—¿De verdad haces eso? —pregunto con incredulidad. Ni yo sé que es lo que dejo de mí sobre mis dibujos.

—Claro. Es por eso que me encanta todo lo que haces, pues a pesar de que no lo notas, es muy fácil entender que es lo que quisiste expresar ahí y como te sentiste cuando lo hiciste.

—Guau. En ese caso... ¿Puedes explicarme que es lo que sentiste cuando escribiste cada una de estas páginas? —Agarro mi propia mochila y saco el libro de Jaz y lo pongo sobre su regazo—. Me gustaría saber cuál es el significado de tu arte.

La sonrisa única de Jaz aparece en su rostro y vaya que la había extrañado. Asiente con gusto y va a la primera página de todo el libro.

Jaz lo lee en voz alta y se me eriza la piel con solo escucharlo. Una cosa es leerla en mi mente y otra mucho más diferente que lo haga el mismo que la escribió y me la dedicó.

¿Has conocido a esa persona que sabes que te cambiará la vida?

Porque yo sí. Cuando la conocí a ella, supe de inmediato que nada volvería a ser igual que antes.

La había visto varias veces cuando iba a ese lugar, pero nunca chocamos ni tuvimos excusa para hablar. No fue hasta que por un error que iniciamos a platicar, nos convertimos en amigos y el resto se convirtió en historia.

Y hay más páginas, todas donde habla de su experiencia junto a mí; de como se fue enamorando y como esperó a que estuviera lista a dar el siguiente paso.

—¿Quieres saber el significado detrás de esto? ¿Qué es lo que pensé cuando lo escribí? —Asiento por que la boca me falla y es todo lo que puedo hacer para afirmar el cuestionamiento—. Bueno, a decir verdad, esto lo anoté semanas después de conocerte. Desde entonces, he escrito cada cosa con el pasar del tiempo hasta llegar al día que te lo di. En estas primeras páginas no hay como tal algo profundo, más que solamente alguien que fue enamorándose poco a poco y que nunca más pudo dejar ir a esa chica de su mente.

—Eso no es justo. Dices cosas como esas y lo que consigues es dejarme sin que replicar.

La carcajada de Jaz me vuelve a erizar todo el cuerpo y niega con la cabeza.

—Y eso que aún no acabo. 'La segunda vez que la encontré, le presté uno de mis libros y me dio a entender que le gustaba hablar y filosofar...'

Nos recostamos sobre la manta y Jaz sigue y sigue leyendo y yo lo escucho porque me gusta escucharlo.

Me gusta acompañarlo.

Me gusta él.

Después de un rato en un silencio cómodo, Jaz se incorpora y comienza a pasar su mano por mi cabello, cosa que me encanta y me tranquiliza.

—¿Recuerdas aquellos días donde apenas nos conocíamos y hablábamos del amor y todo eso?

—¿Cómo olvidarlo? Si ahí mi mundo ya estaba cambiando gracias a ti.

—Lo mismo digo —replica con una sonrisa que también me contagia. Sin embargo, unos segundos después, decae un poco la suya—. El caso es que habíamos hablado de las fases del amor y que yo estaba en el de sanar, ¿si recuerdas eso?

—Sí. Ahora entiendo porque lo decías —Hago memoria aquel entonces. En como había dicho que había odiado y después sanado nuevamente. Entonces me entra la curiosidad—. ¿Qué fue lo que te hizo odiar al punto de tener que sanar nuevamente?

Jaz toma aire y mira el cielo. Son muy pocas las ocasiones donde lo suelo ver de esa manera. Serio y sin esa sonrisa suya que me mata. Es muy claro que es un tema que le cuesta hablar.

El Significado De Nuestro ArteWo Geschichten leben. Entdecke jetzt