Capítulo 28. Hasta mañana.

Start from the beginning
                                    

-Déjala en paz -lo apartó un poco para que no llegara a mí. 

-Ah, o sea que no niegas lo de tu novia -se dio cuenta entonces el moreno. 

Los demás reprimieron una risa y yo saqué el dedo a Ansu por un lado de Gavi. 

-Para tú también -se giró hacia mí echándome un poco para atrás. 

-Has tenido suerte -escuché que decía Ansu, porque Gavi me tapaba. 

-Si eres un perdedor no es mi culpa -me burlé. 

-Valentina -me cogió Gavi se las manos. 

Solté una risita y las apoyé en su pecho mientras trataba de mirar a Ansu. 

-Ah, Gavi, mañana ya te llevaré la cartera, que te la dejaste anoche en mi casa -habló Ferrán. 

Automáticamente dejé de fijarme en Ansu y centré mis ojos en Gavi, quien me tapaba de todos los demás por la cercanía a la que se encontraba de mí. 

-Tranquilo, ya me la darás -murmuró el sevillano mirándome orgulloso. 

Sonreí levemente al darme cuenta y él me empujó un poco hacia atrás para que entrara al comedor, a lo que hice caso. 

Me solté y me di la vuelta, dispuesta a recoger mis cosas mientras Gavi se dirigía hacia la puerta. 

-Te dejas esto -entró Pedri con mi portátil. 

-Ah, gracias -alcé las cejas mirándolo. 

Fui a cogerlo y él lo apartó de mis manos, para después tendérmelo otra vez. 

-No te enfades, ya te contaré -dije un poco más bajito. 

-Más te vale -me miró amenazante pero en broma. 

Sonreí levemente y le guiñé un ojo antes de dirigirme hacia la puerta. 

Me despedí de los demás con un grito y seguí al sevillano hacia el coche. 

-¿Cómo es que has querido que te llevara yo? -preguntó mientras arrancaba. 

-No sé, como has dicho que también te ibas -me encogí de hombros.

-Ah -asintió incrédulo. 

Reprimí una sonrisa y tomé aire. 

-¿Tu madre está ya en casa? -se interesó sin mirarme. 

-Sí, me ha enviado antes un mensaje -contesté tranquila. 

-Qué pena -murmuró alzando las cejas. 

-¿Cómo que pena? Sino no tendría... Ah -sonreí al darme cuenta.

-¿Qué? 

-Nada -negué con la cabeza. 

-Aún así puedes venir a dormir a mi casa -ofreció provocador. 

-No, gracias -sonreí girándome hacia él. 

-¿Qué tengo que hacer para vengas? -preguntó acelerando un poco. 

-Nada, porque no voy a ir -solucioné. 

-Algo se me ocurrirá -aseguró pasando de mí. 

Rodé los ojos y volví a mirar hacia delante. 

Al poco rato llegamos frente a mi casa, y cuando fui a abrir la puerta del coche, de nuevo la mano de Gavi se posó sobre mi muslo. 

-Le estás cogiendo el gusto a esto, eh -me giré hacia él. 

-Le estoy cogiendo el gusto a muchas cosas -alzó las cejas. 

-¿Qué? -me quedé observándolo. 

-¿Vas a darme un beso? -preguntó entonces. 

-No. 

-¿Puedo dártelo yo? 

-Tampoco -sonreí. 

Bajó la mirada a mis labios y volvió a subirla a mis ojos. 

-¿Puedo pasar a recogerte mañana? -siguió. 

-¿Si te digo que no, vas a hacerme caso? -alcé las cejas. 

-No. 

Negué con la cabeza y él se encogió de hombros. 

-Si tú tomas decisiones yo también -habló de nuevo. 

-Sí, la cosa es que yo tomo las decisiones por mí -maticé. 

-Claro, y yo también las tomo por ti -sonrió sarcástico. 

-Mira, es la única cosa en la que tienes razón desde que nos conocemos -me sorprendí de forma irónica. 

-Tengo razón en muchas cosas -aseguró. 

-¿Ah, sí? 

-Valen... ¿Qué te he dicho sobre decirlo de esa forma? -tensó la mandíbula.

-No lo he dicho de ninguna forma -argumenté. 

Se repasó los labios con la lengua y yo a duras penas pude apartar la mirada de ahí. 

-No vuelvas a hacerlo -pidió como ahogado. 

-¿O sino qué? -me acerqué un poco. 

Se acercó también, algo más serio y recorrió mi cuerpo con la mirada de arriba abajo, haciendo que a la vez me recorriera un escalofrío. 

-Sino vas a necesitar muchas almohadas para...

-Shh -lo corté de golpe. 

Sonrió orgulloso y repasó mi cara de forma rápida, a lo que lo imité. 

-No le has contado a Pedri lo de ayer -recordó. 

-No -negué con la cabeza. 

-¿Por qué? -preguntó algo más bajito. 

Me encogí de hombros y tomé aire. 

-Porque fue una tontería -solté para provocarlo. 

Asintió y sonrió, sabía que no lo decía en serio. 

-Si fue una tontería, ¿Por qué no dejas que te bese otra vez? -se le ocurrió. 

-Ayer tampoco te dejé, lo hiciste directamente. 

-¿Duermes encima de mí pero no quieres besarme? -alzó una ceja. 

-Tú dormías conmigo y no querías sentimientos -lo miré de la misma forma. 

Se mordió el labio y no dijo nada. 

-Jaque mate -murmuré victoriosa.

Soltó una risita y llevó su mano a mi nuca, para acercarme a él y dejar un beso sobre mi mejilla. 

-Nunca he sentido tantas cosas como cuando despertabas a mi lado -susurró muy cerca de mí.

-Si quieres que vuelva a hacerlo vas a tener que demostrármelo -susurré también. 

Se separó un poco como para analizarme a ver si lo decía de verdad, a lo que sonreí de forma suave.

Soltó mi nuca y llevó la mano a los asientos de atrás, para después poner entre nosotros un ramo de rosas. 

-Ayer no te lo llevaste -advirtió tendiéndomelo. 

Tomé aire y cogí el ramo. 

-Gracias -alcé las cejas. 

-De nada, señorita -sonrió tranquilo. 

Me di la vuelta y abrí la puerta del coche para bajarme y llamar al timbre. 

-Hasta mañana -bajó la ventanilla. 

-Chau -me despedí entrando a casa. 

Agitó la mano y yo sonreí antes de cerrar a modo de respuesta. 



Olas de intensidadWhere stories live. Discover now