-No, pero sé que una caída así puede hacer que lo pierda.-dijo preocupada mientras Beth levantaba su falda para revisarla. Un ruido llamó la atención de Evanna.

-Silencio alguien se acerca.-dijo la rubia mientras apuntaba con su flecha en dirección al ruido.

-No hay sangrado.-susurró Beth algo animada, aunque el bebé no estuviera fuera de peligro aún.

Entonces Evanna disparó contra el guerrero Campbell que apareció por el pasillo. Lorna y Beth dieron un respingo. Le había dado en el ojo atravesando le el cráneo. La rubia se apresuró a recuperar las flechas de ambos cadáveres.

-Deben de haber burlado a nuestros guerreros, vendrán más y no tengo muchas flechas.-explicó preocupada.

-Tenemos que llegar al pasadizo, es nuestra única opción.-dijo la pelirroja y le devolvió el cuchillo a Lorna.-¿Puedes caminar?

-Aguantaré hasta ponernos a salvo.-aseguró la morena levantándose entre quejidos.

-La entrada más próxima está en esta misma planta, en el dispensario.-explicó Beth.

Caminaban en silencio, iban rápido, pero deteniéndose en las esquinas, cerciorándose de que no había ningún enemigo antes de continuar. Cuando estuvieron cerca del dispensario vieron un Campbell, les impedía el paso, estaba vigilando. Un gran alboroto vino de la planta inferior, eso hizo que el guerrero girara en su dirección y las descubriera. Evanna le lanzó una flecha, el se movió intentando esquivarla, y en vez de acabar en su pecho, se clavó en su hombro. Mientras Evanna preparaba otra flecha él corría hacia ellas, Beth le atacó con la antorcha cuando estuvo cerca quemándole el brazo y parte de su rostro. Se retorció en el suelo y ellas corrieron al dispensario. Se encerraron en la habitación.

-¡Tenemos que mover este armario!-gritó Beth tomando el mueble.

Lorna no podía empujar sin lastimarse de modo que Evanna tuvo que dejar el arco para ayudar a Beth. El mueble de madera era muy pesado y estaba repleto de libros y remedios. Muchos cayeron al suelo haciendo un ruido ensordecedor. Evanna estaba sudando y resoplaba, miró a Beth que estaba roja del esfuerzo. La revuelta de la planta inferior se escuchaba cada vez más cerca. Siguieron empujando mientras que Lorna se escondía tras la puerta con el cuchillo alzado dispuesta a ejecutar al primer Campbell que se cruzara. Consiguieron apartar el armario y Beth activó el mecanismo para que la puerta secreta se abriera. Lorna corrió hacia ellas, abandonando su puesto. Cuando la morena las alcanzó la puerta del dispensario se abrió y el guerrero al que Beth atacó entraba moribundo entre gritos. Evanna tiró su flecha mandándolo al infierno por fin. Se oyeron más pasos, Lorna y Beth se habían refugiado en el pasadizo, Evanna caminaba hacia atrás para encontrarse con ellas, sin dejar de apuntar a la puerta. Unos guerreros aparecieron en la puerta, Evanna iba a lanzar más flechas, pero distinguió los colores McGregor en sus tartanes.

-¡Calem!-bramó Beth de alegría corriendo a sus brazos, el rubio soltó su espada y recibió a su esposa entre sus brazos para besarla sin reservas.

Lorna y Evanna suspiraron aliviadas al saber que estaban a salvo.

-¡Lorna! ¡Lorna!-corrió el preocupado pelirrojo hasta ella.-¡Te han herido!-la sostuvo entre sus brazos.

-No es nada, Alistair.-le aseguró antes de besarlo.-Estoy embarazada.-le confesó entre lágrimas, él abrió mucho los ojos, sonrió y volvió a besarla.

Evanna se apartó para darles más intimidad. Buscó entre los guerreros McGregor a Galahad, pero el pelirrojo no se encontraba allí. Miró a Beth y Lorna con sus esposos y sintió envidia, se abrazó a sí misma en un acto de consuelo al tiempo que empezaba a llorar.

Destino Salvaje | Saga Salvaje IVWhere stories live. Discover now