Primer capítulo: Nunca más

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-Papá, ya te lo dije, esa tipa se buscó lo que le hice-papá estaba algo molesto-pero ella solo contó la verdad a medias, ella me arrojó unas tijeras a la cabeza y yo me arrojé un bote con pegamento blanco y algodón, eso es empate.-

-Mira Johanna, ya me están cansando tus niñerías, debes madurar, ya tienes 16 años, en dos semanas cumples 17 pero sigues comportándote como una niñita de 7 años, en serio, hija, ¿cuándo vas a crecer y madurar?-

-El día en que el mundo no sea la inmundicia que es ahora.-

-Mira, si ese día será el día que crezcas, será mejor que no me haga ilusiones.-

-¿Por qué lo dices?-

-El mundo siempre será una inmundicia, nunca cambiará, los que cambiarán serán los hombres, pero solo si ellos lo deciden.-

-Papá, solo debes venir a firmar por mí y listo-me estaba empezando a hartar de escucharlo.

-Pues no nos queda de otra, tu madre llegaremos en media hora.-

Y así termina otro día en mi "maravillosa" escuela, mi nombre es Johanna Hale, tengo 16 años, mi cabello es pelirrojo, mis ojos verde esmeralda y mis labios rojos como mi cabello, mi piel era blanca, pero ya algo quemada debido a que vivo en una cuidad cerca de la playa, ms padres, por el contrario era un reflejo paralelo de mi, ellos era morenos de ojos cafés, pero mi madre tenía el mismo cabello rojo que yo. Como era costumbre me habían llamado a hablar a la dirección, yo no era peleonera, pero no significaba que no me podía defender de la escuadra de perras... perdón, escuadra de "porristas" que poblaban mi salón de clase. Mi padre ya venía en camino así que decidí esperarlo, pero la media hara había pasado, de hecho habían pasdao dos horas y ni sus luces, cuanod de pronto recibieron una llamada en la dirección, era de un hospital, pero yo no entendía por qué me llevaban a mí y mucho menos que al llegar a la sala y esperar a la maestra, esta llegara llorando hacia mí y me abrazara.

-Johanna, te tengo una mala noticia-e mpezó a decirme y con largimas en mis ojos caí al suelo de rodillas-tus padres tuvieron un accidente...-se le rompió la voz-lamentablemente fallecieron.-

Sentía que estaba dormida, que esaba atrapada en una pesadilla, pero la triste realidad es que, era la realidad, no iba adespertar nunca, porque nunca estuve dormida.

-Quiero irme a casa-fue lo unico que mi boca fue capaz de decir antes de colapsaren un vacio sin fin, del cual no pude salir, al menos no ahora.

Cuando desperté por la mañana la sensación de vacio era inmensa, la alarma no sonaba, mamá no la había activado, no olía a café, papá no lo estaba preparando, no había constantes gritos de "ya levantate, se te hará tarde para el colegio", esos días habían terminado para mí, nunca me había gustado que me apuraran, pero ahora que estaba sola lo extrañaba en exceso, ahí fue cuando me dije:

-Johanna, esos días terminaron, y no volverán, nunca más.-

La Hija de NadieWhere stories live. Discover now