Stay alive

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Morgan...

Vamos, quédate conmigo...

Hazel sostenía su mano. Estaban en la enfermería, porque, al parecer, los estúpidos del hospital tenían cosas más importantes que hacer. El estúpido de Edward estaba en la dirección, con sus padres. Luego lo llevarían a otro lugar. No había prestado mucha atención, estaba más concentrade en su hermano.

"No te mueras, imbécil"

Morgan sonrió. Se estiró para limpiar sus lágrimas.

"¡Tampoco te muevas!"

Acomodó un mechón de su cabello detrás de su oreja.

"¿Me haces un favor?"

Hazel negó con la cabeza.

"Diles...a Simone y Theo que...que son los mejores hermanitos que pude tener"

"Eso lo van a escuchar de ti, ¿Entendido?¡Ahora cállate de una puta vez!"

Morgan miraba el rostro de Hazel, la bolita de luz con la que había crecido.

"Gracias por estar aquí, Hazel"

Empezó a cerrar los ojos. Hazel se dio cuenta de ello, por más que su vista se nublara debido a las lágrimas.

"No. Morgan, no me has esto...por favor, idiota..."

¿Por qué no llegaban?¿Quién quería que llegara? Su corazón se empezó a acelerar.

"¿Dónde está mi hijo?"

"Lo tengo aquí desde hace rato. Perdió mucha sangre, no he podido..."

"¿Está bien?"

No escuchó otra respuesta.

"Entienda, por favor, que estuve haciendo todo lo que pude"

Su padre, Wilbur, entró en ese momento. Elle se apartó.

"Morgan" Dijo Wilbur en un suspiro.

Él le sonrió.

"Papá..." Vio que él también lloraba. "Hice...hice lo que me dijiste...todo lo que pude"

"Yo sé, Morgan. Yo sé que hiciste todo bien"

"Intenté...intenté contar hasta diez, pero..."

"Yo sé, mi niño" Le dio un besito en la frente. "Yo sé. Guarda tus fuerzas, ¿Sí? Te necesito vivo"

Alex entró justo después.

"¡Morgan!" Sintió cómo Wilbur puso su mano en su hombro. "¿Estás bien?¿Te sientes bien?"

Morgan también le sonrió a él.

"¿Me puedes perdonar? Por...por meterme en esto...por estar causándoles esto..."

"No pidas perdón, Morgan. Nada de esto es tu culpa"

Alex limpió sus lágrimas, al menos lo que pudo.

"Mi niño...¿Recuerdas lo que te dijimos? Contar hasta diez, ¿Lo recuerdas?"

Morgan asintió.

"Perfecto..."

Limpió unas cuantas lágrimas más. Seguía llorando. ¿Cómo no le iba a doler? Era su hijito.

"Vamos...vamos a contar, ¿Sí?"

Morgan volvió a asentir.

"Bien..."

Empezaron.

Uno.

Dos.

Tres.

Cuatro.

Cinco.

Cada vez hacía más frío.

Perdón...

Seis.

Siete.

Ocho.

Nueve.

Y luego no hubo nada.

Lo siento mucho.

El frío cubrió todo el cuarto.

No es un acto inhumano. Es la forma más fácil que tenía para acabar con ese dolor.

El grito que Alex soltó fue desgarrador.

Desear la felicidad de uno, prolongando el sufrimiento del otro, es inhumano. Egoísta.

Lo siento.

Pero es lo que debía hacer.

Quiet UptownWhere stories live. Discover now