Clēmencîa/ Miraculous AU

01

Un camión lleno de niños nunca significó tanto para Marinette como lo fue aquel día. El día que la llevaron a los campos de  rehabilitacion.

Sus manos estaban congeladas de miedo, las lágrimas que bajaban lentamente por sus mejillas ya irritadas la hacían tener ese puchero tan característico de ella. Tuvo que viajar lo que en su mente fueron más de tres horas hasta que vio el letrero gigante que posaba antes sus ojos.

"Thurmond" Un escalofrío recorrió su espalda.

Cuando llegó, los Psi se encargaron de gritarles para bajarlos rápidamente, la empujaron a filas interminables que provocaron ampollas en sus pequeños pies, y el hambre la hizo casi caer desmallada dos veces.

Estando en la fila limpió sus manos sudorosas por los nervios en aquella ropa sucia por tierra y lodo, tantos niños frente a ella hacían casi veinte metros de distancia hacia una maltrecha habitación blanca con manchas de barro, con un débil letrero que alcanzo a leer; clasificación.

Frunció el ceño ¿Clasificación? ¿Que clase de clasificación?

Cuando fue su turno de entrar retrocedió con miedo por este. Pero finalmente entró.

La habitación no estaba comprendida por muchos articulos. Una mesa blanca con un computador y una silla de madera, enfrente de ella una camilla con una máquina gris igual de imponente que un edificio. Todo rodeado de una habitación blanca con olor a esterilizado, un olor que la hizo querer vomitar.

Un hombre alto como un poste y tan flaco como una garza, con lentes que abarcaban la mitad de su aburrida cara se hacia presente detrás de la maquina. Llamo su nombre y tecleo en el ordenador más de una vez. Después paso más de veinte minutos acercando la cámara de la máquina sobre su cabeza, una y otra vez.

Al terminar los estudios, el doctor hizo una mueca llevando la punta de sus labios hacia un lado.

En ese instante no entendió el significado del centello que hizo sus ojos, uno lleno de egocentrismo. Esa mueca que demostraba saber más de lo que decía. Y al final grazno un simple:

-Naranja.