Uno

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El día azul era el día en la vida de Kim Taehyung que más había esperado y a la vez temido.

Ese era el día que sería entregado a la criatura oscura y empezaría aquello para lo que había nacido, cumpliría su destino y salvaría a su aquelarre y las generaciones de su linaje que estaban por venir y ni mencionar que obtendría la venganza que sus ancestras tanto habían deseado.

Cada año se escogía un tributo el cual usualmente se enviaba a algún al castillo para poder saciar el hambre de la bestia que habitaba en aquella cumbre, no se volvía a saber de esa persona ya que la criatura era tan brutal con sus víctimas que no quedaban restos de ellos, a excepción del primero que la criatura había reclamado como suyo, el cual había sido drenado y aventado al bosque como un costal vacío.

Sabía todo lo que su madre había considerado pertinente para poder darle una muerte a esa cosa siniestra, ya que ni siquiera lo podría considerar como un hombre.

-Pareces nervioso- Su mejor amigo y tal vez el único llamó su atención mientras terminaba de acomodar el cordón de sus vestiduras.

- ¿Tu no lo estarías? - había intentado que su tono fuera juguetón sin éxito - ¿Mi madre te pidió que vinieras a interrogarme Jimin? Esa no es una pregunta propia de ti.

Su rostro se contrajo por un segundo y eso fue todo lo que Tae necesito para saber que era así.

-Confía en mi menos de lo que esperaba, no estoy sorprendido-.

-Te ves muy bien- dijo ignorando su intento de reclamo.

-Claro, sutil-.

Su madre se había encargado de que usara ropa de lo más revelador posible, prácticamente lo vistieron para ser un bocadillo. Como si lo necesitara.

-Sabes que si pudiera evitar de alguna manera que te fueras lo haría, ¿verdad? - la voz de su amigo ablandó un poco la irá que sentía.

-Me iré, mataré a esa bestia y regresaré los poderes al aquelarre. Será casi como unas vacaciones - está vez el tono de Tae sonó más tranquilo y casi pudo creer sus palabras.

-No quiero poderes, quiero a mi mejor amigo a salvo-.

- Suenas como si creyeras que no voy a volver-.

El silencio que siguió le dijo a Tae lo que ya sabía, Jimin pensaba que no volvería que a pesar de pasar 19 años entrenado justo para este momento en su vida él no lo lograría y moriría en garras de la criatura. No lo culpaba en absoluto, a veces el mismo dudaba de si él era el indicado.

-Ya se está ocultando el sol, deberíamos bajar- su amigo era bueno en ver cuando sus pensamientos se salían de control y siempre sabia traerlo a la realidad, iba a extrañar eso del dulce Jimin.

Revisó por última vez su habitación sin mucho sentimentalismo solo por la inercia de abandonar el lugar en el que creció, sentía culpa por no experimentar añoranza a este lugar.

Durante su repaso desde ventana vislumbro el enorme castillo a la distancia el cual había observado incontables veces a lo largo de los años, como si eso pudiera develar las cosas que iba a vivir ahí, como si pudiera ser un oráculo que le revelara su futuro.

Siguió a Jimin en silencio hasta llegar con su madre que los esperaba con un rostro sereno.

-¿Estás listo Taehyung?- fue lo único que dijo Beira en cuanto los jóvenes se acercaron, el mencionado solo asintió solemne -Recuerda todo lo que te eh enseñado hijo mío, ahí adentro estarás tu solo contra esa criatura y tendrás que utilizar más que tú don para poder vencer-.

-Lo sé madre- dijo casi en un siseo.

-Esta es una bendición que se te ha otorgado solo a ti, por favor no la desperdicies-.

-Lo has repetido desde el día de mi nacimiento, no me será fácil olvidarlo- agachó ligeramente la cabeza.

-Antes de que lo olvide, esto servirá para comunicarte- le entrego en las manos una esfera de cristal ligeramente más grande que su propia mano -No la podrás usar demasiado, pero de ser necesario...-

-Lo sé- de nuevo corto Taehyung sin querer hacer un show de la despedida con su progenitora.

Salió de la casa y solo fue seguido por su amigo lo cual calmó los nervios que sentía cada vez que estaba en presencia de su madre.

-volveré Jimin- prometió sin mucho ánimo.

-Recuerda que una vez que cumplas tu destino serás libre, nos iremos- su voz sonaba casi rota lo que hizo doler el corazón a Tae.

-Matare a esa abominación y luego nos iremos de Nightbrook para siempre- envolvió en sus brazos a Jimin y este solo se dejó acunar.

Subió a su caballo y lo echó a andar. Sin devolver la mirada tenía la certeza de que su amigo lo observaba perderse en el horizonte, pero sabía que mientras más pensara en eso más difícil sería su tarea de marcharse por lo que apuro al caballo y entro en el camino al castillo.

El susurro escarlataWo Geschichten leben. Entdecke jetzt