-Tu madre ha salido esta mañana y todavía no ha vuelto -informé.
-Ah bueno, no venía a ver a mi madre -contestó encogiéndose de hombros.
Fruncí el ceño y me quedé observándolo.
-Siento haber dicho que éramos amigos que se besaban -murmuró entonces.
En mi cara se dibujó una pequeña sonrisa, que más que de felicidad era de ternura.
-Es una tontería, Pablo, no pasa nada -le quité importancia.
-No es una tontería porque sé que te molestó -me miró serio.
-No es eso, es que...
-Espera -me interrumpió-. Ya sé que tenemos que hablar, pero no me apetece hacerlo aquí. Ven.
Cogió mi mano de forma suave y me dirigió junto a él hasta su coche.
Entré sin quedarme otra opción, y él me imitó, dejando después el ramo de flores sobre mis piernas.
Condujo hasta su casa sin que ninguno de los dos dijéramos nada. Aparcó en el garaje y ambos subimos hacia el comedor, el cuál solo estaba iluminado por una pequeña lamparita.
Nos sentamos en el sofá y yo dejé las flores sobre la mesita, dispuesta a escuchar lo que tenía que decir el futbolista.
-Mira Val, sé que no tiene mucho sentido lo que estamos haciendo -comenzó a hablar-. Pero no significa ni que esté bien ni que esté mal. Solo estamos haciendo lo que nos apetece en cada momento -trató de explicar.
-Lo sé, Gavi, y eso está bien en un principio, pero no se puede estar así siempre -me encogí de hombros.
-Nadie ha dicho que tengamos que estar así siempre -frunció el ceño.
-Pero tampoco podemos hacer otra cosa -rebatí.
-¿Por qué? -me miró confuso.
-Porque no. Porque sino confundiremos las cosas y tú no estás para esto ahora -traté de decirlo de forma suave-. Acaban de ponerte los cuernos, y lo acabas de dejar con tu ex -argumenté obvia.
-Pero no pasa nada si estamos bien, podemos seguir haciendo lo que queramos hasta que nos decidamos -aseguró.
-¿Y qué pasa si uno de los dos se enamora? -pregunté casi atragantándome.
El sevillano clavó sus ojos en mí, cambiando un poco la expresión de su cara, sin saber decir exactamente en qué sentido.
-Pues... No sé... -se encogió de hombros.
Negué con la cabeza y dirigí la mirada hacia las flores.
-Si uno de los dos se enamora paramos y ya está -habló de nuevo.
A mí sí que se me paró la respiración al escucharlo decir eso, aunque no sabía qué esperaba.
Dirigí la mirada de nuevo hacia él y apreté la mandíbula.
-¿Por qué has preguntado eso? -se acercó un poco.
Agaché de nuevo la mirada y negué como sin darle importancia.
-Val -levantó mi cara con dos dedos.
-No, por nada -traté de sonar convincente-. Solo era algo que podía pasar, y por dejarlo claro.
Asintió despacio y se quedó observándome.
Tomé aire y me pasé la mano por la cara sin saber qué decir.
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Olas de intensidad
FanfictionA veces no se conoce a una persona de la forma más bonita, pero lo importante es lo que pasa después. Justo eso es lo que ocurre con Valentina y Gavi: el principio no es lo más agradable, pero sí lo son las coincidencias de después, cuando ella ter...
Capítulo 15. Gracias por quedarte.
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