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Un oji verde se encontraba saliendo de su casa para ir rumbo al gimnasio que estaba cerca de esta misma, en donde trabajaba su viejo amigo China, la razón? El ejercicio lo ayudaba a despejarse de todos sus pensamientos que le atormentaban. A la par que este, salía un ruso temprano de su trabajo, y no le había avisado a su pareja puesto que quería sorprenderlo con sus flores favoritas, y su pastel favorito.

El ruso terminó su compra y se dirigió con la sorpresa a casa, sin embargo noto que esta se oía vacía, ya que el mexicano siempre tiene música, o se encuentra cantando o viendo televisión, y efectivamente no había rastros de este, salio de la casa y pregunto a la vecina con la que el mexicano era más cercano, si sabia en donde se encontraba este.

-Ah, no lo sabe? El joven México ya tiene tiempo de estar llendo al gimnasio que está cerca de aquí- decía la señora muy confundida, pues no pensaba que el joven México que de joven le quedaba poquito, no le había dicho a su esposo que iría al gimnasio en las tardes.

El ruso se tenso, como era posible que su taquito le escondiera algo, no tiene nada de malo que vaya al gimnasio, pero ¿porque no le dijo nada acerca de eso?

Agradeciendo la información que le brindo la contraria, se fue en dirección a su coche para dirigirse al gimnasio antes mencionado, el cual sabía dónde estaba puesto que ya lo habia visto de pasada en su tramo al trabajo.





















































No quería desconfiar de su pareja, pero la duda del porqué no le dijo que iría al gimnasio lo estaba carcomiendo.

Se estacionó prudentemente cerca, y bajo del carro encaminandose al gimnasio, una vez miro a través de la ventana, no le gustó para nada lo que veía, aparte de los ojos de otros hombres en el hermoso cuerpo de su taquito, había un hombre, que se veía de mayor edad, que hablaba alegremente con su esposo, su corazón empezó a calar, era esa la razón por la que su taquito no quería que supiera que iría al gimnasio?

En los ojos de ese hombre, Rusia podía notar el cariño, cariño con él que veía al mexicano, y eso no le gustaba.

















































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El mexicano estaba que se partía de risa, por aquel mal chiste de su amigo, cabe aclarar que antes de eso, el latino estaba muy decaído, y el chino se acercó a él para animarlo un poco, y vaya que funcionó.

Una vez se completo la hora que le dedicaba al gimnasio, se despidió del chino, y salió camio a su casa, topandose con el coche del peli blanco, cosa que se le hizo rara, que no Rusia salía hasta en la noche?

Se acercó al vehículo, y grande fue su sorpresa al notar a un melancólico ruso con un ramo de flores en mano y un pastel. ¿Para quien eran esas cosas? ¿Que estaba pasando? El mexicano no quería imaginar cosas, así que tocó la ventana del auto y un ruso que no cambió su mirada le abrió la puerta.

-Cuando me pensabas decir que venias a este gimnasio?- la voz del ruso se notaba triste y con un leve pero claro tono de molestia.

-Y-Yo no creí que fuera importante- En la mente del mexicano había mucha vergüenza, ¿Como le diría al ruso que empezó a ir por miedo a que ya no lo quisiera si descuidaba su figura? Era simplemente patético y el ruso seguramente pensaría igual si le decía.
-P-Para quien es esto- mencionó el mexicano adentrándose al carro preocupado por la respuesta.

-Es para ti- dijo el ruso así sin más, y encendió el coche para agarrar el camino a casa.




























Durante el camino a pesar de estar cerca de su casa, se sintió una eternidad, un silencio sepulcral, inundaba aquel auto, ambos con conclusiones sacadas de un libro de novelas de televisa. Cada uno se sentía menos para el otro, pero también se sentían mal por dudar de los sentimientos de la otra persona, ¿Que era lo que estaba pasando? ¿Que acaso no habían jurado en el altar estar juntos hasta que la muerte los separe?














































Una vez llegaron a la casa, nadie dijo nada, el ruso se fue a dormir desde muy temprano, y un mexicano que había hecho la cena, se quedó sin ganas de probarla y decidió dormir en el sofá. No sabía porque Rusia estaba así, era acaso que el divorcio estaba más cerca de lo que pensaba? No lo sabía pero si sabía que ya no soportaba eso, ya no soportaba las indiferencias del ruso, le dolían, le dolían mucho puesto que el lo amaba demasiado. Una lágrima cayó seguida de unas cuantas más mientras el mexicano trataba de conciliar el sueño en aquel sofá donde alguna vez durmieron también ambos.


















































El mexicano no se perdía de nada, el ruso estaba igual o peor, un nudo en la garganta no dejaba al peli blanco dormir, le dolia pensar que tal vez el mexicano estaría mejor con un hombre maduro y seguro de si mismo como el del gimnasio, pero se sentía tan egoísta por no querer aceptar eso, amaba al mexicano y lo último que quería era separarse de él, pero que podría hacer cuando el mexicano le diga que ya no querría estar más a su lado.























Ninguno de los dos soportaba la situación, solo querían volver aquellos tiempos en donde eran una pareja de enamorados, donde el tiempo no importaba, y la opinion de los demás tampoco, ahora solo eran dos personas que quieren volver a sus tiempos amorosos.

























































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¡Cómeme, Esposo mío! (Rusmex)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora