BUSCANDO A LA MUJER MARAVILLA

Comenzar desde el principio
                                    

Estoy agradecida de que no me sermonee, solo permanezca en silencio mientras trato de racionalizar mi estupidez imprudente. Cuando termino, se ofrece a llamar a Walter en mi nombre. Puedo sentir lo preocupado que está por mí cuando ni siquiera un solo cálculo o deducción se incluye en sus tranquilas palabras.

Momentos después de que colgamos, suena mi teléfono. Respondo tan rápido que ni siquiera reviso mi pantalla para saber quién es.

Primero escucho los gritos y se me encoge el corazón. Mis dedos se aprietan sobre mi teléfono celular.

—¿Camila?— Jadeo.

—No... Morgan...— Tartamudea.

—¿Estás bien, Morgan? ¿Qué ha pasado? —Pregunto, la preocupación me inunda. Nuestra dura amiga se ha resquebrajado. Esto es malo.

Ella toma una respiración profunda e irregular.

—Está todo jodido, ¿No Lauren?— pregunta ella.

—Sí,— lo admito solemnemente.

—Camila se ha ido —Dice. —Se fue y tengo el presentimiento de que no va a volver.— Empieza a llorar de nuevo, y me siento enferma de preocupación por ella y por mí.

—¿Dónde estás?— Pregunto. —¿Necesitas que vaya a buscarte?— Tengo que llegar a Camila, pero también necesito cuidar de Morgan.

—No, necesito quedarme aquí y vigilar el fuerte por Camila por si acaso. Simplemente vinieron y se llevaron su computadora.

—Joder.— Esto realmente está pasando.

—¿Qué quisiste decir, Morgan... Cuando dijiste que se había ido?

—Me dio su teléfono y dijo que iba a desaparecer por un tiempo. Ella me dijo que me consideraba una amiga. Y que me iba a extrañar.— Empieza a llorar de nuevo.

¿Por qué le daría a Morgan su teléfono antes de que me devolviera la llamada? ¿Ella incluso recibió mi mensaje?

—¿Desaparecer? ¿Qué quiso decir con 'desaparecer'?

—No estoy segura. Nunca la he visto así. Ella estaba llorando. Se veía horrible y asustada... Como si estuviera a punto de caminar a través del fuego.

—Camila...— Susurro.

—Había algo en que pudieran rastrearla con su teléfono.

Ay Dios mío. Mi Camila está asustada, muy asustada. Tengo que llegar a ella. Pero en el mismo momento me doy cuenta de que sin su teléfono, no tengo forma de contactarla, de encontrarla. Ella también está perdida para mí.

—¿Te dijo adónde va?— Pregunto.

—No, dijo que no podía saberlo, pero que se comunicaría conmigo a mi celular en cuanto pudiera.

No es propio de Camila ser paranoica. Esto me está volviendo loca.

—¿Tienes alguna idea de adónde iría?

—No realmente...— Morgan olfatea, luego continúa, —...Porque por lo que parece, no irá a ningún lugar tan obvio como el de su amiga, Jenn. Parece que no quiere que la encuentren.

Tampoco suena como si ella estuviera viniendo a mí y esa comprensión me mata. Ella sabe que haría cualquier cosa por ella, pero no soy lo que ella quiere en este momento.

Todavía en el teléfono, me levanto y tomo las llaves de mi auto. Estoy a medio camino de mi auto cuando me doy cuenta de que ni siquiera cerré mi frente puerta. Doy un paso hacia atrás, dándome cuenta de que tengo que calmarme y concentrarme. No puedo conducir en este estado o seré insegura para los demás. Tomo una respiración profunda.

Comic (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora