Chris y yo nos miramos.
―Lo que me faltaba ahora. Joder, creo que me voy a desmayar ―susurró Alice. Le di la nota a Chris, que la guardó rápidamente en su mochila.
―Escúchame ―pedí, agarrándola de los hombros. Ella me miró con los ojos aguados―. Ni puto caso.
―Aidan...
―Ni puto caso, he dicho. Vas a presentarte a absolutamente todos los exámenes y yo mismo me voy a encargar de ello. Vas a hacerlos, vas a aprobar y la semana que viene te vas a graduar, y vas a dar un discurso de la hostia, ¿me oyes? Vamos a resolver esto, te lo prometo.
―Todos te lo prometemos ―añadió Louise, acariciando el brazo de su amiga―. No dejes que te manipule más, Ali.
―Es que no sé qué... ―Suspiró trémula y sonoramente―. No sé qué hacer.
―Hacernos caso ―pidió Chris, captando su atención―. Vamos a encontrar a quién haya sido.
El timbre sonó en ese momento y yo fui el encargado de cerrar la taquilla de golpe y arrastrarnos hacia la clase en la que se llevaría a cabo el examen de español. Le pedí continuamente a lo largo del camino a Alice que por favor no pensara en esa nota, porque lo íbamos a tratar de solucionar antes del examen de latín.
Jonas, Rajesh y Siena habían conseguido desestabilizar a Alice para los exámenes de ese día, y estaba 100% seguro de que le habían dejado esa nota a sabiendas de que podían lograr ese efecto en ella.
🗒️🗒️🗒️
Chris acabó el examen antes que yo, lógicamente, porque el cabrón era hispanohablante. Yo salí solo cinco minutos después que él. Me esperaba delante de la clase, con su portátil en las piernas y tecleando a toda prisa. Levantó la vista al escuchar la puerta cerrarse.
―Tenemos plan para esta media hora de descanso y no es precisamente estudiar.
―Sí, ir a por esos tres gilipollas ―respondí mientras él se levantaba sin cerrar su ordenador portátil.
―Sí, porque sé dónde se van a reunir.
Me enseñó su ordenador y vi que tenía la aplicación de Telegram abierta. El chat se llamaba W123, el seudónimo de Alice en el foro, y los integrantes eran, en efecto, Rajesh, Siena y Jonas.
―¿Cómo coño te has metido en ese grupo?
―Ahora mismo estoy en el perfil de Jonas.
―¿Cómo...?
―Medidas desesperadas, amigo.
―Le has hackeado la cuenta ―confirmé. Él se rio.
―Nah, ojalá. Su contraseña es su usuario de Instagram y Snapchat.
―¿Jonasmithchemistry? Tienes que estar de broma.
―Te juro por mi hermana que no.
―Ese es más gilipollas de lo que pensé... ¿Y qué has podido sacar en claro? ―pregunté, viendo cómo cerraba el portátil se lo metía en la mochila.
―Que se van a reunir ahora, en cuanto acabe el examen, en las gradas de la pista de baloncesto. Por lo visto, allí se han reunido cada miércoles y viernes, porque saben que no pisamos ese lugar.
―Es arriesgado, porque yo, antes de empezar con la investigación de la lista y a ayudar a Alice a cumplirla, iba casi a diario...
―Piensa que Rajesh se ocupa de los marcadores. Debe pasar más horas de las que creemos allí y ya debe saber que no pasas por allí.
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Medidas Desesperadas ©
Teen FictionAlice, a sus dieciocho años, es una empresaria juvenil en toda regla. Hace meses que, bajo el seudónimo de W123, vende apuntes y exámenes de años pasados a los alumnos de su instituto. Y todo va estupendamente bien, hasta que una nota anónima llega...
Capítulo 29 | Ilegal
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