- Kimi Räikkönen -

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Bailando en el medio de la improvisada vista de baile, sintiendo las vibraciones de la música recorrer mi cuerpo, el alcohol en mis venas y algunos observando la escena frente a ellos.

Mi mejor amiga y yo con nuestros cuerpo pegados, moviendo las caderas en sincronía y nuestras manos jugando en el aire.

Usualmente no habría aceptado venir a un lugar así, donde los únicos sonidos que se pueden percibir son la música, las respiraciones agitadas y algunos gritos de euforia, donde el alcohol era el protagonista de la noche, mostrándose en diferentes presentaciones. Cada individuo esparciendo tensión, la iluminación colorida y a la vez oscura haciendo aún más tenso esto.

Estábamos en una ciudad hecha revuelo porqué recientemente una carrera de la fórmula 1 se había llevado a cabo. Donde mi grandísimo padre había participado, Fernando Alonso, sin embargo había quedado en segundo lugar, detrás de Kimi Räikkönen, por lo tanto mi progenitor no estaba feliz y en una arranque de enojo tuvimos una discusión que es lo que me llevo a estar en este lugar de mala muerte, sintiéndome jodidamente vacía.

Podría decirse que me había escapado, que había huido de mi padre para evitar tener que tener esa conversación, simplemente huyendo de la realidad, refugiándome en el alcohol y el roce de cuerpos, pero sería algo de una vez, después volvería a ser una niña buena, una ejemplo a seguir.

Sin embargo, en este preciso no me atormentaban esos pensamientos, había alcohol suficiente en mi cuerpo y mis bragas húmedas por la tensión que se desprendía en el ambiente.

Y sentía que todo iba tan bien, todo iba de puta madre, hasta que unas fuertes manos junto con una colonia varonil tomaron mi cuerpo para acercarme a él. Era el maldito bastardo que me había metido a las carreras clandestinas, lo que significaba que él cabrón no estaba aquí para platicar; quería que compitiera.

Para mi mala suerte, no pude negarme.

Mis pulmones llenándose de aire fresco, mis piernas temblando por el frío aire y mis ojos rojos por las lágrimas que había derramado. Estaba apunto de caminar y seguirlos, ir tras ellos mientras intentaba bajar mi ebriedad y no ser tan estúpida como para competir y arriesgar vidas ajenas, de igual modo tardaría en empezar, pero antes de continuar con mis vagos pensamientos una mano tomó mi antebrazo con relativa fuerza.

– Arabella. – su masculina voz e inigualable acento me hizo sentir escalofríos.

– Kimi... – voltee abruptamente encontrándome con su fría mirada. – ¿Qué mierda haces aquí? –

– Tú padre está preocupado. – soltó mi brazo con delicadeza para subir su mano y tocar mi mejilla.

Aprecie sus ojos, su ropa ligeramente desaliñada, sus rasposas manos tocando mi rostro y entreteniéndose con mis labios, prestando atención, recorriendo mi cuerpo, sus dedos encontrando el borde de mi vestido jalando con poca fuerza para acomodarlo, volviendo a subir para enredar sus dedos en mi cabello y con el descaro de rozar nuestros labios.

– Dile que estaré bien. – fue lo único que salió de mis labios, antes de plantar un pequeño beso y alejarme poco a poco.

– No vas a competir, preciosa. –

Gran error había cometido al decir esas palabras, no le había hecho caso a mi padre ¿por qué habría de hacerle caso a él?.

– Lo siento amor, esta no es tu carrera. –

Dejándolo atrás y con él alcohol en "niveles bajos" llegue con el hombre a cargo, luciéndome, después de todo, gracias a mi eran dueños de esta zona. Me dieron las llaves del auto, un lindo Lamborghini Aventador color negro, haciendo juego con mi vestido.

Subí al auto y voltee a mis alrededores para ver al resto de competidores, apreciando qué el auto a mi lado, estaba aún vacío. Lo que me sorprendió, puesto que en minutos la carrera empezaría.

Levante la mirada encontrando el retrovisor y observe mi labial corrido, así que intente arreglarlo, pero una voz me distrajo.

