💢Crazy💢(2won)

💢Capítulo Final💢

Hyungwon confiaba en su palabra por lo que asintió, dio un paso aún con la vista en su esposo, dio otro y luego volteó para correr e ir en busca del alfa moreno.

Estarán bien.
No temas.
Son fuertes cuando son uno mismo.
Volverán a nosotros.

–Por supuesto que lo harán, sino recorre el infierno hasta dar con ellos- respondió en voz alta a su omega

–¿Qué tal están tus cachorros, Lee? Debo admitir que disfrute de verlos sufrir, aunque el que más sufrió fue tu cachorro mayor, tiene fortaleza porque dio pelea. El pequeñín es precioso, como su padre omega, sus ojos son tal para cuál, dos preciosos luceros, si no hubieran escapado ¿Quién sabe lo qué pudiese haberles hecho?

Explotó. Fue todo. Hoseok se abalanzó sobre ese hijo del diablo, quién no dejaba de sonreír porque había logrado lo que tanto buscó, ambos liberaron a sus lobos siendo uno. Está vez la sangre salía a borbotones por las navajas que se incrustaban en la piel del otro. Se balanceaban de lado a lado, de costado a costado, como si estuvieran danzando en una guerra sin fin. La rabia descomunal se encargaba de descargar, recargar y así sucesivamente sus energías. Ninguno daba el pie para caer en una batalla que parecía no tener fin, las golpizas iban dejando un camino violáceo, de hematomas, los rostros se inflamaban en el proceso, tanto otras partes del cuerpo. El cansancio no los vencía, los huesos rotos protagonizaban la tercera guerra mundial entre esos dos alfas, pero ni eso lograba dar el fin a toda esa sangrienta lucha.
Hoseok seguía repartiendo golpes tras otro, recibiendo también, hasta que pudo hacer caer al suelo al alfa, quién se distrajo por unos segundos por un puñetazo en el pómulo que lo dejó aturdido, por lo que Hoseok,  le propinó más golpes de lo necesario, hasta que sintió muy lejos un grito conocido y unos brazos que lo envolvieron atrayendo su cuerpo hacia atrás.

Hyungwon llegó a tiempo porque sintió a través del lazo el estado emocional de su esposo, y a la vez por la advertencia de su omega. Cuando abrazó a su esposo y lo apego al pecho, éste estaba tenso, sus fosas nasales ensanchadas a más no poder, el aroma que expandía le atosigaba.
Se alteró peor, cuando su mayor se irguió y levantó su cuerpo empujando éste hacia una pared, Hoseok escondió su rostro en el cuello del contrario aspirando un flujo de aromas.

–Por la diosa luna, hueles tan bien omega- su animal se había apoderado de su ser, apretando contra la pared a Hyungwon

–Mi amor, tu animal está muy entre nosotros, por favor vuelve a mi, tranquilo, todo esta bien ahora ¿Si? Estoy a tu lado Hoseok, estoy bien, todo esta bien ¿Si?- usó su voz aterciopelada, acariciando la espalda tensa, sintiendo gracias a su toque, que éste se iba calmando de a poco

Eso bastó lo suficiente para hacerlo reaccionar por completo, su cuerpo muerto se desplomó en el cuerpo ajeno, con la respiración acompasada, la fragancia del contrario lo hechizo y a Hyungwon no le interesó la sangre que escurría de la rotura del traje del alfa, ni lo desalineado de su estado. A su pesar, esperaría a que Hoseok decidiera levantarse, aunque todo su ser le gritara atender como se debe a su esposo. A través del auricular, dio aviso en donde se encontraban y que con urgencia informarán al doctor que permaneciera en la estancia con todo preparado, para atender a los heridos y a su alfa.

Pronto llegaron unos cuantos para tomar en brazos a Hoseok, que a regañadientes se desprendió de su lugar calmo, los gruñidos eran pocos audibles y mascullados. Mientras el otro alfa, aún desvanecido, le inyectaron un calmante y lo movilizaron de pies a cabezas.

–¿Estás bien Hyungwon? - preguntó Hyunwoo, por las manchas de sangre que se notaban en su rostro y manos

Asintió entre que reducía su alteración, pocos minutos después, retomaron el camino por dónde habían entrado hasta dar con las demás manadas, sus pasos fueron ascendiendo cuando se aproximaba a su esposo que pedía por él. Entró al coche en la parte trasera, Hoseok estaba más lúcido que al principio, pero magullado en gravedad, quiso estar sentado,  su cuerpo se dejó ir y se estampó en las piernas de su amado, la cabeza le dada vueltas en ese momento, las caricias perezosas lo adormilaban y esas feromonas lo embriagaban. La voz de su omega era una melodía envolvente y pronto quedó dormido.