1 . Encogido por error y convertido en mascota

3.1K 24 2
                                    

Yo soy un chico normal de quince años, vivo con mi hermana y mi mamá en una pequeña casa. Todo en nuestra vida es normal, excepto la relación entre mi hermana y yo, pues ella tiene un raro poder que hace que, cuando se enoja realmente con alguien, éste se encoja; ha pasado dos veces, con uno de sus amigos de la escuela y con su exnovio, ambos fueron encogidos a 1/4 de pulgada, se perdieron y murieron. Esa es la razón por la que estoy realmente asustado, porque hace unas horas, mi hermana y yo tuvimos la pelea más fuerte que hayamos tenido.
Yo estaba acostado en mi cama pensando en lo que podría pasar, cuando alguien toca la puerta.
—Pasa —dije.
Entra mi hermana y me siento en la cama para verla, no se porqué, pero siempre, después de pelear, se ve más sexi de los que es, la verdad, Diana siempre ha sido hermosa, unas enormes tetas, un redondo y gran culo, unas largas y sexis piernas, un estomago esbelto y unas sexis curvas. Ella siempre ha dicho que soy muy fetichista para mi edad y que siempre me paso viendo sus senos. Miro hacia su cara y me dice:
—Créeme, no te encogerás, te lo prometo.
—¿Cómo puedo creerte?
—Porque estuve pensando en ti en estas últimas horas, soñando en que no te encogerías.
—Así paso con Daniel y Jonny.
—Cálmate Jack, cuando eso le pasó a ellos, yo no sabía de mis poderes y fue un error, pero talvez, ya pueda controlarlos.
—Ok, te creo —dije confiando en ella—. ¿Qué hora es?
—Las doce.
—Voy a dormir.
—Está bien, buenas noches —dijo saliendo por la puerta.
Yo me dormí de inmediato. Cuando me desperté, estaba desnudo y acostado en un lugar oscuro, sobre un material duro que parecía plástico y me dolía todo el cuerpo. Dos minutos después, decido voltearme para ver sobre qué estaba acostado, y cuando me doy vuelta, aparece una luz en mi espalda y puedo ver que estaba sobre un pedazo de plástico con números, es una tarjeta de crédito. Me doy la vuelta y veo la enorme y bella cara de mi hermana.
—Te sacaré de aquí en un minuto.
Cierra la bragueta de su cartera y me deja dando vueltas por cinco minutos. Calculaba que medía unas dos pulgadas. Cuando mi hermana abrió la bragueta de su cartera, metió la mano y me sacó con extremo cuidado.
—¿Qué paso? —dije yo en un susurro que no sé cómo lo escuchó, pero lo hizo.
—No puedo controlarlo, Jack, lo siento.
—Pero me lo prometiste.
—Lo hice para que te calmaras.
Estaba a punto de llorar. ¿Qué iba a pasar con mi vida y cómo iba a sobrevivir?
—Pero hermano, mira el lado bueno, no eres tan pequeño como Daniel y Jonny, así que te puedo cuidar... como mi mascota.
—¿¡Mascota!? —exploté de una vez —pero si soy tu hermano.
—Acaso no me ves, soy una giganta y tú eres un pequeño insecto, no puedes ser hermano mío.
Me quede sentado sobre la cama desnudo, pensando en qué pasará, hasta que ella rompió el silencio.
—Voy a bañarme y después saldré al mall con mis amigas.
—¿Y me dejarás aquí de este tamaño?
—Claro que no. Vendrás en mi cartera.
Se fue y escuché como se encendía la ducha. Me acosté y empecé a pensar en que, talvez, podría encontrar la manera de volverme a la normalidad, y después, pensé en que mi madre no sabe sobre el poder de mi hermana, y seguí pensando durante unos veinte minutos, hasta que se abre la puerta del baño y me volteo. Sale mi hermana completamente desnuda con sus senos al aire y su coño lleno de pelo mojado, y al instante, se me hace una erección y ella me ve.
—Oh, ¿te gusta lo que estás viendo?, ¿quieres verlas de cerca? —Dice mientras se apoya en la cama y deja sus senos colgando en el aire.
Aunque me encante ver sus tetas, y nunca se las hubiera visto desnudas, esto no debería ser así.
—Pero Diana, cúbrete que soy te hermano y no debo verte desnuda.
—Tú ya no eres mi hermano, eres mi mascota y mi mascota me puede ver desnuda si quiere, es más, tócalos —. Dijo acercándome un poco su seno enorme.
Estiro levemente la mano y lo toco.
—Ahora el pezón —dijo mientras se acerca más y pone su teta izquierda encima de mí, y la baja suavemente para que yo la tocara mientras estiro la mano para tocarle su pezón carnoso y rojo que al instante se puso erecto. —Tus manitas dan cosquillas.
Mira su reloj y de una vez se para.
—Voy tarde —Dijo mientras corre y coge un sostén, y se lo pone y se le ven los pezones a través del sostén. —Mira lo que me has hecho, sigue erecto —dice con una risita mientras se pone un panty y después un vestido negro. —OK, tú vas aquí adentro —dice abriendo su cartera y agarrándome para meterme en ella.
Ella sale corriendo bajando las escaleras y escucho la voz de mi mama.
—Diana, ¿has visto a tu hermano?
—No, mamá. —Responde Diana y sale por la puerta, entra a su carro y lo enciende.

Nota final:
Entonces, soy la mascota de mi hermana. 

Mi hermana la gigantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora