedo que sus rodillas temblaban más que el mismo suelo, y el universo le arrebataba el aliento, al ver que su mundo se hundía en azufre, con sus brillantes alas blancas.— ¿Algo más?


La serpiente giró su rostro para mirarle de reojo, pálido como la nieve, prefiriendo ocultar sus manos tras su espalda, agarrando una de ellas entre sus dedos, al sentir su temblor.

ღ Ineffable husbands - ONESHOTS ღWhere stories live. Discover now