Siete

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La vida de Hyunjin estaba marcada desde que fue concebido. Desde que era pequeño le dijeron para lo que estaba destinado, le explicaron el propósito de su nacimiento. La forma en que fue difícil para su madre concebirlo debido a que era una alfa femenina, con pocos óvulos disponibles para la fertilidad.

Querían que fuera un alfa fuerte. Que llevara en alto el apellido Hwang y se hiciera responsable de la empresa de sus padres luego de que éstos se retiraran.

Sus padres eran muy tradicionales. Para ellos los omegas eran un eslabón más bajo que los alfas. Para ellos solo servían para procrear pero aún así no darían cachorros tan fuertes como lo haría una alfa femenina.

Así que Hyunjin, un mes después de su cumpleaños #16, despertó llorando luego de sentir un dolor en su vientre bajo.

Podía sentir la humedad entre sus piernas manchando completamente sus sábanas y su olor dulce, muy dulce, inundar completamente la habitación.

Se había presentado como un Omega.

La decepción de sus padres fue tan notable. Sobre todo cuándo su padre le dió una patada en su vientre, doblegando aún más el dolor en su útero.

—Una decepción completamente —gruñó su padre. Luego lo tomó del cabello haciéndolo gemir de dolor—. Para lo único que sirves ahora es para buscarte un esposo y puedas al menos dar unos buenos cachorros.

Y lo había dejado tirado. Sufriendo los dolores de su presentación solo. Se suponía que la presentación, al ser puro dolor, se pasaba con un círculo de personas cercanas. El omega tenía que ser llenado de olores y ser mimado.

Pero Hyunjin no.

Hyunjin había hecho de forma instintiva un pequeño nido y se había acurrucado ahí, aún llorando, frustrado porque ya era una decepción para sus padres.

¿En qué más podría decepcionarlos?

.

Le dolía el cuello. Hyunjin no se había dado cuenta que se había quedado dormido del otro lado de su sofá. Despertó para notar que estaba solo en su departamento. El lado donde había estado Jisung ahora estaba vacío.

Suspiró, estirando las piernas y tronando el cuello.

Se sentía un poco decepcionado. No esperaba que Jisung se fuera sin despedirse.

Se levantó para ir a la cocina a rellenar el plato de Kkami cuando escuchó la puerta de su casa abrirse.

Al comienzo, Hyunjin pensó que era Minho o Félix. Eran los únicos en tener su llave, pero luego recordó que Minho estaba en Gimpo con su familia y Félix en Busan con Jeongin.

La puerta se abrió para ver a Jisung, silbando, con una bolsa en la mano. Kkami lo fue a saludar como si lo conociera desde hace tiempo y no solo el día anterior.

No supo porqué el corazón de Hyunjin se calentó ante la escena tan doméstica.

Jisung levantó la mirada para verlo y le brindó una sonrisa.

—Fui a comprar para hacer el desayuno —dijo el chico con una sonrisa. Hyunjin le brindó otra sonrisa, relajando completamente su cuerpo que no sabía que tenía tensionado—. Estabas dormido, así que tomé atrevidamente tu llave —dijo el chico caminando hasta la cocina.

—Hay comida en la nevera —dijo Hyunjin observando como Jisung dejaba la bolsa en la mesa de la cocina y sacaba las cosas.

—Ya abusé de tu confianza quedándome dormido en tu sofá. No quería agarrar comida de tu refrigerador sin tu permiso. Y te veías demasiado lindo dormido como para despertarte.

Solo era diversiónOnde histórias criam vida. Descubra agora