Capítulo III

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El clima en Japón era, al contrario que en Estados Unidos, casi helado. Tanto es así que, en el momento en que descendieron del avión, Tetsuya y Midorima se dieron cuenta de que había estado nevando al menos desde los últimos dos días. El hombre más alto ajustó así el cuello de su chaqueta contra su pecho y suspiró, volteándose hacia su amigo, quien ya se había puesto la bufanda, ajustándosela de la misma manera alrededor de su cuello, cubriendo parte de su rostro. El base miró primero al escolta y luego hacia el frente, sonriendo al darse cuenta de que alguien -mejor dicho, tres personas- ya los esperaba en el pasillo principal.

—Dime que Momoi-san no les dijo que llegaríamos hoy, Midorima-kun...

—Por difícil que sea creer eso, Kuroko, no. De hecho, fue su propio ex-capitán quien llamó a Aida-san para decirle que nos recibiría. La verdad es que me sorprende ver a Kise aquí... El Milan ha llegado a la fase final de la liga italiana...

Decidieron ignorar eso, al menos por el momento y, en cambio, caminaron hacia los tres hombres que los esperaban. Sin embargo, el hombre más alto y con gafas se detuvo de repente y, excusándose con Tetsuya, anunció que se uniría a ellos en un momento, admitiendo haber olvidado algo. O, mejor dicho, a alguien. El base de ojos cian asintió sin preguntarle a su amigo de quién estaba hablando. Aomine y Momoi también habían decidido regresar a Japón, luego de que el pívot de ojos índigo considerara mejor que vieran el resto de partidos finales de la NBA por televisión. Es decir, las definiciones de ambas conferencias y el juego del campeonato entre los ganadores de ambas conferencias. Este último se decidiría al mejor de siete partidos, jugando el equipo con la mejor puntuación de los dos no sólo cuatro partidos en casa, sino que uno de ellos seria el séptimo y último. Si se llegara a tal instancia, por supuesto.

—Permítanme...

Dijo Shintaro cuando llegó junto a la pareja y mientras tomaba una de las maletas más pesadas de la mujer, ganándose una mirada en parte acusatoria de ella. Un gesto silencioso de protesta fue la respuesta inmediata de parte de Momoi, a lo que el de ojos verdes replico, casi de manera acusatoria:

—Hazme, hazte y hazle un favor a esa niña y no me vengas con esa estupidez ahora, Satsuki...

Un denso e incomodo silencio siguió a esas palabras y el escolta rápidamente se dio cuenta no solo del motivo, sino también de la ceja visiblemente arqueada en el rostro del ex-manager de Teiko. Por un lado, nunca la hubiera llamado a ella, ni a Riko ahora, por su nombre de pila. Era simplemente un hábito del que no podía deshacerse sin importar cuánto lo intentara. Por otro lado, imaginó que Momoi se estaría preguntando cómo supo que estaba esperando una niña. La verdad era que, extrañamente, en este caso había sido el usualmente reservado Tetsuya quien no pudo guardar el secreto por más tiempo. Su esposa ya se había enterado tras el partido de Atlanta contra Cleveland. En ese momento, Midorima no pudo evitar preguntarse si Alexandra también lo sabría, considerando lo cercanas que se habían vuelto las tres mujeres en los últimos años. Más precisamente, desde que la rubia decidiera unirse a la selección japonesa como asistente y asesora ocasional.

Sacudiendo ese pensamiento de su mente, Midorima anunció que había dejado atrás a Kuroko, Hyuga, Takao y, precisamente, a Kise, ganándose una nueva exclamación de asombro. Esta vez, de parte de Aomine. Una vez más al darse cuenta de la razón, el escolta admitió que estaba igualmente sorprendido, considerando que el equipo italiano del rubio se encontraba actualmente en las etapas definitorias de su liga. Exactamente como la NBA y la Liga española. Aomine arqueó una ceja, advirtiendo tanto a Tetsuya como a Midorima sobre el posible cuestionario -o, mejor dicho, interrogatorio- al que los sometería Ryota respecto de su ausencia en su propio equipo.

—Sé muy bien cómo tratar con un Géminis en 'uno de esos días'. Sin embargo, tengo la impresión de que serás tú quien tenga un mal día para tratar con él. Tú y Momoi... Solo para que lo sepas; Tierra y Aire, pero sobre todo Virgo y Géminis forman una combinación casi... dantesca...

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