Capítulo 14. ¿No vas a decir nada?

Start from the beginning
                                    

-Val, no -me reñí a mí misma. 

Me quité los cascos de golpe y apagué el móvil directamente sin mirar nada más. 

Mentiría si dijera que no me costó dormir esa noche, mientras seguía dándole vueltas a todo, sin llegar a nada. 

Cuando desperté al día siguiente, lo hice bastante cansada. Aún así, cogí fuerzas para levantarme con la primera alarma y comenzar a prepararme. 

Me puse un vestido gris corto de lana, con unas botas negras hasta las rodillas, y cogí un abrigo largo del mismo color. Bajé al comedor después de maquillarme y arreglarme, y desayuné sola, ya que mi madre ya se había ido. 

Salí por la puerta como una escopeta al darme cuenta de que se había hecho tarde, pero aún así paré en una panadería que había al lado para comprar algo dulce. 

Subí al coche y conduje hasta casa de Belén, sin saber si Gavi iba a estar. Aunque pronto lo descubrí, cuando llamé al timbre y fue él quien me abrió. 

-Buenos días -fruncí el ceño. 

-Buenos días -contestó medio sonriente-. Uy, gracias -miró la bolsa de cruasanes. 

-No son para ti -avisé y fui a entrar, pero me lo impidió. 

-¿Para mí qué hay? -me repasó con la mirada de arriba abajo. 

Negué con la cabeza tratando de reprimir una sonrisa y tragué grueso. 

-¿Dónde está tu madre? -pasé por alto su comentario. 

-En el despacho esperándote -contestó tranquilo. 

Asentí y fui a pasar, pero me lo volvió a impedir. 

-Como odio que no me des besos -me miró algo tenso. 

-¿No sería raro si saliera tu madre y estuvieras besándote con alguien de su empresa? -alcé las cejas. 

-Eras mía antes de trabajar en la empresa -soltó seguro. 

Cómo iba a hacerme la dura con este chico, si es que era imposible. 

-Venga, Pablo, aparta -pedí tratando de no caer. 

Sonrió levemente y por fin se apartó. Sin embargo, como ya imaginaba, no se estuvo quieto, y en cuanto pasé por su lado me dio una cachetada suave en el culo. 

Me giré hacia él rápido, a lo que me guiñó un ojo sonriente, y yo negué con la cabeza. 

Seguí hacia el despacho y saludé al entrar. 

Dejé el abrigo en la silla, y le di los cruasanes a Belén, quien los abrió al instante agradeciéndomelo, diciendo que no había desayunado. 

Sonreí y me senté mientras comenzaba a hacer cosas. 

-Ah, ¿Te ha llamado Antonio? -recordé. 

-Mhm, me llamó ayer -asintió. 

-¿Y qué te dijo? -la miré expectante. 

Se encogió de hombros con expresión seria y después me miró. 

-¿La he cagado? -pregunté con miedo. 

-Si con "la he cagado" te refieres a que has conseguido que nos de el proyecto, entonces sí, la has cagado muchísimo -soltó de repente. 

-¡¿Qué?! ¿En serio? -me levanté de golpe. 

Ella asintió sonriente y comenzó a aplaudir emocionada. 

-¿De verdad? ¿Nos lo ha dado? -seguí preguntando incrédula. 

Olas de intensidadWhere stories live. Discover now