5 (2/2)

131 8 1
                                    


Entraron a trompicones en la casa, con diez mil bolsas y faltaban más que les traerían. Estaba cansado y los niños estaban histéricos. Jongin sabía que era el jodido día libre de Kyungsoo, por eso ni siquiera debería pedirle ayuda, pero Jesús. Si Taeoh gritaba una vez más, iba a sacarlo de sus casillas.

―¿Quieres a Taeoh o a Sunhee? ―Preguntó Sungmin, dejando sus bolsas en la mesa de la cocina.

―¿Sunhee? ―Sus necesidades quedarían resueltas con sólo cambiarla, una manta y un biberón.

―Funciona para mí. ―Kyungsoo le dedicó una sonrisa, acarició la mejilla de Sunhee y luego se dirigió a Taeoh― ¿Qué tal un vaso de leche y un baño, Tae?

Jongin tomó un biberón y se dirigió a su dormitorio, con Sunhee gritando todo el camino.

―Silencio, vamos a acurrucarnos juntos.

Le quitó su ropa extra, su bodi sería suficiente. La cambió, intensificándose sus gemidos. Se quitó el suéter, pateó sus zapatos y la colocó sobre su cama, acomodándose en una enorme silla, le metió el biberón en la boca.

Ella se calmó casi de inmediato, sorbiendo como si estuviera muriéndose de hambre, los pequeños párpados comenzaron a cerrarse en cuestión de segundos.

Podía oír a Kyungsoo con Taeoh ahora, la voz del hombre permanecía suave y tranquila, incluso cuando Taeoh tenía un berrinche. Sus párpados se cerraban, también, el agotamiento pesaba sobre sus hombros. El sonido del agua corriendo fue como un telón de fondo a la respiración de Sunhee y el sonido de la mecedora debajo de él.

Taeoh ya no lloraba o se quejaba, la alegría usual por la hora del baño, brillaba por su ausencia. No importaba. Había silencio.
Debió quedarse dormido, porque lo siguiente que supo, era que Taeoh estaba en su silla. Con ganas de un beso de buenas noches.

―Hola. ―Se inclinó, besó a su hijo y lo abrazó con un solo brazo― ¿Quieres un cuento?

El niño asintió.

―Puedo leerle yo, si lo deseas. O puedo acostar a Sunhee mientras haces los honores. ―Kyungsoo le dedicó una cansada sonrisa.

―Yo puedo. Parece que necesitas una siesta, antes de la cena. ―Había encontrado una riquísima carne en la carnicería.

―Debería permitirme eso. Eso, si me avisas para cenar, después de las ocho. ―Kyungsoo tomó a Sunhee en sus brazos, sus calientes manos se deslizaron sobre las suyas.

―De acuerdo. ―Jongin asintió y tomó la mano de Taeoh― '¿Buenas noches, Luna?'

―¡Sí, sí, papi Innie! ―El niño se subió a su regazo y Kyungsoo salió a hurtadillas de la habitación, con Sunhee.

―¿Cómo se supone que voy a leer para ti, contigo en mi regazo y el libro, en tu habitación?

Las pequeñas cejas de Taeoh se movían juntas, mientras lo pensaba seriamente y luego su rostro se iluminó.

―Cárgame.

―Oh, ¿eso quieres? ―Jongin se rió entre dientes, se levantó con cuidado y llevó a Taeoh en dirección a la que había sido la oficina de Taemin.

Taeoh se reía, pasando los brazos alrededor de su cuello. Él lo sostuvo, deseando no por primera vez, que al menos uno de los niños se pareciera a su mamá.

Kyungsoo se cruzó con él en el pasillo, bajando las escaleras.

―Buenas noches, Taeoh.

―¡Bu-buenas noches! ―El niño saludó y sonrió― Ese es Kyungsoo.

―Sí, hijo. Lo sé.

Encontraron el libro y acomodó a Taeoh.

―¿Te irás ahora? ―Taeoh le preguntó, antes de que Jongin pudiera empezar a leer el libro.

―¿Ir a dónde, hijo?

―Lejos. A donde fue mami. ―Grandes y serios ojos lo miraban.

―No. ―No le importaba si debería decir algo como que no lo sabía a ciencia cierta, iba a estar cerca por un largo tiempo. Lucharía contra Dios mismo, para asegurarse que estos niños tuvieran un padre― No, hijo. No lo haré. Me quedaré aquí contigo y con tu hermana.

El niño envolvió esos pequeños bracitos alrededor de su cintura y hundió el rostro en el abdomen de Jongin.

―Me quedaré contigo. Te lo prometo. Estoy aquí. ―Jongin se balanceaba suavemente, con lágrimas deslizándose por sus mejillas. Pobres bebés.

―¿Kyungsoo también se quedará?

―Espero que sí, mucho. ―Kyungsoo era un buen hombre, responsable, y sabía de niños.

―De acuerdo. ―Taeoh se mantuvo tenso unos minutos más y luego se acurrucó sobre él― ¿Libro ahora?

―Sí, Tae. Libro ahora. ―Descansó un brazo alrededor de su hijo, sosteniendo el libro con la otra y empezó a leer.

-----------------

Jongin se dirigió hacia las escaleras, después de terminar la lectura y arropar a Taeoh.

Kyungsoo estaba en la cocina, revisando todas las bolsas y clasificándolas. Parecía que los alimentos ya habían sido guardados.

―Hey, gracias. ―No sabía cómo lo haría sin él, incluso después de sólo unos pocos días.

―No hay problema, todo lo que tenía que estar en la nevera, ya lo está. Sólo estoy organizando el resto de estas cosas. De cualquier forma, no es como si pudiéramos ordenar la ropa de los niños, mientras están dormidos.

―Sí. Sunhee va a necesitar una habitación extra.

Kyungsoo se echó a reír, el hombre se veía bien estando tan feliz.

―Creo que el momento en que eso sea realmente necesario, será cuando se convierta en una adolescente. Mi mamá decía que cada una de mis hermanas necesitaba un ala entera para cada una, pero sobre todo, sus propios baños.

―Esperemos que para entonces las cosas sean diferentes. ―Un día, tendría su propio restaurante.

―Para entonces serás el anticuado papá Jongin y sin duda no me necesitaran más. ―Kyungsoo tenía una sonrisa dulce.

―¿Sólo estás interesado en niños pequeños? ―Jongin no había pensado en eso. ¿Acaso los canguros tenían... Especialidades?

―No del todo. Realmente tengo la esperanza de encontrar una familia, con la que podría comenzar desde cero y ver a los niños hasta el final, si sabes lo que quiero decir. Pero supongo que una vez que los niños alcanzan la adolescencia, no están tan ansiosos de tener canguro.

―No, pero es cuando ellos necesitan más a los adultos. Dios sabe que a mí me pasó.

―Pero ellos no lo saben. ―Sungmin se echó a reír, aun clasificando todas las cosas que habían comprado, en pilas.

Estremeciéndose, Jongin comenzó a ayudarlo y luego se dedicó a preparar la cena. Puso la carne en un adobo simple y creó un aderezo.

―Deberías haber incluido el beneficio de la comida increíble, en el anuncio de canguro. ―Luego Kyungsoo negó― No, espera. No hubiera sido bueno que lo hicieras. No habría obtenido el puesto, en ese caso.

Jongin se rió entre dientes.

―Me encanta cocinar. Quiero decir, en verdad. Es lo que siempre quise hacer. ―Lo supo desde que era un muchacho.

―Eso es genial. Sentía lo mismo, acerca de los niños. Y nunca seré padre, ¿sabes?

―¿No piensas en la adopción? ―Jongin empezó a guardar las especias, organizándolas de forma rápida.

―¿Un hombre soltero, gay? Las probabilidades en mi contra, son muy altas.

―Eres joven. No vas a estar soltero por siempre. ―La idea lo hizo reír. Sungmin era lindo.

―Esperemos que no.

―No lo estarás. ―Él sí lo estaría. Nadie querría a un hombre con dos niños.

Kyungsoo agachó la cabeza, sus mejillas se habían oscurecido un poco.

―Así que, cuéntame cosas sobre ti, para que podamos tener una pequeña charla durante la cena. ―Jongin le guiñó un ojo, haciendo todo lo posible por relajar a Kyungsoo.

―¿Cosas sobre mí? ―Él dejó escapar una risita― Me encanta el béisbol y el baile tap. Lo sé, ve tú a saber por qué, pero me encanta.

―¿Te gusta el tap?

―Sé cómo. Sip. Solía practicar en la universidad. ―Kyungsoo dobló todas las bolsas de plástico y las puso en el contenedor del reciclaje.

―Genial. ¿Echas de menos la universidad?

―No, ahora que estoy trabajando. Lo hice mientras buscaba trabajo, ¿sabes? Me encanta trabajar con niños.

Jongin asintió y sacó un poco de queso del refrigerador. Queso parmesano asado, sería un buen entrante, tal vez con un poco de manzana.

―¿Estás interesado en meter a Taeoh en algún deporte? Ya tiene la edad suficiente. Hay cursos de natación en la YMCA y otras cosas.

