- Oh, vamos, conejito, no muerdo -se carcajeó Minho pasando su fornido brazo por los hombros del asustadizo joven para llevárselo lejos, a un espacio apartado donde nadie los escucharía-. A menos que quiera que te muerda, claro está -le susurró al oído.

- Suéltame -gruñó.

- Ahora eres tan arisco, pero..., no fue así esa noche, ¿o sí?

- Me violaste -masculló.

- ¿Crees que si te hubiese violado hubieses gemido como una perra? Además, chico, tenías las piernas abiertas, no es mi culpa que me calienten los chicos así de... fáciles.

- Pues deberías aprender a mantener tu polla para ti mismo -farfulló empujándolo lejos de él. Cuando sus manos impactaron contra el firme pecho del motociclista y sintió la dureza de sus músculos, se preguntó cómo sería el resto de su cuerpo.

- ¿Y si eres tú quien se encarga de mantenerla? -ofreció con descaro-. No me molestaría volverte a ver con el culo desnudo.

Seungmin quiso estamparle la palma de la mano en ese atractivo rostro, dejarle una marca roja que le recordaría moderar sus palabras. Ugh, diciéndolo así sonaba a su madre.

- No va a pasar y ni se te ocurra mencionarlo siquiera o juro que...

- ¿Qué, conejito? ¿Acaso vas a mandar a la policía? -se jactó él.

- Me violaste -se defendió.

- Aunque seas un niño rico, ni la policía hará nada porque yo soy intocable en esta maldita ciudad.

Seungmin se apartó frunciendo los labios, mas cuando quiso escapar de esa repugnante charla se vio preso entre los brazos de Minho, su espalda topando ese fornido pecho y sintiendo en su oreja la respiración del hombre. Desde ahí podía oler esa colonia, seguramente barata, pero de aroma tan atractivo. Tan masculino.

- Suéltame -pidió.

- Oh, vamos. Sé que quieres repetir lo de la otra noche, ¿o no? -gruñó, empujando su dura ingle contra el esponjoso trasero. El miembro de Minho parecía estar despierto y listo para recordar aquella noche.

- Maldita sea, suéltame -bramó sacudiéndose entre los brazos del vil delincuente en su vano intento por escapar de esa prisión.

- Me gusta cuando te enojas, me pones más duro.

Seungmin quiso golpearlo, pero la verdad es que esas vulgares palabras encendieron algo en él, aquella misma chispa que lo empujó a abrir sus piernas ante un delincuente que estaba listo para follarlo. ¿Acaso era la novedad de ese maleante lo que lo calentaba? Siempre consideró que una persona decente nunca usaría palabras tan soeces, pero ahí estaba, no sólo permitiéndole a otro hombre hacerlo sino deseando más. Se había convertido en un completo degenerado.

- Basta, te lo pido.

- Te soltaré con una condición, quédate.

¿Qué?

Ciertamente, Seungmin creyó que le pediría algo mas descabellado como follarlo o hacerle una felación. Algo más del estilo de un delincuente y menos cursi. La decepción se sintió fuerte.

- ¿Por qué quieres que me quede?

- Porque si yo gano en la carrera de esta noche, te dedicaré mi triunfo y tendrás que darme algo a cambio.

- No voy a bajarme los pantalones para celebrar tu absurda victoria.

- Si quieres te los rompo.

Oh, no.

¿Por qué esas simples palabras podían excitarlo sin límites?

Quería que Minho le rompiera los pantalones y...

Ahí estaba de nuevo ese lado pervertido de chico fácil que nunca creyó tener.

- Olvídalo. No voy a ser parte de tus juegos infantiles. Me voy ahora.

- Si te quedas prometo no volver a molestarte -ofreció.

Sin embargo, Seungmin se decía que la palabra de ese hombre era el equivalente exacto a las propuestas de un político en tiempo de campaña. No podía confiar en que lo cumpliría, y, de hecho, sabía que no lo haría.

- Jódete -bufó cuando se apartó del cuerpo ajeno, comenzando a caminar hasta donde Felix para despedirse. Ansiaba como un loco abandonar ese terrible lugar.

Su amigo estaba muy pegado a Chan, sonriéndole ampliamente en una muestra de su decadente coqueteo.

¿Acaso Felix perdió el toque o ya no sabía cómo coquetear con alguien? Seungmin pensó que podía deberse al nerviosismo que le provocaba el hombre pues, desde que se encontraron, notó cómo se comportaba Felix ante la presencia del motociclista. No era necesariamente la diva que acostumbraba, más bien un gatito temeroso de sacar las garras.

- Kim no te vayas -le suplicó-. Me prometiste quedarte conmigo.

- Yo en verdad no puedo, tengo que... ¿Changbin? -preguntó Seungmin al ver a su novio venir en su dirección.

- Hola, cariño -saludó amoroso el hombre para luego saludar a los demás presentes. Felix le presentó a los dos motociclistas.

Minho, que estaba parado junto a Seungmin, miró al recién llegado con gran diversión. Ese era el hombre con quien estuvo hablando el conejito cuando tenía a alguien más entre las piernas.

- Así que tu eres el novio de Seungmin, un placer conocerte.

- ¿Ustedes se conocían? -le preguntó a Seungmin, totalmente curioso por la respuesta del motociclista.

- Nos conocimos hace un tiempo -contestó galante, haciendo temblar a Seungmin del miedo.

- ¿De verdad? ¿Cómo? No creo que Seungmin frecuente los mismos lugares que tú.

- Te sorprendería dónde se la pasa tu novio.

Seungmin le golpeó con el codo en las costillas cuando la conversación se volvió un peligroso interrogatorio que pondría en peligro su honra.

- Déjalo, está ebrio -masculló-. Yo me voy a casa.

- ¿Tan pronto? Por favor, Kim, quédate, quiero que me veas correr.

- ¿Qué tu qué?

- Oh, entonces tú eres mi competencia.

Y lo era en todos los sentidos.

✹✹✹

¡gracias por leer!

fight for love ✧ knowminNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