❍ Parte Uno: Encerrados ❍

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❍ Aprovechando el momento

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Aprovechando el momento...

  Han transcurrido exactamente cuarenta y cinco minutos desde que estoy en la situación más insólita e irónica con mi jefe, la persona más insufrible y gruñona que conozco

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  Han transcurrido exactamente cuarenta y cinco minutos desde que estoy en la situación más insólita e irónica con mi jefe, la persona más insufrible y gruñona que conozco. ¡Y vaya que conozco a muchísimas personas!

—Bueno —rompo el silencio, por tercera vez—, podemos estar agradecidos de que al menos hay electricidad y no estamos a oscuras, asándonos.

Sus ojos en este instante son dignos de catalogarse como armas mortales, tengo suerte de que las miradas no maten, sino lo que ahora yacería aquí, en el ascensor del edificio, sería mi cuerpo sin vida.

Sé que debería mantener la jeta cerrada, pero es que la cosa es que desde que sé hablar, no puedo detenerme. Y menos cuando estoy nervioso.

—¡Vaya forma de pasar un fin de semana! ¿no? —comento evitando el contacto visual.

—Giovanny —me llama y juro que un timbrazo me recorre la espina dorsal, haciendo que me enderece. El hecho que pronuncie mi nombre es tan inusual, siempre ha sido «Ey, tú» o «Empleado Sonrisitas» con su tono sarcástico. Sonrío y lo miro—. ¿No puedes mantener tus labios juntos por un segundo?

Pego mis labios de forma exagerada y hago el simulacro que un cierre mágico los termina de sellar. Él suspira, desata un poco su corbata y desabrocha un botón de su camisa. Pese a que el ascensor cuenta con una pequeña ventanilla de aire acondicionado, el vapor está empezando a acumularse. Para nuestra suerte, creo que seremos capaces de sobrevivir hasta mañana.

O al menos esa es la esperanza. Que Marco recuerde que mañana debe venir a recibir la nueva orden de granos de café y le parezca extraño que la entrada de la cafetería esté sin cerrar y se le ocurra ver que el ascensor ha quedado atascado entre el piso uno y dos.

—Espero que no se quede dormido —murmuro para mí mismo.

Mi superior gruñe un poco y recuerdo que debía mantenerme calladito. Le dedico una sonrisa a su ceño fruncido y estiro mis piernas chocando con su costado.

Mi jefe siempre está gruñón [Completa] | #PGP2024Where stories live. Discover now