Soy Becky Armstrong

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Becky frunció los labios en un gesto adorable.

-Pues ... Sí es un poco más complicado que eso- miró a Freen, con expresión de que no quería hablar-, es una larga historia...

-La noche es larga, Becky.

La castaña apoyó su mejilla en su puño, Freen notó los redondeados mofletes en la omega.

-Como sabes, soy la omega más deseada del montón, por eso de ser la primera cambiaformas luego de muchas, muchas décadas. Mis padres, entre otras personas de poder, creen que eso está en mis genes, y quieren juntarme con un alfa de linaje puro para que haya más niños lobito corriendo por estas tierras - Becky movió su mano para simular un animal corriendo -. O sea, tengo varios pretendientes que no me interesan. Iba camino para la casa de una de ellas, cuando sentí tu olor- dijo a Freen, esta se sentio completamente confundida -. Lo siento desde hace bastante tiempo, pero hoy fue más fuerte, así que me decidí y salté de la camioneta. En forma de loba corrí, mientras te llamaba, hasta que me escondí y me encontraste.

Becky se encogió de hombros al terminar su relato, como si fuera algo obvio o que no tenía mucha importancia.

Freen soltó una carcajada luego de unos segundos de silencio.

-Lamento informarte, cachorrita- Freen tenía una expresión de decepción en el rostro- que yo no tengo olor.

Becky frunció el ceño, esta vez la confundida era ella.

-Pero puedo notarlo perfectamente.- dijo por lo bajo, luego asintió como si hubiera comprendido un problema matemático-.  Ya entiendo, es porque estamos predestinadas, por eso puedo sentir tu... - se detuvo cuando las risas de Freen fueron más elevadas que su tono de voz. 

Becky la miró con enojo cruzándose de brazos hasta que Freen dejó de reírse, secándose una lágrima habló:

-Creía que ya no había idiotas creyendo en eso de los predestinados.

-Tal como la gente no creía que hubiera cambiaformas- replicó Becky de mala gana.

Freen pensó que la chica era una omega contestona, pero no dijo nada.

-Mira, no creo en esa porquería de los predestinados- dijo Freen, con una mano en su pecho-, nada de eso del hilo del destino, ni en esas cursilerías de uno ser la luna y el otro el lobo.

Becky tenía el ceño fruncido y los labios en un mohín, en un gesto de enojo adorable. 

-Café y Pino- dijo Becky simplemente, haciendo que Freen se quedara sin poder hablar.

Sabía perfectamente a qué se refería la muchacha, pero hacía mucho tiempo que nadie reconocía, o incluso sentía, su olor. 

-Puedo notarlo, perfectamente- repitió Becky, esta vez con total seguridad.

Freen no tenía nada que decir.

-Y, además, yo te llamé- continuó hablando Becky- y tú loba me escuchó, tú me escuchaste. ¿No es eso una prueba de que ya estamos conectadas?

Freen se esforzó en salir de su trance y solo se encogió de hombros.

-Yo escuché a un animal llorar y seguí el ruido, fuerte y claro.

-Lo escuchaste en tu interior.

-Lo escuché en mis oídos.

Becky pensó que Freen era sumamente terca.

-Me estaban buscando, ¿Tú crees que haría algún ruido en voz alta?

Freen no dijo nada.

-Mi loba habló a tu loba, yo hablé contigo, desde adentro - colocó una mano en el pecho de Freen, esta notó que eran pequeñas por más que la manga del suéter las cubría- porque estamos conectadas, estamos predestinadas a estarlo.

Freen miró a los ojos de Becky, sin decir nada, hasta que quiso cambiar de tema para deshacerse del silencio, señalo el collar de la chica.

Becky llevó sus manos hacia su cuello, palpando el grueso collar.

-Mis padres me obligaron a llevarlo, no querían que ningún pretendiente se sobrepasara y me mordiera- llevó una mano hacia su nuca-, y como saben que me incomoda, no me han dicho la contraseña ...

Freen asintió.

-Como que eres una hija única muy protegida. Guardias, collar.

-No soy hija única- Becky casi parecía ofendida-, ¿En verdad has visto alguna noticia sobre mí? Soy la menor de los Armstrong, Armstrong Kwan y Armstrong Noi son mis hermanos mayores. Seguro escuchaste de ellos.

Freen permaneció en silencio hasta que Becky se dio cuenta qué pasaba.

-No tienes ni puta idea de quienes son- dijo, a lo que Freen asintió-. ¿Vives bajo una piedra? ¿No conoces a los Armstrong, ambos grandes alfas, exitosos actores, modelos?

-Estudio medicina, Becky, duermo y leo, no tengo tiempo para ver-

-Solo soy especial para mi familia porque soy cambiaformas- Becky la interrumpió, en tono triste.

Freen no pudo evitar mirarla con algo de pena.

-Me tratan así- señalo su collar-, desde me que vieron como loba.

Freen no tenía nada para decir al respecto, miró el reloj sobre el escritorio, que marcaba la aguja pequeña en las once y la grande en las nueve.

Luego se volteó hacia su cama, que era individual la cual estaba siendo ocupada por esa omega.

Se volteó hacia su closet, de donde sacó una frazada, se acomodó en el suelo junto a la cama y se envolvió completamente.

Becky la miró curiosa desde la cama.

-¿Quieres que te dé tu cama? No es justo que duermas en el...

-No- Freen habló de forma seca, y Becky cerró la boca.

Volteándose para dormir, Becky decidió no hablar más e intentar;  aunque por dentro estaba sumamente feliz de haber escapado de su familia y estar en la casa de su predestinada.

En el suelo, Freen pensaba en que quizás Becky podía volver a despertar a su loba, aquella que había perdido junto con su posición de alfa.

Acostumbrada a su vida de falsa beta, no sabía qué iba a pasar si volvía a ser una alfa.

Ambas, una de felicidad y la otra de inquietudes no durmieron en toda la noche pero fingieron hacerlo.

Ambas, una de felicidad y la otra de inquietudes no durmieron en toda la noche pero fingieron hacerlo

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DELTA || FreenbeckyWhere stories live. Discover now