💢Crazy💢(2won)

💢Capítulo 9💢

Varios minutos después, el alfa se separó del abrazo volviendo a la posición inicial, enfrentando a su hijo que se encontraba temeroso por lo que fuera a suceder. Por ello evitaba la mirada penetrante de su padre.

–Jooheon, irás a tu habitación, ordenaras tus ideas y en que te has equivocado, te calmaras a ti mismo, hablaras con tu ser interior que por lo visto es el más inteligente, cuando admitas tus errores regresarás y te disculparas con tu papá ¿Lo has entendido?

Hyunwoo presenció todo desde un principio, asombrado de la actitud del menor y del alfa, pero en este caso estaba del lado de Hoseok.
El menor acató la orden, aún con su cabeza gacha con pasos acelerados tomó rumbo a su habitación, dejando el aire tan cargado de pesadumbre.

Hyungwon se giró apuntando alguna parte de la sala, sus párpados descendieron para cubrir ese líquido que representaba infelicidad. Aunque quiso eludirlo el sollozo tomó partido en el asunto, un sollozo silencioso porque por primera vez se sintió más herido que nunca.

–Hyungwonnie- el alfa lo nombró a una distancia considerable, nervioso por lo que el lazo le trasmitía, cuando intento mover sus pies para rodearlo con sus brazos, el omega conociéndolo de pies a cabezas sabiendo lo que pretendía le pidió en silencio con solo levantar su mano impidiendo que continuara

–Necesito un minuto. Por favor déjame solo por un minuto – su voz salió entrecortada

Sus brazos se cruzaron en su cintura para consolarse a si mismo, estrujando la tela de su hoodie, perdido en sus alborotados pensamientos percibió que solo su aroma lo acompañaba en el momento de soledad, tomó conciencia de ello por lo que se dejó ir en un llanto desgarrador pero todavía en silencio, el sorbido de su nariz chocaba en ese espacio y la pregunta explotó en su mente ¿Tan mal padre era para qué su cachorro mayor, despotricara esas violentas palabras hacía su persona? Si, hubo reclamos que en su reflexión reafirmaba los argumentos del cachorro, pero dentro de ese porcentaje, un veinte por ciento lo rescataba en haber hecho un buen trabajo, tal vez no totalmente en su crecimiento, toda esa vida fuera de lo personal lo distanció de lo que más amaba, sus dos mitades, sus dos pedacitos de cielo, sus dos vidas, culpaba a esa vida y también se culpaba a si mismo, pero quería revertir todo lo que hizo mal, posiblemente no tendría el perdón fácilmente de su hijo mayor, aún sí tuviera que ir a pasitos de pingüino para alcanzar su cometido, se prometió que lucharía por entrar en la vida de Jooheon, demostrarle que lo amaba con todas sus letras, con esos hechos que arrasarían de a poco con detalles, así se proponía ganarse el cariño de su primer hijo con todas las cartas puestas en la mesa con honor.

Mientras tanto, le servía descargar toda esa negatividad de su cuerpo abofeteando todo ese discurso doloroso de su mente que le pinchaba el corazón con miles de dagas, contrarrestaría todo esas sensaciones desagradables, sollozo un poco más, se reincorporó, separó unos centímetros sus labios para aspirar aire, practicó sus ejercicios de respiración y se tranquilizó.

Este negocio familiar arruinó la relación que una vez tuvo con su hijo, el punto límite fue los particulares insultos, el llamado de atención de la necesidad de amor, contención. El momento de decir adiós a esa vida. Tanto él como su esposo se despedirían de esa vida para criar y acompañar a sus cachorros, dar y recibir amor, ver esas sonrisas, convivir con sus dos pedazos de vida, ser una familia normal.

Decisión tomada.
Punto final.