i remember the night at the hotel ⚽ lionel scaloni

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te acomodaste la toalla sobre tu cintura, habías estado en la pileta del hotel por unas cuantas horas y habías decidido, más que nada porque eran casi las seis de la tarde, volver a tu habitación para prepararte para poder ir a cenar a algún lugar de la ciudad en la que estabas de vacaciones. de tu pelo todavía caían algunas gotas de agua que mojaban levemente tus hombros pero poco te importaba, en menos de cinco minutos ibas a estar cómoda dentro de tu habitación, disfrutando de una larga y ansiada ducha con agua tibia.

agarraste tu bolso de la reposera en la que estabas y guardaste la remera que habías usado para ir a la pileta ahí adentro. chequeaste por última vez que todo estuviera en orden y fuiste a esperar el ascensor. tocaste el botón correspondiente y esperaste unos segundos a que las puertas se abrieran para dar un paso, entrar y tocar el botón que decía "2".

levantaste la mirada de tus pies cuando viste como un pie frenó que el ascensor cierre sus puertas. un hombre, de pelo azabache húmedo, con una toalla sobre sus hombros y agitado entró en el lugar. de repente, sentiste tus cachetes arder cuando hicieron contacto visual y los ojos negros desconocido recorrieron tu cuerpo. claro, estabas semidesnuda, con una simple toalla cubriendo parte de cintura y el corpiño de tu malla favorita.

—¿esta linda la pileta? todavía no tuve la posibilidad de ir a ver qué onda —soltó el desconocido, después de tocar el botón correspondiente y dejándose caer sobre una de las cuatro paredes del lugar, al lado tuyo pero con un poco de distancia. si bien era la primera vez que lo veías, no podías mentir, era un hombre lindo. estaba vestido con lo que parecía ser un conjunto deportivo y podías deducir (por la toalla en sus hombros y la botella de agua en sus manos) que venía de entrenar.

—sí, esta linda —atinaste a responder mientras desesperada buscando tu remera para aunque sea cubrirte por lo que quedaba del viaje. tu estadía en el hotel había arrancado días atrás y jamás te habías cruzado a alguien en el ascensor pero hoy, que estabas casi en bolas, el destino había decidido que hoy tu suerte iba a cambiar.

—upa, ¿qué pasó? —preguntó el desconocido después de un ruido que alertó los sentidos de los dos. un segundo más tarde las cuatro luces que había en el techo se apagaron y se prendió la que parecía ser de emergencia—, no me digas que esta mierda se quedó —el azabache empezó a tocar todos los botones, buscando contactarse con alguien pero parecía ser vano.

—¿tenes claustrofobia? —le preguntaste, al ver como seguía insistiendo en tocar los botones y obtener alguna respuesta que no llegaba. negó con su cabeza en respuesta—, ¿entonces? ¿no ves que no funciona lo que estás haciendo?

—encima que intento sacarnos de acá, la señorita cuestiona mis métodos, ¿a ver que gran idea tenes vos? —retrucó él.

—buscar mi celular y llamar a alguien —le respondiste. metiste tus manos en tu bolso y lo primero que hiciste fue sacar tu remera para ponerla obteniendo como respuesta del hombre lo que pareció ser una mueca de disgusto. revisaste tu bolso una vez, dos veces, tres—. no no no, no puede ser —te sentaste en el piso del ascensor y empezaste a sacar las cosas que tenía adentro: tu libro, tu protector solar, tus lentes de sol, algunos caramelos y ningún rastro de tu celular.

—¿decías que ibas a buscar tu celular y que... —ahora el desconocido estaba sentado al lado tuyo con su espalda apoyada en la pared, sus pies sobre el piso, una sonrisa y una de sus manos se estiró hacia tu cuerpo—. Lionel Scaloni, un gusto —aceptaste la mano que te tendió y estiraste la tuya para presentarte y decirle tu nombre—. ¿hace mucho estás acá? —giraste tu cabeza para volver a hacer contacto visual y responder su pregunta.

—hace unos días nomás, tres para ser más exactos —de repente, pareció que los dos asumieron que su estadía en el ascensor iba a durar un rato y uno largo—, ¿vos?

—llegué el miércoles pasado —hiciste cuentas en tu cabeza y terminaste por deducir que hacía cinco días lionel estaba en el lugar—, ¿viniste de vacaciones? digo por tu... sencillez al vestir por el hotel —volvió a recorrer tu cuerpo con sus ojos y haciendo referencia a la poca ropa que tenías puesta.

—en mi defensa, es la primera vez que me cruzo con alguien en el ascensor después de salir de la pileta —lo viste esbozar una sonrisa—, y para mi mala suerte, me quedé atrapada con un desconocido.

—¿un desconocido? ya te dije mi nombre —le respondiste con una sonrisa—. ¿estás sola? —abriste tus ojos al escuchar semejante pregunta—, no no me refería a sola de soltera, de sola sola si no de sola acá, si viniste sola de vacaciones.

—deja de decir la palabra sola, ¿queres? me hace acordar a que tuve que venir de vacaciones sola y que además estoy soltera —le pediste. lionel sonrió triunfal—, ¿a qué se debe esa sonrisa?

—¿cual?

—la que pusiste cuando te dije que estaba soltera.

—yo no sonreí, me parece que estás alucinando por la poca luz que hay acá y porque ya llevamos varios minutos en un lugar sin aire —posó una de sus manos en tu frente, rompiendo el poco espacio personal que te quedaba—, ¿no tendrás fiebre vos? —paseó su mano por tu frente y cachetes, corriendo en su camino algunos pelos que caían sobre tu cara—. ¿es este el momento en el que tengo que decirte que el ascensor lo paré yo porque no sabía cómo hablarte o no?

sin darte tiempo a una respuesta, lionel cortó la distancia entre los dos estampando sus labios contra los tuyos tomandote por sorpresa. pasó sus dos manos por tu cuello y acercó su cuerpo aún más al tuyo mientras empezabas a corresponder el beso. tus manos rodearon sus brazos y cerraste aún más los ojos logró sentarte en sus piernas, quedando completamente a su merced.

—¿no te parece un lugar... un poco... público para que el dt de la selección argentina este chapando y manoseando a una mina que le pareció linda? —las manos de lionel seguían acariciando tu torso cuando le dijiste eso y obtuviste una sonrisa pícara en respuesta seguida por una leve negación con su cabeza—. ¿pensaste que no me dí cuenta? 

one shotsWhere stories live. Discover now