Capítulo 12|Conversaciones pendientes.

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—Es un vicio que todavía llevo —sonrío —. Ahora con mi proyecto y la renovación del blog la cargo conmigo a todas partes.

—Teresa, debes saber que todavía sigo preocupado sobre tus planes de retomar...

—Lo mejor será ni hablar de ello, lo menos que quiero es estar disgustada.

—¿No piensas escucharme?

—Papá —tomo una bocanada de aire antes de seguir hablando —. Comprendo sus preocupaciones ante mí, pero soy consciente de los peligros y podré cuidarme, es cómo ha sido desde hace meses. ¿No confía en mí?

Él se queda en silencio, lo que ocasiona que me resigne con la conversación, siento una presión en el pecho al saber que mi padre no tiene confianza en mí. Al notar que dobla en la siguiente esquina, le pido que detenga el coche.

—Claro que confío en ti —le escucho decir.

—No lo suficiente, ¿verdad?

—Dios, compartes el mismo temperamento y terquedad de tu madre.

—Lo tomaré como un halago.

Se echa a reír por unos segundos.

—La extraño —me informa —. Es difícil no tenerla presente mientras hago un fallido intento de criarte, ella sabía cómo manejar cualquier situación.

—Para eso tenemos la ayuda de la abuela —bromeo para amenizar el ambiente —. Todos la extrañamos, no hay un día que no piense en ella, le he prometido seguir adelante. Es lo que hago.

—Lo sé —suspira tratando de sonreír —. Creo que ya debes irte antes de que llegues tarde por mi culpa.

—De acuerdo.

—Te veo en el almuerzo —asiento con la cabeza cuando salgo del coche.

Lo veo ponerse en marcha hasta que desaparece en el siguiente tramo. Nuestra conversación al menos no terminó en malos términos, pero todavía hay mucho que arreglar entre nosotros. La sensación de alivio llega de inmediato y aunque sólo durará por un corto tiempo, se ha sentido bien.

Tras llegar a los pasillos de la universidad soy interceptada por Declan que suelta un largo suspiro seguido de una sonrisa boba.

—Creo que me he enamorado.

—No es novedad —le doy un empujoncito con el codo mientras seguimos caminando —. Te enamoras de cualquier chica que se cruza en tu camino y terminas llamándole destino.

—Porque es así, amiga.

—¿Algunas de ellas te hizo caso? —Dec frunce el ceño y chasquea la lengua.

—Es porque no tienen buen gusto con los chicos, yo soy todo un amor y guapo, ¿a que sí?

—¿Quieres que mienta? —me gano una mala mirada de su parte y le sonrío de forma en inocente —. Vale, voy a tomarte en serio, ¿de quién se trata?

—Va en mi curso, se llama Hazel. Te contaré todos los detalles en el receso.

Alzo el pulgar a modo de afirmación, Dec ha ocasionado que mi curiosidad acerca de Hazel se despierte.

—Más te vale, Hamilton.

Nos despedimos para ir cada quien, por su lado, su edificio está cruzando el jardín central donde se encuentran algunas ingenierías que brinda la universidad. Los más escandalosos suelen ser los de robótica cuando tienen que presentar sus proyectos finales, pero ya me he acostumbrado a que cada carrera alardee, es normal, yo igual disfruto de mis momentos.

Un lugar en el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora