— Sabes, ahora que mencionas a Jules, creo que...

— No, no, ya dijiste que sí, no te puedes retractar. Pensándolo bien, es una buena ocasión para que dejen todo atrás y empezar de nuevo, Jules podrá ver lo maravillosa que eres, y tu podrás darte cuenta de... bueno, Jules es Jules, es aburrido, no tiene sentido del humor,  además es mi jefe, no lo invité, él se auto invitó, así que no me quedo de otra.

— Esta bien, haré lo posible por hacer las pases con Jules, estoy segura que me querrá tanto como tú a mí. — Dije, en tono de burla.

Llegar a Mallorca me tenía entusiasmada, ni bien aterrizar, y ya tenía planeado en mi mente todas las actividades que haré, lo primero en mi lista es ir de fiesta sí o sí.

Los chicos y yo planeamos ir a un club bastante reconocido, uno de los favoritos de Jules, según él, es tener el cielo en el infierno, porque van chicas hermosas, pero desde que notan que es francés se alejaban de él, ya que los franceses no tienen buena reputación.

Me estaba arreglando lo más hermosa posible, con un lindo vestido corto lleno de cristales de color dorado y con escote en V, mis labios rojos velvet como siempre, y unas ondas en mi cabello. Al verme en el espejo, el recuerdo de Alexandré no deja de rondar en mi cabeza, lo extrañaba tanto, y no entiendo porqué, se me hace tan extraño tener este sentimiento por él.

Me pregunto qué estará haciendo en este momento, si esta durmiendo bien, ya que desde la muerte de su padre no dejaba de tener pesadillas, y me pregunto si también piensa en mí.

Alguien tocó mi puerta, y me apuré en ponerme los tacones, pensé en François esperando por mí.

— Oh, hola.— me sorprendí un poco al abrir la puerta y ver a Jules en vez de a François. El me miró detenidamente y luego me sonrió cinicamente. — ¿Es hora de irnos? Tomaré mi bolso, espera aquí un segundo. — Fui corriendo a tomar mi bolso, pero a mis espaldas escuché como la puerta se cerraba, lo cual me asustó un poco.

— ¿ Dónde está Alexandré?

Oh, Dios, aquí vamos de nuevo.

— Esta en un viaje de negocios en Singapur, ¿François no te lo había dicho? — Dije, tratando de sonar calmada.

— ¿Estás segura de eso? Tengo una fuente confiable que me ha dicho que lo han visto en América. ¿Qué busca en América?

¿De qué diablos está hablando? Alexandré no tiene ninguna razón para mentirme, Jules debe estar en un error.

— Tss.. ¿Porqué me preguntas a mí, acaso soy su secretaria?

— Eres su esposa...

— ¡Sí, soy su maldita esposa, eso ya lo sé! Lárgate, si solo vienes a fastidiarme. Te lo he dicho mil veces, si quieres saber algo respecto a mi esposo, pregúntale a él, a mi déjame en paz.

— ¡¿Cómo te atreves a gritarme?! ¿Quién te crees que eres, ah?

En este momento, no me importa lo que haya dicho François horas antes, este tipo es imposible, insufrible, e insoportable.

— Mira, te lo diré por última vez, no me importa lo que haya pasado entre Alexandré y tú, no tengo nada que ver, y no me importa, entonces, ¿Porqué aún me sigues fastidiando? Vienes a mí cuarto, a decirme que Alexandré está en América, ¿porqué está en América si me dijo que estaría en Singapur? No lo sé, de verdad no lo sé, en todo caso, este es un asunto entre mi esposo y yo, ¿A ti qué te importa? — si las intenciones de este hombre era hacerme enojar, felicidades Jules, lo has logrado, y no te irás con las manos vacías.

— Esta bien, voy a pretender que te creo, que supuestamente eres inocente y no sabes absolutamente nada. Espero que Alexandré no esté cometiendo alguna tontería, porque eso nunca se lo perdonaría.

The million dollar manWhere stories live. Discover now