El refugio de las cervezas eternas

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Terminé de trabajar bastante tarde ese día, a las 11:30 PM estaba buscando algún local en el que poder tomarme algo y comer. Estaba tan sudado y hambriento que cualquiera me valía. Iba aún con el traje y la cartera del trabajo, aunque llevo el traje abierto porque nunca me ha cerrado. Casi todos los bares o restaurantes que veo están cerrando o tienen ya la cocina cerrada, así que me metí en un bar de copas que ponía que tenían menú, pero cuando entré vi una taberna de mala muerte con 4 hombres que me duplican la edad. Me dirigí a la barra y puse mi gran culo gordo sobre un taburete de la barra, rápidamente viene una camarera.

- ¿Qué ponemos por aquí? - pregunta la chica muy sonriente. Tardé unos segundos en contestar porque ella estaba muy muy buena.
- Perdona sí - tosí para apalear la vergüenza - ¿Pones montaditos?
- Vale pero creo que te vas a quedar con hambre, ¿ponemos una baguette o una chapata?
- Sí, chapata y una birra - le contesté sonriente.
- ¡Ahora mismo!

La chica me contestó alejándose a la cocina. Era una chica alta, rubia y de muy buen ver. Estaba muy buena, cuántas veces he fantaseado con una chica así, pensaba que solo existían en la lupa de instagram. La taberna ya no parece tan mala desde que la he visto a ella. Miro mi móvil, pero no me ha escrito nadie, no soy nada popular. Cuando levanto la mirada ahí está ella, echándome la cerveza del grifo, me la trae acompañada de una tapa de patatas bravas. Le digo "oye perdona, no he pedido esto" y ella me contesta "no te vas a tomar la birra sin nada mientras se hace la chapata" y se ríe para sí misma. Es muy dulce esta chica, tiene unos labios gorditos y puede que suaves, huele a fresas (es lo único que huele bien en este sitio) y está tremenda, parece que entrena porque se ve que tiene los glúteos definidos y los brazos fuertes... Yo sin embargo soy un gordo seboso que cuando tiene que subir una cuesta, suda como un cerdo en el matadero. Podría intentar decirle algo, pero muy probamente me rechace o le de asco, quién sabe. En fin, la chica vuelve con mi bocadillo de chapata, lleva lomo, pimiento, cebolla, queso, jamón york, huevo y mayonesa, acompañado de una guarnición de patatas muy generosa. "Qué aproveche" dijo ella y no me quitó ojo de encima hasta que se entró de nuevo en la cocina. Me quedé a solas con la tapa y mi bocadillo y lo engullí, estaba muerto de hambre y cuando comencé no pude parar. En un momento, mi cerveza se acabó, pero no pensaba en pedirme otra cuando llega ella y me la vuelve a rellenar hasta arriba, intento agradecérselo, pero no podía hablar con la boca llena. Seguí tragando hasta que mi plato se vació por completo, rebañe la poca mayonesa que quedaba en el plato con unas pocas de patatas sueltas.

- ¿Has comido bien? - la camarera me suelta una mirada pícara.
- Por supuesto, con este plato y este servicio, ¿quién no comería bien aquí? - le dije sonriendo, ella se ruborizó.
- Creo que aún puede comer un poco más, se lo puede permitir - dice mirando mi barriga.
- Anda - me reí - pero no cuento con más dinero para gastar aquí.
- La tapa la invitaba la casa y esto también - saca otro bocadillo de chapata exactamente igual que anterior - ¿prefieres mayonesa o salsa gaucha? - sonreía.

Ella estaba disfrutando con esto, se le ve y si ella quiere no lo puedo rechazar. Me lo como sin demorarme mientras ella no me quita ojo de encima. Durante este tiempo, salieron los 4 hombres que estaban en aquella mesa, estábamos solos, aproveché esto para hacerle preguntas más personales.

- ¿Cómo te llamas? - digo tomando un trago de mi cerveza y terminándola.
- Me llamo Serena de la Paz - dice rellenándome la birra.
- Qué nombre más bonito, yo soy Marcos, encantado - le contesté y le di otro gran bocado a mi bocata.
- ¿Cuántos años tienes Marcos? - preguntó ella - ¿Cómo te ganas la vida?
- Tengo veintiséis años y trabajo como adminis-...t-trativo - unas cuantas migajas escaparon de mi boca, desafiando mis intentos de mantener una conversación clara mientras saboreaba mi comida.
- ¿Trabajas en BLG? - preguntó.
- Sí, ¿ch-cómo lo has sabido?
- Son las únicas oficinas que hay por aquí cerca - dice sonriente - además hay un compañero tuyo que viene por aquí con frecuencia.
- ¿Quién? - sigo comiendo mientras la escucho.
- Se llama Francisco Javier, el suele almorzar o se pilla algo para llevar de aquí.

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