capítulo 22.

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A la mañana siguiente, Seungmin se encontró con su malhumorado padre dirigiéndole miradas molestas a Junho y a Nayeon que, por invitación de Seungmin y Eunchae, estaban quedándose en la casa. El desayuno parecía un campo de guerra con enemigos en cada extremo. Eunchae parecía querer menguar la tensión del ambiente hablando sobre la fiesta de la noche pasada, pero ni eso lograba cambiar el mal semblante de Sungjae.

― ¿Cuánto tiempo se quedarán? ―quiso saber Sungjae, aunque su pregunta salió con la rudeza de una bala impulsada por el fuego de un cañón de guerra.

― Un tiempo..., probablemente regresaremos a China junto con Seungmin.

― Entonces, ¿ahora pretendes quitarme a mi hijo?

Junho enarcó la ceja, curioso, y con la misma dureza de su hijo, respondió:

― No fui yo quien lo envió allí. Además, es decisión de él, no mía.

― Pero algo debiste hacer para que quisiera quedarse.

― Él me permitió ser lo que yo quería, un bailarín, algo que aquí tú no me hubieses permitido.

― Me equivoqué al enviarte ahí ―masculló―. Te has ablandado con los años, papá.

― No recuerdo haber sido tan estricto contigo.

― Conmigo no, pero con mi madre sí.

Nayeon se mordió los labios, nervioso y preocupado. Junho no era un hombre de mucha paciencia cuando de una agresión a su familia se trataba, mucho menos cuando era su propio hijo quien agredía a Nayeon. Por eso se fueron, para que ella no sufriese por los desplantes de Sungjae ni sufriera su crueldad.

― Ella fue demasiado permisiva contigo y yo no estuve de acuerdo con su forma de criarte.

― ¿Y por eso la dejaste?, ¿para poder acostarte con alguien más?

Junho advirtió esa pelea. Era obvio que a su regreso acarrearía fuertes discusiones sobre asuntos sin resolver en el pasado, no por su culpa, claro, era más bien por la negligencia de Sungjae. Incluso Nayeon lo intentó varias veces, en algunas recibió más de los insultos que merecía.

― Papá, no seas grosero con él.

― Tú no sabes lo que esa mujer ha hecho.

― Ese mujer te dio la vida ―masculló de golpe, importándole poco el shock que pudiera sufrir su padre.

― Mi madre no es una prostituta.

― No insultes a Nayeon ―refunfuñó Junho―. Nayeon es tu madre. Soojin no pudo tener hijos y fue su idea contratar un vientre de alquiler... Conocí a Nayeon cuando ella estaba en una situación económica muy inestable. Soojin lo escogió, dijo que era un buena chica.

― Y tu empezaste a acostarte con ella.

― Yo me enamoré de ella cuando estaba embarazada de ti. Tu madre lo supo y me odió por eso, pero no pude hacer mucho. Intenté olvidarme de Nayeon y no lo logré. Incluso después de que tu naciste yo seguía enamorado de ella.

― Ella me vendió ―rugió―. Soy un vulgar producto para él.

― Nayeon nunca aceptó el dinero, pidió a cambio poderte ver periódicamente. Tu madre se opuso, pero yo conseguí que se vieran. No creo que lo recuerdes, eso sucedió cuando tú eras un niño.

― ¿Después sólo quiso olvidarse de mí?

― Quise volver a verte, pero Soojin me lo impidió. Ella me demandó por incumplir un contrato, supuestamente, y estuvieron a punto de enviarme a la cárcel por sus acusaciones. Junho logró que ella retirara la demanda, pero tuve que irme de Corea.

fight for love ✧ knowminWhere stories live. Discover now