Capítulo 48

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Hidan se despertó con un gran mareo y dolor de cabeza insoportable, tardo unos pocos segundos en notar en donde se encontraba, estaba.... ¿tirado en el piso? Quiso levantarse pero no podía mover ni sus piernas ni sus brazos, trato de hablar pero tenía un trapo alrededor de su cabeza que apretaba su boca.

---*¿En dónde carajos estoy?*---Pensó mientras que con algo de dificultad lograba sentarse y recargar su espalda en la pared---¡mmm!---

No se escuchaba nada, solo su eco por dicho grito que había soltado, sus manos estaban atadas atrás de su espalda, por lo cual no podía ver donde agarrar para librarse de ese amarre. Vio sus rodillas que igual estaban amarradas con demasiada fuerza, hasta podría jurar que en todo el tiempo en que estuvo inconsciente hasta ahora ya debería tener todo marcado.

---Ya despierto el niño---Se escucho una voz entre la oscuridad---

El albino se puso en alerta, no sabía quien era esa persona, aunque la voz se le hacía algo conocida, miro por todos lados tratando de encontrar la persona que lo tenía en esa condición, pero no vio nada, solo oscuridad.

Sin siquiera esperarlo las luces se prendieron de golpe, haciendo que por un instante Hidan se quedará ciego solo por un segundo, sentía como sus ojos le dolían y maldecia por tener las manos amarradas, no podía tallarlos a pesar del ardor que sentía.

---¡Mm!---Se quejo con molestia apretando con fuerza sus ojos---*¡Maldito hijo de puta! ¡Cobarde! ¡Cuando me libre de esto verás el sufrimiento que te espera!*---

Quiso soltar todo lo que había pensado en un gran grito, pero aquel mugroso trapo que tenía no se lo permitía, espero unos segundos a que sus ojos se acostumbraran a la luz y al ya conseguirlo por fin pudo verlo, ¡era él! ¡era Ziro! De eso no tenía duda.

Empezó a forcejear con violencia y trataba con toda la ira que sentía poder levantarse y darle una fuerte bofetada, pero en como se encontraba no podía hacerlo. En cambio solo termino consiguiendo una patada en su estomago, que lo hizo sacar todo el aire que tenía.

---A... mm...---El menor necesitaba respirar aire fresco rápidamente, pero no podía tomar mucho con la nariz, lo necesitaba más por la boca---

---Agh, sigues siendo igual de molesto que siempre---Habló el de ojos azules para después liberar por unos minutos su boca---

Ahora si, ya tenía lo que quería, lo único que le faltaba era atacarlo con palabras venenosas, cosa que no dudaría en dejarlo para más tarde.

---¡Maldito seas, Ziro! ¡¿Cómo te atreves a aparecerte frente?! ¡¿Quién te crees que eres para traerme aquí?! ¡Sueltame ahora mismo, imbecil!---La sangre le herbia por querer morderlo en el cuello, mínimo quería hacer eso, pero el sujeto lo tenía sujetado de los hombros, con esa estúpida sonrisa que le molestaba más y más al menor---

---Me alegra que el pequeño Hidan se acuerde de mi, estabas muy pequeño la primera vez que te vi, si que cresiste mucho---Habló con una voz dulce y sonrisa radiante---

Pero el albino sabía que todo eso era falso, Ziro era igual que su madre, con una personalidad falsa para engañar a los demás, pero eso no iba a funcionar en él.

---¡Vete a la mierda, Ziro! ¡No me jodas con ese papel de hombre bueno porque no te queda! ¡Dime qué mierdas quieres!---Al concluir con sus palabras no dudo en escupirle en la cara, cosa que hizo que al hombre se le borrará la sonrisa de inmediato---

En eso el sujeto le agarró con fuerza su cabello y lo jaló para atrás, haciendo que su cabeza golpeara la pared, una gota de sangre se empezó a mostrar entre la mano del mayor.

---Hidan, se un niño bueno, sabes perfectamente que no tengo mucha paciencia con los niños---Dijo esta vez con una voz sería y siniestra, lo miraba con unos ojos de un verdadero psicopata, sin mencionar que acariciaba su mejilla como si de una navaja se tratará---

Kakuhidan~Me enamoré de mi hermanastro~Where stories live. Discover now