Jongin consideró esa posibilidad.

―Haneul odiaba los deportes, pero yo quiero que nade y... Va a ser difícil, teniendo un padre gay. Necesita lugares donde encajar...

―La YMCA ofrece unas actividades estupendas y sería bueno que aprenda a nadar, tienen una piscina en la parte trasera. Me gusta nadar, así que puedo acompañarlo. Voy a tratar de encontrar un momento cuando estás en casa, así puedes cuidar a Sunhee. También Out-Reach cuenta con algunos excelentes programas. Voy a conseguir los horarios de la YMCA y Out-Reach, veré cual se acomoda más a nosotros.

―¿Cómo te gustan los filetes? ―El parmesano estaba en el horno, junto con dos batatas cubiertas con aceite.

―Medio hecho, por favor. Hombre, esta es la mejor parte de vivir con un chef.

Jongin se rió entre dientes, asintiendo.

―Buen chico. Así que, ¿vienes de una familia numerosa? ―Sacó los filetes para calentar las espinacas, los champiñones y las cebollas.

―Sí. Cuatro hermanas mayores y dos menores.

―Jesús. ―Jongin se detuvo, mirándolo fijamente― ¿En serio?

Kyungsoo se rió y asintió.

―Sí. ¿Puedes creerlo? Era el único chico y también el único con el pelo oscuro. Los chistes del lechero eran legendarios.

―Jung Ah y yo somos los únicos. ―Habían estado juntos en hogares de acogida, la mayor parte de sus vidas. Habían pasado por tres casas de acogida, antes de que los señores Kim los recibieran y se quedaran con ellos. Los amaban a ambos.

―¿Sí? Tenía mis días en los que quería ser hijo único, pero no habría sido lo mismo que ser sólo dos. ¿Vosotros sois muy cercanos?

―Sí, bastante. Es mi mejor amiga. ―Jongin sonrió, mientras comenzaba a picar los champiñones. Tenía un montón de buenos amigos, en realidad, y debería estar muy agradecido por eso.

―Eso es genial. La conocí en mi primer día. ―Kyungsoo le dio una sonrisa apenada― Parecía un poco abrumada por los niños.

―No es muy maternal. No, en comparación con Haneul.

―¿Pero, querías tener hijos?

―Amo a los niños, pero se suponía que debía ser su padrino. Haneul quería tener hijos. Los veía dos veces al mes, durante una hora. Llevaba regalos, tomaba una copa de vino con Haneul.

―¿Sí? Entonces, ¿qué te hizo decidir quedarte con ellos, después de que ella murió? ―Kyungsoo frunció el ceño de repente― Si eso no es asunto mío...

―No lo decidí. Es lo que ella pidió. Estaba en su testamento y era su último deseo. Estuve con ella hasta el final. ―Sosteniendo su mano. Su pobre mano, llena de ampollas. Mierda. Nadie debería morir así. En especial Haneul.

Kyungsoo se estremeció.

―Lo siento mucho, Jongin.

―Yo también. ―Él continuó preparando la cena― No me arrepiento de haberme quedado con ellos. Los amo. Yo... Mi vida es muy diferente de lo que era hace un mes. ―Taemin lo había dejado casi de inmediato, y luego estaban los niños en sí y la falta de sueño...

―Puedo apostarlo. Y es un cambio a largo plazo.

―Sí. Y a veces creo que todavía estoy en estado de shock. ―Había momentos en donde nada parecía real, como si fuera un mal sueño y todo lo que tenía que hacer era despertar.

―Vas a estar bien. Lo estás haciendo muy bien con los niños y será más fácil. La mayoría de las personas tienen tiempo para prepararse, tú no lo tuviste. Además, tienes dos de golpe y de diferentes edades. Infiernos, no te he dicho nada que no sepas. ―Kyungsoo tenía una mirada cálida, dulce, amable. Sexy.

―Lo sé. ¿Te gustan las cebollas?

―Sí. No soy muy exigente, a causa de tener que comer 'las clases de cocina' de ocho chicas.

Jongin tomó una cebolla roja, comenzó a calentar la sartén para los filetes. Se escuchó el llanto desde el monitor de bebé.

Kyungsoo se levantó y puso una mano sobre su brazo.

―Espera un minuto, podría calmarse. Es bueno para ella.

―¿Estás seguro? ¿Crees que ella echa de menos a Haneul?

―No. Nunca la va a recordar. Infiernos, Taeoh sólo recordará lo que le cuenten y muestren de ella. Vas a amarlos y van a estar bien. Los niños son resistentes. Mucho más de lo que la gente suele pensar.

Sunhee dejó de quejarse casi de inmediato, su llanto se convirtió en pequeños balbuceos.

―¿Ves? ―Kyungsoo sonrió. Estando tan cerca, Jongin podía olerlo.

'Para ya'. Kyungsoo estaba fuera de los límites. Fuera.

―Sí. Sí, lo sé. ¿Me pasas la mantequilla?

Kyungsoo se estiró para alcanzarla, la camiseta se levantó, exponiendo una parte de piel. Jongin miró hacia otro lado, diciéndose a sí mismo que se enfriara de una puta vez. Kyungsoo le entregó la mantequilla, casi la dejó caer cuando sus dedos se rozaron.

―Oh, lo siento.

―No hay problema. ―'Oh, hombre. Para ya'.

Kyungsoo lo miró, parpadeando un poco, luego retrocedió un par de pasos y le dio una sonrisa.

―Así que... ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

―No lo sé. ―Las palabras eran la absoluta verdad.

Kyungsoo no se mostró sorprendido por su respuesta.

―Bueno, me gustaría sugerir. Mientras Sunhee está durmiendo durante la noche, podrías encontrar algo como ver películas o leer libros, cosas que un padre privado de sueño puede disfrutar. Casualmente me gusta ver películas en el sofá, con palomitas.

―Con mi horario, terminaría viendo películas de Kung fu. Taemin era un fiestero. Solía recogerme del restaurante y nos quedábamos fuera hasta el amanecer. La vida es diferente ahora. ―No peor, sólo diferente.

―Escuché lo que pasó con él. Y lo siento, pero ese tipo de cosas es mejor saberlas desde el principio, antes de que te acostumbres a la ayuda, ¿verdad? ―La mirada de Kyungsoo era comprensiva. Y sus ojos eran lindos.

―Sí. Si hubiese sido un poco...

―Oh, no creo eso. Eres un buen partido, apuesto, un chef, con solvencia económica. Y obviamente le gustaba salir contigo.

―Amaba su vida. Todavía lo hace, por lo que puedo ver. Simplemente no está interesado en los niños o en los hombres que los crían. Quería divertirse. ―¿Rencoroso? ¿Él? No...

―Suena como si fuera bastante superficial.

Jongin se encogió de hombros.

―Es hermoso, salvaje. Sabe lo que quiere y eso es su libertad.

―Siento como si debiera decir algo, pero todo me suena muy trillado.

Eso hizo reír a Jongin.

―¿Sabes qué? Tienes razón. No hay nada bueno que decir. Sólo apesta.

―Sí, así que es mejor centrarse en las cosas que no lo hacen. Si te fijas, hay un montón de eso.

Jongin asintió, colocando la carne sobre la parrilla y la cebolla en la sartén caliente, con mantequilla.

―Oh, maldición. Huele eso.

Kyungsoo abrió el refrigerador y miró dentro.

―¿Qué quieres tomar?

―Beberé agua con gas, por favor.

―Suena bien. ―Kyungsoo tomó una de las grandes botellas azules del refrigerador y la puso sobre la mesa.

Poco después, ambos estaban sentados juntos. Los platos servidos, la música encendida, todo era muy sencillo.

―Esto está muy, muy bueno, Jongin.

―Espero que sí. He estado trabajando en ello desde hace mucho tiempo.

Kyungsoo se rió entre dientes.

―Lo haces sonar como si tuvieras sesenta.

―Estoy cerca. ―Ni siquiera cerca. Ni siquiera.

Kyungsoo se reía de eso.

―No lo estás.

―Anciano. ―Intentó no sonreír.

―Entonces, será mejor que me digas tu secreto, porque te ves muy bien.

Se rieron juntos y eso se sentía sorprendentemente bien, relajarse y simplemente disfrutar de una comida.

Después de comer, Kyungsoo lavó los platos y lo envió a la sala de estar, para que buscara una película que pudieran ver. Cogió 'Los Productores' pero volvió a ponerla en su lugar. Eso era estereotipado. '¿Matrix?' Demasiado ruidoso. Ah, 'El Guerrero Número Trece' era inofensiva y agradable de ver.

Kyungsoo entró lentamente, sosteniendo otra botella de agua con gas y un par de vasos.

―¿Escogiste algo que podamos ver?

―¿El guerrero número trece?

―Oh, sí. Antonio Banderas muestra un lindo trasero en esa. ―Los ojos de Kyungsoo se desviaron por un segundo y se mordió los labios.

