Capitulo 11

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.Zadckiel.


Seguía aún de mal humor por su pequeña confrontación con Ilaria de hace ya mucho rato. Ahora se encontraba en el balcón del palacio junto al rey y al jefe de la armada, Pearcy, hablando sobre la seguridad del palacio. Pero, realmente no prestaba atención a nada fuera de sus pensamientos.

—¿Redoblaron a los guardias?—le preguntó el rey a Pearcy frente a ellos.

—Justo como lo ordenó, su majestad.

Él escuchaba la conversación pero mantenía su mirada sobre las personas que iban y venían, por los jardines, los establos, el campo de entrenamiento y la puerta principal del palacio, ese balcón tenía una vista panorámica de la gran parte del palacio. Sólo levantó su mirada cuando escuchó que la conversación entre Pearcy y Evander terminaba.

—Encárgate de reforzar a los guardias de la puerta principal—le había ordenado Evander—Ya puedes retirarte.

La respuesta de Pearcy fue un asentimiento con su cabeza antes de reverenciarse e irse a seguir con sus labores.

Zadckiel, aun malhumorado, siguió con su mirada sobre el panorama mientras Evander se acercaba a él.

—¿Sigues enojado?

—No sé de qué hablas—fue su...seca respuesta.

—Bueno, supongo que debes saber lo testaruda que es, y, sin mencionar que sigue furiosa con nosotros después de ocultarle la verdad, era más que claro que no te dejaría acompañarla—explicó Evander recibiendo una mirada cansada de parte de Zadckiel.

—¿Que tartas de decir? ¿Que está bien que saliera sola?

—No digo que esté bien, no me siento cómodo con que esté afuera del palacio pero, fue con un guardia ¿No?—preguntó recibiendo un asentamiento como respuesta de su parte—Al menos no estará sola.

Pero él no pensaba así, no sé sentía cómodo con el hecho de que Ilaria se encontrará cabalgando sola con un guardia por el bosque. Tenía una extraña sensación en el pecho a la que no le dejaba de dar vueltas. Pero también tenía la certeza de que ella sabría manejarse en situaciones de riesgo y, debía admitir, que había llevado a uno de los guardias más dotados que tenía la armada. Pero aun así, una sensación extraña recorría sus venas, por lo que decidió cambiar el tema girandose hacia Evan.

—¿Que piensas hacer con la chica ahora?—le preguntó mientras el rey suspiraba.

—Por el momento, dejarla recuperarse. Es lo mínimo.

Su respuesta hizo que Zadckiel pusiera una mueca.

—¿Crees que eso fue correcto? Siento que debiste cortarle todo el brazo—le dijo sin importarle lo brusco que eso sonara, la sutileza no solía ser una de sus virtudes.

Hizo que el rey riera después de escucharlo.

—Bueno, Zadckiel, era una opción pero...era algo más mortífera, y más sucia; y solo era un mensaje para su tío. Aún no es tiempo de terminar con ella.

Zadckiel lo observaba a él tratando de ignorar el humor des haytrozado que tenía en su interior.

—Cómo sea, igual le dejaste una gran cicatriz con la que tendrá que aprender a vivir lo que le quede de vida—le admitió antes de señalarse la suya en su mejilla—Creeme, sé lo que te digo. Conozco de cicatrices dolorosas.

—¿Que es eso?

-¿Ya no sabes lo que es una cicatriz? Por lo Dioses, estás peor de lo que pensaba—le respondió distraído mientras acomodaba la espada en su cinturón.

LA ESPOSA DEL REY {Los Cuatro Reinos #1}Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon