oh, darling ; quackity x spreen

17.

Quackity ya había vendido toda la carne a las personas de las islas, especialmente a la naranja. Aunque, carteles de "desaparecido" empezaban a fugarse por las calles.

Quackity no sentía ningún remordimiento tras haber hecho tal acto tan despiadado, hace ya un mes conocía a Spreen y no sabría especificar como él se tomó esta situación.

Pues, aún tenía su cita, y ahora estaba camino a ella.

Su ropa ancha que hacía destacar su cara, que tenía una cicatriz que deslumbraba.

Quackity — Tsk… Voy tarde. —Dijo con voz algo ronca, sus bolsillos iban casi forrados de dinero y caminaba jorobado.

La personalidad de Quackity había cambiado tras haber hecho el acto morboso y bizarro, se acuerda a cuando aún vivía en Las nevadas.

Él aún recuerda sus manos empapadas de sangre, la carne desgarrándose de las extremidades y aún poder ver la cara del asesinado.

Realmente le gustó.

— Spreen

Estaba en el bar, lleno de borrachos que gritaban para allá y para acá, me estresaba el ruido, quería acabar con todos.

El bar también tenía zonas para… "Adultos" por así decirlo. Podías pagar una gran cantidad de dinero para pasar una noche con la persona más bella y sexy que te puedas imaginar.

"Habían vacantes para prostituirse" fue mi idea fugaz. Negué con la cabeza, ¿yo haciendo tal acto? ni en mis sueños.

Pedí un ron, el más fuerte que había, y me lo tomé sin pensar en las consecuencias.

El rato pasó, y la puerta se abrió.

Ahí estaba, el niño más lindo que había conocido, Quackity.

Me levanté y me le acerqué.

Spreen — ¡Hola, Quacks! ¿Cómo te ha ido?

Quackity — Hola, Spreen. Gracias por esperarme, me demoré un poco en ducharme. —Miró sonriente.

Spreen — Y bueno, no te preocupes, llegué hace poco aquí igual.

Quackity — Bueno. ¿Quieres tomar algo? No sé, tal vez un vino o whisky.

Spreen — Me tomé un ron recién, pero preferiría un whisky. —Asentí con la cabeza.

— Narrador.

Trago tras trago, más incoherencias hablaban, el ruido a su alrededor no era nada a comparación del principio, no habían tomado límites y no había nadie para que los detuviera.

Ambos tan borrachos decidieron ir a la casa de Quackity, pues era la más decente hasta ahora.

Quackity cansado, quería dormir, sus ojos pesaban y ya no daba más.

Spreen, por otro lado, quería hacerlo con el pato, quería dominarlo y que fuera de él.

Sólo se negaba, no quería hacerlo con Spreen, quería dormir durante días.

Spreen — Quackity… No hagas las cosas difíciles… —Dijo algo enojado, su voz estaba muy ronca.

Quackity — Mhm… Basta Spreen, quiero dormir. Tengo sueño, por favor.

Spreen se enojó aún más, cansado de la actitud de el más bajo, le pegó un puñetazo en el estómago, haciendo que el otro tosa y desinflandolo.

El pato quedó totalmente en estado de shock. ¿Qué mierda el oso? Esa actitud nunca la había tenido.

Quackity se paró de la cama y enfrentó a Spreen, mirando con los ojos rojos debido al alcohol y sustancias.

Quackity — ¿Así que te atreves a pegarme? ¿Después de todo lo pasado?

Spreen se paró también y se acercó al pato, mirándolo desafiante, obviamente con la cara agachada debido a que era más alto que el pato.

Spreen — Sí. ¿Algún problema?

Quackity — Pues sí, fuera de mi casa, no te quiero ver más.

En ese momento Spreen colapsó y decidido levantó el puño para golpear a Quackity, este lo esquivó pero lo que el pato no tenía previsto era que Spreen había tirado una patada.

Spreen — Estúpido.

Amordazó al pato dejándolo inmovilizado, y abusó de él, todo bajo los efectos del alcohol.

El menor se retorcía, forcejeando.

Ya después, cuando el sol empezaba a aparecer, Spreen se cansó y se fue, dejando a Quackity a la intemperie y solo.

— Time skip, dos días.

Carrera — Em… Hola Spreen, ¿qué te está sucediendo últimamente? te noto algo raro.

Spreen se sobresaltó. No esperaba esa pregunta, no sabía que responder y estaba nervioso.

Spreen — Em… Pues… N-nada, solo estrés del trabajo…

Carrera dudaba de él, sospechaba bastante pero decidió creerle.

Carrera — Mhm… Bueno. Ah, por cierto, ¿has visto a ese niño con alas doradas? hace mucho no lo veo por acá.

A Spreen le faltaba el aire para hablar, así que sólo negó con la cabeza.

Al castaño no le gustó mucho su respuesta, dudaba que él tenía algo que ver.

Carrera — Mhm… Bueno, nos vemos, chau.

Spreen — Adiós… —Se despidió con la mano, apenas.

Spreen estaba a punto que le diera un infarto, se había puesto pálido y apenas podía mantenerse de pie.

Se fue a su oficina, casi gateando, le faltaba el aire y solo podía pensar en el cuerpo solitario y pálido de Quackity.

Se sentó en su silla con náuseas, agarrando el bote de basura y depositando todo, hasta lo que no tenía. Entre más vomitaba, más asco le daba, su garganta ardía y el vómito le salía hasta por la nariz.

Toc toc toc.

Spreen — E-espere… Por favor…

Se limpió, y escondió el bote, estaba amarillento pálido y sus ojeras destacaban.

Abrió la puerta.

Nadie, no había nadie.

Spreen — Esta g-gente y sus bromas. Le diré a Mariana.

Al segundo de haber cerrado la puerta, tocaron de nuevo y rápidamente el oso abrió.

Vacío.

Nada ni nadie, estaba completamente solo.

Lloró, agobiado por los desesperados golpes en la puerta que parecían irreales, pero eran más reales que él.

No, no estaba arrepentido de lo que le había hecho a Quackity, sabía que estaba mal, sí, pero algo dentro de él le decía que siguiera haciendo tal morbosidad.

Sus pensamientos lo estaban carcomiendo vivo.

Aún se acuerda de los forcejeos y lágrimas de Quackity, sus llantos de agonía y la sangre fluyendo.

Su cuerpo frío, lleno de su propia sangre y lágrimas, su cuerpo bello ahora no era nada más que huesos.

Y, sus ojos, que antes brillaban y reflejaban alegría, ahora no son nada más que dolor, sin brillo y llenos de lágrimas.

Frío era lo que sentía en ese lugar, no tenía fuerzas para moverse y apenas podía guardar el calor.

Era como si estuviera muerto en vida.

hoñaaaaaaa voolvi

tanto tiempo

me habia dado flojera seguir pero volvi a wattpad

espero les haya gustado el cap, los quiero, besitos, muak muak <3

Atte: maxi irresponsable 🦦