- ¿Podrías, entonces, iluminarme y explicarme en que parte algo de esta situación te afecta a ti?

-No te hagas la tonta, Leah, lo sabes perfectamente.

¿Qué no me haga la tonta, yo? ¿Entonces que había estado haciendo ella desde que la conocí?

-No, enserio, no entiendo porque te estás metiendo en problemas que no son tuyos-la encaré.

-Al menos yo no me meto en relaciones ajenas.

Os juro que en ese momento mi mandíbula debió tocar el suelo, sin exagerar. Si hubiésemos estado en un espacio público probablemente la imagen de mi cara ya hubiese estado por todo internet.

- ¿Perdón?

-Enserio, no te hagas la tonta, antes de que tu llegases Liam y yo estábamos a punto de tener algo serio al fin, pero llegó la señorita balones y me lo quitó de entre las manos.

Espera, ¿cómo sabía ella lo que pasó con el balón el primer día que nos conocimos Liam y yo?

Tengo miedo.

Estuve a punto de decirle la verdad y acabar con toda la situación, pero por alguna razón no pude dejar solo a Liam en esto. Y, aunque claramente, no se lo merecía decidí seguirle el juego por una última vez. Además, de ninguna manera iba a quedar como una mentirosa en todo el campus por su culpa.

-Yo no te quité nada, Liam es una persona, o al menos eso creo, pensé, capaz de tomar sus propias decisiones, y yo soy lo suficientemente madura como para no pelear por chicos.

Me di la vuelta decidida a no alargar más una conversación que no iba a llegar a ningún lado, pero Emily añadió un último comentario.

- ¿Sabes también que me parece raro? Que hayáis decidido iniciar una relación tras haberos conocido hace apenas unas semanas. Se que aquí hay algo raro- se acercó aún más a mí- y te juro que voy a averiguar el qué.

Genial.

-Cuando dos personas se quieren, las cosas suelen ir rápido-me encogí de hombros- ojalá algún día tú también puedas experimentarlo.

Y tras decir eso, me fui.

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La cena estaba siendo un incordio.

Mi madre llevaba ya su tercera copa de vino mientras observaba a mi padre y a Ava tontear de vez en cuanto. No le parecía suficiente puesto que también soltaba algún comentario voraz sobre lo poco hombre que podía resultar mi padre. Mientras, Emily me miraba de reojo y sonreía. No os miento si os digo que temía por mi vida cada vez que agarraba el cuchillo para cortar el pavo.

Supongo que mi padre debió darse cuenta de las miraditas que nos lanzábamos Emily y yo y decidió que era un momento adecuado para empezar una conversación.

Spoiler: no lo era.

- Así que tenéis amigos en común, ¿no?

-Si, ambas nos llevamos muy bien con un chico-respondió la rubia a mi lado-no recuerdo muy bien cómo se llamaba, ¿cómo era Leah?

-Se llama Liam.

Emily estaba dispuesta a seguir hablando, pero mi madre la interrumpió antes de que pudiese decir algo más.

- ¿Es tu amigo y no recuerdas como se llama?

Emily no respondió nada, pero noté en sus ojos que no se esperaba esa respuesta.

-Lucy-señaló mi padre.

-Dime-sonrió.

Pero nadie dijo nada más durante unos breves segundos.

La Estrella Que Nos UnióWhere stories live. Discover now