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Abrazados, ambos en silencio, callados
por la incógnita de lo que pasaría, ambos escuchaban cuando la lluvia comenzó de nuevo, está vez era tranquila, casi silenciosa.

—¿Será la última luvia? —preguntó Jihoon.

—Creo que si.. Está es más tranquila, como si se estuviera despidiendo.

Jihoon se acurrucó un poco más en su pecho, podía escuchar sus latidos, tranguilos siempre tranquilos.

Lo admiraba, por siempre ser así.

—De alguna forma... No quiero irme, porque no sé que pasará después, no sé si te voy a encontrar.

—Si no me encuentras yo te encontraré, lo prometo.

—Y además... No recuerdo nada, ¿Voy a
entender algo del mundo real?

—Quiero creer que al regresar... Vamos a
tener nuestras memorias de nuevo —dijo— Y si no, nos tendremnos el uno al otro, Jihoon.

El menor alzó su rostro para dejar besó
en el cuello de Seungcheol, esperando que él entendiera, y claro que lo hizo, bajando hasta sus carnosos labios y besándolo con efusividad, sacándole suspiros a ambos.

Él mayor abrazaba la cintura del menor,
pegando sus cuerpos, Jihoon tomaba
el rostro de Seungcheol, manteniendo sus rostros unidos, separándolos cuando tenía que respirar, el besó se hizo desesperado y hambriento, Seungcheol fue quien lo detuvo, mirando los hinchados labios del menor y sus ojos con algunas lágrimas, sus mejillas encendidas, respirando rápido.

—Jihoon... Esto es un show, en vivo posiblemente... No sé cuántas personas nos están viendo.

Jihoon río, casi fue inocente.

—Cheol, te censuraron el culo cuando fue el incendió, van a cortar en cuanto meta las manos debajo de tu remera —dijo, y como si estuviera probando su
argumento, coloco las manos sobre su
abdomen, haciendo que Seungcheol sintiera un escalofrío.

—Jihoon... No sé si quiero arriesgarme a que el mundo vea mi pene.

—Yo creo que les gustaría —dijo, mordiendo su labio inferior.

Seungcheol se ruborizó de vergüenza.

—Jihoon, no.

—Jihoon, si —se burló el menor, con una sonrisa, y de un movimiento lo giró y él quedo sobre él, sentado sobre su entrepierna— Lo siento, pero no quiero
despertar, ver qué no estás y quedarme con las ganas de hacerlo.

Seungcheol lo pensó un segundo en silencio, hasta que acomodo sus manos sobre las caderas de Jihoon.

—Sólo una vez —dijo, casi susurrando,
a lo que Jihoon había sonreído ampliamente, como un niño cuando le dan un dulce, y metió las manos bajo su remera, en el mismo momento, las luces se apagaron, dejándolos más en la oscuridad de lo que ellos consideran su noche.

Lovely 𖥔 JiCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora