Capítulo 8

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Busan, Corea del Sur.

Momento de volver.

Momento de regresar.

Momento donde los recuerdos del pasado atormentan tu mente y no te dejan pensar con claridad.

Así se encontraba Rosé, justo ahora, afuera de esa pequeña pero linda casa; se sentía con ganas de llorar, de gritar e incluso de golpear algo.

Quería liberar todo su enojo guardado hacia las personas que se encontraban dentro de aquella vivienda.

- ¿Estás bien?- preguntó Momo.

Su prima había accedido inmediatamente cuando le pidió que la acompañara a Busan para arreglar este pequeño problema con los señores Park.

- Si tranquila, por favor espérame aquí- respondió la rubia y antes de que Momo le dijera algo más, bajó del auto.

Antes de tocar la puerta, trató de respirar y calmarse.

- Buenos días hija- saludó con una sonrisa la señora Park Hae-Won.

Rosé se paralizó un poco al verla, seguía igual que cuando ella y Jimin la vieron por última vez.

Hace 10 años ya...

Su cabello de un color pelirrojo natural, unos ojos café claro pequeños, unos labios idénticos a los de Rosé y una nariz pequeña y delgada.

Igual a  Jimin.

De niña, su abuela le decía que Jimin, la señora Park y ella eran muy parecidos.

Le daba asco pensar en su parecido con esta mujer.

- ¿Puedo pasar?- respondió en cambio la rubia sin saludar.

La mujer se hizo a un lado dejando pasar a su hija mayor.

Cuando Rosé entró, sintió frío.

Ese frío, cuando tienes miedo.

Es frío de un hogar sin emoción ni amor.

Ver esa casa le traía buenos recuerdos, pero los malos superaban cualquier cosa.

Ambas mujeres se dirigieron al comedor, ahí se encontraba sentado el señor Park Yejun.

Estaba exactamente como la rubia lo recordaba. Una mirada fuerte que te hacía temblar, su semblante serio te hacía creer que estaba molesto, su cabello negro brillante con algunas canas asomándose apenas.

- Hola- saludó aquel hombre, sin embargo Rosé no respondió. Simplemente de su bolso sacó el sobre con el dinero y lo dejó delicadamente sobre la mesa.

- Ahí está lo que me pidieron, si no hay más que decir; me retiro.

- Hija espera- la señora Hae-Won le tomó del brazo, ante esto la rubia se soltó del agarre y dió unos pasos hacia atrás-. Lo siento... solo quédate un momento, te traeré un café.

Sin más la mujer se fue a la cocina. Rosé se sentó en una de las sillas y miró a su alrededor. Todo estaba igual como el día en el que dejaron la casa.

- Aquí está tu café y estas son galletas que yo misma preparo, son de nuez- mencionó la mujer una vez volvió con  una bebida para todos.

Rosé asintió. En la habitación donde estaba el comedor había unas puertas corredizas que daban al jardín trasero.

- ¿Dónde está el huerto de la abuela?

- Bueno... ni a tu madre ni a mi se nos daba eso de la jardinería, decidimos quitarlo- respondió el señor Yejun  tomando una galleta.

Who Loves Jimin? | YOONMINDove le storie prendono vita. Scoprilo ora