Capítulo 3

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La mano del Rey tenía claro cuál era su papel en la vida actualmente, debía contribuir a que Jacaerys Targaryen aprendiera a cómo ser un Rey y a cómo manejar los Siete Reinos sin morir en el intento. Y si era sincero, se había vuelto una tarea pesada y el chico, ahora ya convertido en un hombre por completo, no ayudaba mucho con eso. Sí, Jace se tomaba en serio su papel como Rey y atendía a sus responsabilidades, pero quizás ahí estaba el problema: se lo tomaba muy en serio y proponía cambios para el Reino. Pero el cambio siempre asusta.

El primer año fue tranquilo, no hubieron muchos cambios en comparación a los reinados anteriores. El joven Rey había estado lo bastante ocupado en la pena por la pérdida repentina de su madre que poco se preocupaba de llevar realmente los Siete Reinos. Sin embargo, el nacimiento de hijo menor, Laenor, le había dado las fuerzas necesarias para tomar las riendas del asunto y al parecer el Rey tenía mucho que decir.

Lo primero que hizo fue incluir a su esposa en el Consejo Privado, siendo considerada una de las consejeras más escuchadas por él. También, para desgracia de Daemon, incluyó al príncipe Aegon como Consejero de los Rumores. Y con eso llegaron los cambios, y también las rebeliones.


– Quiero que se hagan escuelas públicas – había expresado el Rey en uno de los consejos – Supongo que los Maestres podrían encargarse de eso.

Ninguno de los miembros del Consejo había dicho nada, aunque a todos les constaba que la idea en sí era más de la Reina que del Rey mismo.

– Mi Rey, he de informarle que no hay suficientes Maestres para algo así – habló el Gran Maestre – Y además los recursos para algo son serían demasiados.

– Bueno, supongo que si solo tenemos a la mitad de la población con acceso para estudiar para ser Maestre es lógico que contenemos con poco personal – Jace se había apoyado en la mesa – Sería más lógico dejar que las mujeres también puedan estudiar...

– ¿Las mujeres? – Lord Hightower, quien en ese momento aún estaba vivo, había hablado de pronto.

Jace lo había mirado con recelo.

– ¿Tiene algo en contra de las mujeres, mi Lord? Porque le recuerdo que solo hace dos años teníamos a una en el trono – había mencionado el Rey.

Y así había llegado el primer cambio y el primer dolor de cabeza para Daemon como Mano del Rey. Los grandes Señores no estuvieron contentos con la mayor recaudación de impuestos para hacer escuelas para todo el Reino. No era algo grande ni lujoso, no se pretendía que todos aprendieran sobre filosofía, alquimia o idiomas, pero Jace y Daena si querían que las personas al menos pudieran saber leer y escribir, y sumar y restar. Tenían que ser realistas, y tenían que darles algo a las personas que les sirviera para mejorar su vida.

Un año después, Lord Jason Lannister fue el primero en revelarse. Juntó a todos sus abanderados y amenazó con marchar hacia Desembarco del Rey para, en sus palabras, "hacer entrar en razón al Rey bastardo". Daemon entendió claramente que los Lannister no querían una batalla, no podían ganar, no cuando la casa Targaryen contaba con más dragones de los que antes había tenido. No, lo que querían era atención, era humillar al Rey, dejar en evidencia que era Jacaerys quien los necesitaba a ellos y no al revés.

Así que en su lugar, Daemon y Jace enviaron al príncipe Lucerys y al príncipe Aegon montados en sus dragones para parlamentar. Fue cuestión de minutos para que el ejército que Lord Jason había convocado se dispersara al ver a los dos dragones elevarse contra ellos.

Había salido bien, pero Daemon sabía que si seguían así más rebeliones no tardarían en levantarse en contra de Jace. Y aunque ese niño lo estuviera sacando de sus casillas con todo lo que se proponía, él le había jurado a Rhaenyra que si ella moría antes que él cuidaría de sus hijos y le enseñaría a Jace a como llevar los Siete Reinos.

Los hijos del Dragón | HOTD | Dutty #2Where stories live. Discover now