– Sí yo gano, serás mía esta noche. – suspiro y se recargó en la puerta. –Sí tú ganas, guardare el secreto. –

– No me parece un trato justo, Kimi. – le sonreí con inocencia. – Pero, acepto. –

Lanzó un beso y se fue a su auto, listos para empezar la carrera. Recorriendo las calles, llevando el coche al límite, disfrutando de la adrenalina y el aire inundado mis pulmones.

Las luces mostrándonos el camino y algunos curiosos viendo cómo autos lujosos iban a máxima velocidad, la policía alcanzando algunos autos y otros disfrutando de la ilegal escena.

Iba en la delantera, llevando al hombre que me robaba suspiros atrás, en un momento de distracción su auto igualó al mío, cruzando miradas y pisando el acelerador, pero para su mala suerte y como ya se lo había dicho, esta no era su carrera.

Llegando al límite y por tan solo milímetros, logré llegar en primer lugar, dejándolo en segundo, supongo que ahora iba a sentir lo que mi padre. Golpee el volante con efusión y dando gritos de emoción. Frenando en el centro y bajando del auto, mirando a mis alrededores, todos aplaudiendo por mi.

Kimi bajó del auto y se acercó a mi, para mi sorpresa, me abrazo y me susurro al oído.

"Te deje ganar."

Ambos sonreímos, pero el momento duro poco porque las sirenas de la policía nos alarmaron, el finlandés tomó mi mano y me subió al auto con prisa, llevándonos a su hotel.

Casi corriendo al elevador, llegamos a su habitación, abrió la puerta y me dejo pasar. Con genuina inocencia observe el lugar, prestando especial atención a los ventanales frente a mi. Se acercó a la barra y me sirvió un vaso con agua, para después dármelo y pararse a mi lado, sin decir una sola palabra.

– Papá dice que solo soy un trofeo para ti. –

Solté en un susurro antes de voltear a verlo, quién seguía perdido en su mente. Verlos así expuesto que siempre ha sido un hombre reservado y callado, que no solía mostrar emociones, a pesar de todo eso, sentía calidez en sus escasas palabras, sus contacto y su mirada, viéndome a mi y solo a mi.

– ¿Un trofeo? – por fin volteo a verme y con cuidado me encamino a la barra.

Dejo los vasos en la encimera y asintió para sí mismo, se acercó a mi y con cuidado me abrazo, se enganchó un poco y tomó mis piernas para engancharlas a sus caderas, me sentó en la misma encimera, más no hizo nada más que abrazarme.

Parecía que no quería soltarme y yo tampoco a él, no quería dejarlo ir y que se desvaneciera esta faceta de él, donde únicamente me follaba y después me dejaba sola en su habitación, me ignoraba por semanas y después regresaba para repetir la rutina. Todo coincidía que regresaba después de haber perdido una carrera, por eso mi padre decía que era un trofeo, algún tipo de compensación.

– No eres un trofeo, perdóname si te hice sentir así. – apretó un mi cuerpo al suyo y escondió su rostro. – Pero, tengo miedo. –

Con delicadeza empezó a dejar besos por mi cuello y sus manos llegando a mi cintura, se alejo con cuidado para verme a los ojos, acercando sus labios a los míos.

– Permíteme demostrarte que puedo amarte y que no soy la mierda de persona qué crees que soy. –

Lo dijo refiriéndose a que días antes había dicho que solo era un egoísta.

Bese su frente y lo abrace nuevamente, asintiendo y sintiendo el corazón palpitar tan rápido como un auto de carreras.

Sonrió como un niño que después de mucho tiempo le habían convencido un deseo y al igual que yo dejo escapar un pequeño jadeo, tomó mi cuerpo y comenzó a decir cosas sin sentido, llevándome en brazos a su habitación.

...
– Personalmente no me gustó, siento que no hile bien las ideas pero pues quería subir algo. Después los editaré y arreglare los detalles y los roces entre los protagonistas.

– Prometo que voy a subir los "pedidos" que pusieron en lo comentarios, poco a poco pero los publicaré.

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