"-Me vas a esperar?.
-Todo el tiempo que sea necesario."
Otro Spiderman ¡que sorpresa!.
Ninguna de las imágenes y dibujos que hay en la historia son de mi propiedad, todo el crédito a sus respectivos autores.
Únicamente me pertenece el personaje pri...
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— Carnal, y si te apuras?
— No es mi culpa que no quieras proteger tu identidad.
Nos habíamos colado a las escaleras de incendio de un edificio solo a esperar a que hobie se pusiera su traje y yo solo tuve que cambiar mi ropa de encima.
—No no no, yo soy práctico y tengo mi traje ya listo – me quejé algo cansado de tener mi vista fija en el cielo pues no quería mirar a Hobie cambiándose por error. Aún intento convencerme de que no es lo quiero.
—Tengo estilo con y sin traje, pero como esperas que impresione a tus amigos con un disfraz de super héroe?
—Tu no tienes porque impresionar a nadie y de todas formas nadie te conoce aquí.
—No te quejes, vamonos ya– de un momento a otro, me tomó de la mano y me levantó.
Hobie me jaló hasta la cima del edificio para poder observar a nuestro objetivo ya que no se había escuchado ni visto nada durante un rato y eso era preocupante.
No duramos mucho observando, pues a los pocos minutos vimos algunos carros volar, o mejor dicho, ser arrojados por una persona en un puente completamente lleno de gente. Guadalajara es concurrida pero a nadie le molestaria llegar tarde a la casa si se trata de un villano.
—Don Octavio – susurré al reconocer los tentáculos metálicos de mi viejo amigo.
— Lo conoces?– cuestionó Hobie
— Claro que lo conozco – esta vez, yo lo jalé del brazo para ir hacia el doctor.
—Maestro de mi hermano, estaba obsesionado con la vida marina y los pulpos. Y parecía que también con mi hermano porque no lo dejaba en paz – expliqué mientras nos balanceabamos entre los edificios.
En cuanto el señor Octavio nos tuvo a la vista, me lanzó un auto que pude esquivar y que tampoco se podia dejar caer solo así porque aplastaria unas cuantas personas. No me quedó más remedio que dejarlo flotando amarrado con telarañas a los lados del puente. Luego lo bajo, lo juro.
Suerte que no había más personas en los carros, pues todas los habían abandonado, pero si quedaban personas en el puente porque los autos bloqueaban algunas salidas
— Lleva a la gente a un lugar seguro – le dije a Hobie cuando se acercó a mí y este asintió para luego correr hacia abajo
— Yo me hago cargodel pulpo pendejo– dije a la nada cuando Hobie ya se había ido.
