Capítulo 9

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Gun volvió a entrar en el salón. Tenía una jaqueca terrible y no sabía cómo pudo soportar el resto de la noche, pero sonrió hasta que le dolían las mejillas y charló con todo el mundo aunque lo que quería era ponerse a gritar.

Estaba furioso con Off por haber amado a una mujer tan egoísta como Serafina, que solo lo quería porque había logrado levantar un imperio. Sin embargo, algunos de sus comentarios se repetían en su cabeza.

«Uno nunca olvida su primer amor. Se casó contigo para hacerme daño. Off y yo estamos hechos el uno para el otro».

¿Y quién era él para decir que eso no era verdad? Off nunca había soñado recuperar la isla de Lionos como su padre y su abuela. Nunca la había visto y seguramente podría comprar su propia isla si quisiera. ¿Sería posible que hubiera sugerido la posibilidad de casarse con otro motivo en mente? ¿Tal vez un deseo de castigar a Serafina por lo que pasó tantos años atrás? ¿Por venganza?

Así era como la princesa lo había interpretado.

Exasperado por tales pensamientos, Gun intentó recordar que él no sabía nada sobre los sentimientos de Off por Serafina.

– Apenas has hablado desde que salimos de la cena – comentó Off cuando llegaron a casa.

Había notado que parecía haber perdido la alegría cuando una hora antes estaba muy animado, pero no estaba todo el tiempo pegado a su brazo y eso era algo que le gustaba. Siempre había detestado que sus parejas se pegasen a él porque valoraba la independencia y el espíritu más que los halagos o las tretas.

– Estoy cansado – dijo Gun.

Off lo siguió hasta el dormitorio, donde vio que se quitaba la ropa, regio y digno como un rey en ropa interior, y entraba en el baño sin mirarlo. Era evidente que le pasaba algo. Estaba enfadado, casi haciendo pucheros como un niño. Y él nunca había tenido paciencia con los pucheros. Suspirando, se quitó el traje de chaqueta y sacó unos vaqueros del cajón mientras Archie lo miraba desde su cama.

– Venga, Archie, hora de comer algo.

El perro fue cojeando a su lado. Le habían quitado la escayola el día anterior, pero el pobre seguía pensando que solo tenía tres patas y aún no confiaba en que la cuarta aguantase el peso. Off lo tomó en brazos y lo llevó a la cocina, donde mantuvo un diálogo-monólogo con él mientras comían algo.

Gun salió del baño dispuesto a hablar con Off, pero no estaba en la habitación.

Había decidido que era una cobardía no preguntarle por qué no le había advertido que la organizadora de la cena era Serafina. No estaba preparado para encontrarse con su exnovia, pero lo habría estado de haber sido avisado de antemano. El problema era que estaba celoso, tuvo que reconocer, mirando el viejo establo al otro lado de la ventana. Off le había hecho el amor a Serafina allí...

Lo había amado y, sin embargo, ella le había dado la espalda por dinero. Después de haberlo conseguido quería recuperar a Off y tenía el descaro de decírselo a él a la cara. Poniéndose un chal sobre el pijama, Gun bajó al primer piso.

Off estaba tumbado en el sofá, en vaqueros y con la camisa desabrochada. Era tan hermoso que se le encogió el corazón.

– ¿Por qué no me lo habías dicho? – le preguntó abruptamente.

Off siempre evitaba las escenas y una mirada a la expresión de Gun le dijo que estaba demasiado furioso como para hablar con tranquilidad, de modo que se levantó del sofá y tomó las llaves del coche.

– Voy a dar una vuelta, no me esperes levantado. Llegaré tarde.

Atónito, Gun se interpuso en su camino.

Amor millonario  OffGun   Where stories live. Discover now