Capítulo 33 | Unas disculpas

Start from the beginning
                                    

―Venga, Cramer. ¿Una carrera para despedir a esta preciosidad?

🗒️🗒️🗒️

No estaba dispuesto a achicharrarme, así que, igual que otros compañeros de curso, opté por un pantalón chino y una camisa de manga corta. Ni chaqueta de traje, ni camisa de manga larga. A treinta grados al sol, probablemente me daría algo. Las carpas que habían puesto para refugiarnos un poco de los rayos de sol servían más bien poco. No había nadie que no tuviera la frente perlada de sudor.

Los alumnos estábamos colocados en orden alfabético, según nuestros apellidos. Por ello, yo me encontraba en la sexta silla y a mi lado, Jonas. Por supuesto, no le dirigí ni una sola mirada, ni una sola palabra, ni un poco de atención. Para mí, desapareció. Lo hizo en el momento en que me enteré de todo lo que había hecho. Y me daba igual que hubiese sido manipulado por Rajesh; era igual de culpable.

Unas filas atrás, divisé a Alice charlando con Sam, una compañera de natación que tenía sentada al lado. E iba preciosa; con el pelo recogido en una coleta alta y lisa, los párpados ligeramente más oscuros gracias a, probablemente, una sombra café, un vestido blanco con vuelo que parecía ser corto hasta encima de las rodillas, un sonrojo que me indicaba que se encontraba mejor y una sonrisa que deseaba con todas mis fuerzas que me dirigiera a mí.

La ceremonia de graduación era cada año la misma. Había asistido solo a dos más, idénticas a la de ese día. Nos fueron llamando a los graduados, uno por uno, por orden de silla, para recoger los diplomas, hacernos una foto con la rectora y de nuevo a la silla.

―Aidan Cramer, alumno miembro del departamento científico, excampeón regional de los 200 metros mariposa y el primer graduado con honores de la tarde.

No negaré que me avergonzó un poco tener que subirme a esa tarima a recoger el diploma el doble de grande que el resto de mis compañeros, delante de no sé cuántas personas aplaudiendo. Tenso como un resorte, posé con la rectora y en cuanto tuve la oportunidad, me marché corriendo a mi sitio.

Que la gente me mirara tanto me daba mucha angustia.

Y a mí, lo que realmente me interesaba, era que llegaran a la W para ver a Alice.

Todavía pasaron unos cuantos minutos de aplausos casi ininterrumpidos a mis compañeros de curso hasta que llegó su turno. Se han empeñado en decir todos los títulos de cada estudiantes, y había algunos que tenían al menos siete. Agradecí de todo corazón que Alice solo tuviera uno.

―Alice Wagner, vigente campeona regional de los 100 metros estilo libre.

Quizá fue la que se llevó los aplausos más fuertes de toda la tarde. Todos los de natación aplaudimos con más fuerza, lógicamente, puesto que era la única que había ganado algo ese año en representación del club. Aunque mis aplausos eran para ella, no por su título.

La vi subir las tres escaleritas con una sonrisa, con las manos pegadas a la falda de su vestido para que la brisa no se la levantara, y la vi poner los ojos en blanco cuando sus dos hermanos silbaron con fuerza. Me pareció escuchar un "es mi hermana" por parte de Brandon.

―La señorita Wagner será la encargada de dar el discurso de despedida, así que le pediremos que no se aleje mucho del escenario.

Bajó las escaleritas y se esperó allí a que los pocos alumnos que quedaban subieran a recoger su título. Simbólico, porque ese papel no nos servía de nada. No negaré que fui incapaz de apartar mi mirada de ella, agradeciendo que no nos hubiesen hecho poner toga. Estaba realmente preciosa. Y acalorada, pues no dejaba de abanicarse la cara con el diploma.

Cuando fue su turno, le dejó su título a Elías, el único profesor de todo el instituto que nos había obligado a llamarlo por su nombre, y se arrimó al atril. No llevaba nada en sus manos, ninguna nota preparada, y eso me preocupó un poco. Temía que se hubiese olvidado.

Medidas Desesperadas ©Where stories live. Discover now