Se miraron el uno al otro, muriéndose de risa, ambos reían como locos. Pusieron la película y ambos se sentaron en el sofá cómodamente, juntos.

―Gracias. Es agradable sólo sentarse.

―Lo es, ¿no? Sólo relájate un poco. Y ni siquiera voy a preguntar por las palomitas de maíz gourmet. ―Los ojos de Sungmin brillaban hacia él.

―Oh, tan sólo espera, sacaré el curry.

―Maldición, yo estaba pensando en algo como caramelo...

―Maíz acaramelado, con nueces de la India. Mmm.

―Ah, eso sí que es un sabor que estoy dispuesto a probar. ―Kyungsoo le sonrió.

―Tal vez mañana. ―Jongin estaba demasiado a gusto como para moverse.

―Te recordaré eso. ―Kyungsoo se estiró y comenzó a ver la película con una sonrisa. Sus piernas estaban cruzadas, una sobre otra.

Fue mejor de lo que había temido, menos incómodo. Extraño. La película fue entretenida, Kyungsoo hizo comentarios que lo hicieron reír. Pensaba que el amiguito rubio de Antonio Banderas era completamente comestible.

Kyungsoo comenzó a estirarse cuando la película terminó.

―Hombre, me encanta esta película. Gracias.

―A mí también. Te irás a la cama o ¿deseas ver una más?

―Fue una agradable noche de adultos. No diría que no a otra película.

La sonrisa de Kyungsoo era cálida, amable. Tal vez un poco sexy.

―Tú escogerás esta. ―De esa forma podía observarlo.

―Tenemos un trato. ―Kyungsoo se acercó a la estantería de los DVD's, tomándose su tiempo para ver a través de ellos. Jongin se relajó, se permitió admirarlo sin que nadie se diese cuenta.

―¡Tienes 'Grease'! ―Sungmin se reía mientras sacaba la película― Esta es la única película de las que mis hermanas veían una y otra vez, que realmente me gustaba.

―Summer Lovin... ―Cantó Jongin, a modo de broma.

―Had me so fu-un. ―Kyungsoo se echó a reír― Creo que puedo recitar esta película palabra por palabra.

―Bueno, ponla, la cantaremos.

Kyungsoo se rió y cambió las películas, antes de volver a sentarse junto a él.

Loco. Absolutamente loco. Estaba sentado y cantando 'Hopelessly Devoted to You' con su niñero, mientras sus hijos dormían. La vida era extraña.

Kyungsoo, realmente, se levantó e hizo el baile de 'We Go Together' al final de la película, riéndose como un loco.

Jongin aplaudió, lanzándole una almohada al idiota, ambos se sujetaban la barriga de tanto reír. No fue sino, hasta que una pequeña mano agarró su camisa y tiró de esta, que miró hacia abajo.

―¿Qué haces fuera de la cama, Taeoh?

―Los escuché.

―Ups. Lo siento, Taeoh. Estábamos cantando al ritmo de la música. ―Kyungsoo se inclinó frente a Taeoh, con una sonrisa― No teníamos la intención de despertarte.

El niño abrazó a Kyungsoo.

―¿Yo canto?

Jongin se rió entre dientes.

―No creo que estas canciones sean para ti, amigo.

―Podríamos cantar "Estrellita, dónde estás." ―Kyungsoo se sentó de nuevo, poniendo a Taeoh entre ellos.

―¡La canción de la estrellita! ―Taeoh aplaudió, apoyándose en él y Jongin cogió una manta, arropando a su hijo con ella.

Kyungsoo los dirigía mientras cantaban, la pequeña voz de Taeoh era muy entusiasta. Amaba el feliz sonido, cuando el niño se acurrucó junto a él, con sus dedos sujetando los suyos. Repitieron la canción dos veces más, antes de que los párpados de Taeoh empezaran a ceder. Jongin tarareaba suavemente, haciendo señas hacia Kyungsoo para que apagara las luces. Éste siguió cantando, su voz era cada vez más y más suave, hasta que los ojos del niño se cerraron por última vez.

―Gracias.

Kyungsoo le sonrió y musitó en respuesta:

―Yo lo llevo arriba.

Jongin asintió, entregándole a Taeoh y empezó a limpiar los restos de la merienda. Kyungsoo desapareció, con el suave sonido de su canto tras él. Por primera vez en casi un mes, sentía que podía hacer esto.

La casa no sólo estaba tranquila, era pacífica. Tenía ayuda, había conseguido dormir un poco. Sí. Tal vez podría hacer esto.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Dec 21, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

"Papá, papá & yo" [KaiSoo/Adap]Where stories live. Discover now