Destino o coincidencia

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-¿Te pasa algo, Sarocha? - preguntó Noey, acercándose a la castaña.

Fue cuando Freen se dió cuenta que había detenido su paso al cruzar a la alfa de ojos marrones.

Sin decir nada, continúo caminando.

Unos pasos apresurados la siguieron y la bibliotecaria apareció a su lado, fue cuando Freen se dió cuenta que era más baja que ella.

-Tienes el mismo olor de ayer, un poco menos- comentó- aunque un poco diferente...

"No tomó los supresores" pensó.

Freen no respondió.

-¿Está todo bien?

La castaña la miró, sin cambiar su expresión.

-Aunque estaba algo mal no debería por qué contarte.

-La puta madre, Freen- dijo la chica con un gruñido, aunque rápidamente se cubrió la boca con la mano ante semejantes palabrotas.

La expresión de Noey hizo que Freen riera en silencio, fue cuando por primera vez pensó que Irin y Noey eran amigas, amabas insultaban igual.

-Freen...- esta vez, el tono de Noey era más suave, y ambas dejaron de caminar para mirarse-, tienes algo de olor a tristeza, pero se nota que no es tuyo, no tienes que darme detalles, pero. .. ¿Es esa omega?

Freen pensó en si respondedor o no un momento, pero antes de, la chica alfa se le adelantó:

-Escucha, debes cuidar de los omegas, ellos son más sensibles que otros, podría enfermar y luego ... empeorar...Y se nota que no sabes tratar a una omega, pero si necesitas consejos siempre puedes contar conmigo.

Freen asintió, con su orgullo un poco herido, por esas últimas palabras, ¿Quién era ella para decir que ella no sabía tratar a una omega?

-¿Es tu primera omega, Freen? - preguntó la chica.

Freen recordó vagamente los ligues que había tenido tiempo atrás, cuando era una alfa hija de un hombre adinerado.

-Justamente, Noey- dijo, sin ninguna intención de ser formal con la chica alfa-. No tengo que darte detalles.

Y se volteó para ir hacia la cafetería, a comer algo.

Escuchó el gruñido y los insultos de la pelinegra.

Continuó de mal humor el resto del día, en un momento casi olvida el porqué estaba con esos humos y se molestó un poco más, pero luego volvió a recordar las palabras de Becky la noche anterior. ¿Quién se creía esa omega para hablar de ese tema? ¿Quién era ella para decir cómo se sintió? Había huido para alejarse de ese recuerdo, había empezado una nueva vida sin decir nada y le estaba yendo bastante bien, pero entonces había llegado esa cambiaformas para recordarle todo, con palabras bonitas como si eso suavizara las cosas.

Pero por más que estaba enojada con Becky, una parte de ella pedía tenerle piedad.

Una parte de ella se preocupaba por esa omega, y se enojaba consigo misma por haberla tratado así.

Y fue esa segunda parte de ella misma quien buscó en la biblioteca, en la parte de libros de autoayuda, uno de los tantos libros que consideraba estúpidos de cómo cuidar a una omega.

Y se sentó a leer, ignorando la mirada curiosa que le dedicó Noey desde su escritorio.

El libro resultaba un poco menos estúpido de lo que ella pensaba, y logró entretenerla bastante rato, leyendo unas cuarenta páginas seguidas, sin percatarse de la pelinegra que se acercó a ella, sorprendida al ver que Freen estaba leyendo en serio, y no dormía.

DELTA || FreenbeckyOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz