Buck y Kath se conocieron en la estacón de bomberos de L.A, donde se hicieron amigos inseparables. Ambos comparten la pasión por salvar vidas, el gusto por la adrenalina y el sentido del humo.
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-¿Marcos?- pregunté, buscándolo con la mirada por el departamento.
Mi turno había acabado hace alrededor de dos horas, las cuales me las pasé dando vueltas para encontrar el valor de tener esta charla.
Al entrar en la cocina, veo a mi pareja con muchos papeles a su alrededor, últimamente había decidido traerse el trabajo de la oficina para no ir todos los días, ya que no se encontraba del todo bien. Cuanto mas me acercaba, más podía notar su aspecto cansado, antes de abrir la boca de nuevo, mi móvil suena con una llamada de mi hermano. Marcos me da una rápida mirada antes de volver a lo suyo. Antes de atender, le dije seriamente.
>>Luego debemos hablar
-¿Para que tienes el móvil si no contestas los mensajes?- fue lo primero que escucho al atender
-Hola Ale, estoy bien gracias por preguntar, ¿Tu como estas?- Hablé con sarcasmo- ¿Para que llamas?
-Si leyeras los mensajes...- volteo dándole la espalda a Marcos. Desde el otro lado de la llamada se escucha la voz de Thomas- Quería saber si puedes cuidar a Thommy la semana que viene, tengo que investigar un caso importante y no voy a estar en casa por un tiempo
-Claro, solo que tendrá que estar conmigo en la estación cuando salga del colegio
-O podrías tomarte la tarde- dijo obvio- ¿Recuerdas como es Thomas? en la estación va a hacer desastres
-Alejandro, cariño, conmigo es un santo- dije riendo- lo que pasa es que le gusta cuando te pones rojo cuando te hace enfadar
-¡Katherina! hablo en serio....
Ale siguió hablando pero un golpe en seco detrás mío hizo que dejara de prestar atención. Al voltear, Marcos estaba tirado en el suelo, alrededor de un montón de papeles.
-¡Marcos!
Sin perder el tiempo, corté la llamada con mi hermano para llamar al 911. Mientras ellos me hablaban y decían que enviaran una ambulancia, yo continue haciéndole RCP ya que había dejado de respirar.
El fuerte golpe de la puerta siendo derribada fue lo que me hizo dar cuanta de que había llegado la ayuda. Por la entrada de la cocina entran dos paramédicos y dos bomberos de la 121, mientras los paramédicos hacen su trabajo y llevan a mí novio a la ambulancia, yo le cuento rápidamente lo sucedido.
>>Muchas gracias, capitán- le agradezco mientras salgo corriendo detrás de los paramédicos.
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Dos semanas, eso es lo que no estuve yendo al trabajo por cuidar de Marcos.
-¿Thomas? ¿Ya agarraste tu mochila?- pregunté colocándome la chaqueta.
