Cartas de Amor [Love Letters : จดหมายรัก ]

"CAPITULO N°10"

El cliente habitual vive al otro lado del pasillo.

Incluso los fines de semana, Puwanat siempre había trabajado por las tardes sin excepción. Pero este fin de semana, Pannawat le pidió que viniera a altas horas de la madrugada porque alguien del turno de la mañana se había ido. Se despertó soñoliento con la alarma de su teléfono, y por mucho que el niño somnoliento no quisiera levantarse de la cama, sabía que tenía que hacerlo si quería desayunar antes de ir a trabajar. Puwanat se lavó la cara y se cepilló los dientes antes de salir a buscar algo para comer en una tienda cercana. Después de comprar congee de camarones para comer en casa, también se detuvo en una tienda de conveniencia para tomar un refrigerio crujiente. Hoy saldría del trabajo tan pronto como llegara, así que pensó que se abastecería de bocadillos para ver una película o leer las cartas de RK después del trabajo.

Al pensar en ese hombre desconcertante y sus cartas coquetas, Puwanat sonrió. Ver su propio nombre en la última letra lo hizo sentir aún más real; de una manera que no había sentido antes en las cartas, era como si RK le estuviera hablando directamente a él. Y, sin embargo, el otro continuó burlándose de él al firmar solo sus iniciales en la carta. Y así se convirtió en el plan de Puwanat de preguntar su nombre directamente. La séptima carta debía ser entregada al día siguiente de todos modos... ¿por qué no dejar una nota hoy?

La mente de Puwanat divagó sobre el tema hasta que regresó al condominio. El ascensor llegó al piso 12 y el joven salió para irse a casa como siempre. Pero ni siquiera había llegado a su puerta cuando vio a un joven alto, a quien reconoció como el cliente habitual del café, saliendo de la habitación al final del pasillo. Puwanat fue a mostrar una sonrisa como un saludo de vecindad, pero el otro se detuvo en seco y volvió corriendo a la habitación antes de que saliera algo de sus labios, y pensó que el cliente se había olvidado de algo, y salió preocupado a buscarlo y se olvidó de las formalidades.

Pero una vez dentro de su habitación, Puwanat recordó haber visto a ese hombre en el ascensor una vez antes. No es de extrañar que sintiera que lo había visto en alguna parte antes, ¡resulta que eran vecinos después de todo! Puwanat, que suele ser amable y educado con los clientes del café, siempre había encontrado difícil comunicarse con este hombre de aspecto severo. Parecía maduro; Puwanat no tenía ni idea de cómo iniciar una conversación con él. Ahora que sabía que tenían el mismo lugar de residencia, sin mencionar que sus habitaciones estaban en el mismo piso, finalmente tenía algo de qué hablar la próxima vez que atendiera a ese cliente.

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Rashane se quedó jadeando detrás de la puerta después de su escape totalmente suave y nada espeluznante de regreso al interior. Tenía ganas de arrancarse el cabello después del movimiento vergonzoso, pero su cerebro prácticamente se había apagado ante el inesperado encuentro con Puwanat. ¿Su pequeño pancito iba a pensar que era una especie de bicho raro ahora? Cada vez que sus ojos se encontraban se convertía en piedra; su futuro de poder hablar cara a cara no se veía muy bien.

El severo joven dejó escapar un profundo suspiro y levantó su reloj de pulsera para comprobar la hora. Se fue al café a esta hora casi todos los días y nunca se encontró con Puwanat, por lo que no era inusual que lo tomaran desprevenido de esta manera. Se detuvo por otro momento, recuperando su punto de apoyo antes de abrir la puerta lentamente. Solo una vez que estuvo seguro de que la puerta del otro estaba bien cerrada, se apresuró al ascensor.

Una vez que llegó el momento de trabajar, Puwanat no tuvo que verificar el inventario como de costumbre, ya que llegó más tarde en el turno. Por lo general, los fines de semana no estaban demasiado ocupados en comparación con los días de semana, por lo que no había muchos clientes sentados en la tienda; Puwanat vio a Rashane sentado en su mesa habitual en el momento en que se acercó para trabajar en su registro.