Who lives, who dies, who tells your story

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Nadie elige quién vive, quién muere o quién cuenta la historia de una vida.

Excepto tal vez yo.

Schlatt.

Recibió varias quejas de, mayormente, empleadas del periódico por acoso, pero tristemente a ninguna se le hizo mucho caso. También intentó buscar periodistas o escritores con el mismo talento para conmover a la audiencia que Wilbur. No encontró a nadie.

George Davidson.

Escribió sobre Wilbur. Tomó parte de la culpa por su infidelidad, aunque sabía que eso no lo habría permitido el mismo Wilbur. Sally y Alex hicieron ese trabajo.

Hablando de Sally.

Estuvo con Alex durante todos los momentos difíciles. Lo apoyó económicamente. También ayudó a cuidar a los niños cuando sus turnos se extendieron y no podía estar en casa temprano. Alex le dijo millones de veces que no pudo haber pedido a una amiga mejor que ella.

Pero, al final, todos esos nombres son olvidados, ¿Cierto? Personajes relevantes en nuestra historia, olvidados en el tiempo. Porque, ¿Quién va a contar las historias?¿Quién va a mantenerlos vivos una vez se vayan?

Bueno...

Alexis Davidson.

Regresó a la historia. Dejó de llorar. Vivió más tiempo. Pero no fue suficiente sólo con eso. Se encargó de escribir y contar la historia de Wilbur Soot. Recordó siempre que pudo con todos sus amigos. Eran horas de risas y buenas historias. Publicó todos los libros que Wilbur no logró publicar. Vaya que Wilbur escribía como si se estuviera quedando sin tiempo. Recibió ayuda de Sally. Ella ayudó a contar miles de historias. Una vez se fue, se encargó de que estuviera cerca de Wilbur. Muy cerca de él. Cerca de Morgan. Nunca faltó ni un sólo momento. Siempre estuvo a tiempo. Pero eso no podía ser todo, ¿Cierto? No podía dejar inconclusas todas las cosas que pudo hacer Wilbur. Y se le siguió dando el preciado tesoro del tiempo. Financió la construcción de un monumento en honor a su pequeño. Empezó un movimiento en contra de la posesión de armas en el caso de los civiles. Pero aún así, no parecía ni lo más mínimo de lo que su amado habría hecho.

Oh.

"¿Te puedo enseñar una cosa más antes de irnos?"

¿Cómo iba a negar tal petición?

Su mayor orgullo.

Un hospital privado para niños y jóvenes con heridas de gravedad, enfermedades terminales y necesidad de tratamiento especial. También ofrecía tratamiento psicológico. Los libros de Wilbur estaban en la biblioteca. Todos los que había escrito. Esos hermosos relatos fantásticos. Y llevaba el nombre de su hijo.

Ayudó a cientos de niñitos.

En cada niño que ayudaba a cuidar a los más pequeños, veía a Wilbur. Ese gusto por ayudar, esa preocupación por otros. Eso mismo lo veía reflejado en otros más tarde.

No dejaba de preguntarse, cuando se le acabara el tiempo, ¿Habría hecho suficiente como para que su historia fuera contada?¿Se perdería también su nombre en el tiempo?

Pero no le importaba mucho. Le importaba más volver a ver a todas esas personas que formaron parte de él.

No podía esperar a ver a Morgan.

No podía esperar a ver a Sally.

No podía esperar a ver a Wilbur.

Sólo era cuestión de tiempo.

Quiet UptownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora