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ii. secuestro espontáneo

Habían pasado un par de meses desde que Spreen había comenzado a tener un estúpido enamoramiento en Georgia.

No era un stalker porque no pasaba todas las horas de su vida pensando y buscando información sobre ella, pero siempre que salía el tema, mencionaba lo increíble que le parecía la chica.

Siempre tuvo varios crush en celebridades, principalmente porque les parecían guapas o amables, pero nunca había comprendido hasta ahora lo que era querer conocer a alguien.

Las películas de la serbia lo tenían enamorado hasta el punto que ella le fascinaba.

Era evidente que Spreen no estaba enamorado enamorado. Se trataba más bien de un inocente flechazo a través de sus películas.

Pero dios, era un flechazo fuerte.

— Como bien se sabe en el panorama cinematográfico actual, Georgia Livia Brito está destacando sobre todos los demás directores de la industria. – dijo uno de los presentadores del canal de noticias, que Spreen tenía puesto en la tele. Al oír nombrar a la chica, Spreen subió el volumen de inmediato. — Sus historias y su manera de contarlas y transmitirlas es algo que tiene embelesada a gente de todos los países.

— Se rumorea que Brito está trabajando en una nueva película, que tiene fecha de salida este mismo diciembre. – dijo otro de los reporteros, captando la atención del argentino.

En la sala apareció Carrera, que cargaba un bol de cereales.

— Che, ¿Esa no es la piba que te gusta? – preguntó el castaño mirando las fotos de Georgia que aparecían en televisión.

— Shh – lo calló Spreen intentando escuchar toda la información de la nueva película de la joven.

— La joven promesa mantiene en secreto toda información posible sobre este nuevo proyecto, pero diversas fuentes cercanas a Brito afirman que la película tratará sobre los primeros años de vida de la joven, en los cuales tenían lugar las guerras yugoslavas. Esto se basa en ciertas imágenes filtradas del set de grabación.

— ¿Vivió una guerra? – preguntó Carrera con los ojos abiertos de la sorpresa. Los conflictos bélicos le parecían un tanto ajenos a todas las celebridades de éxito.

Spreen, que realizó una rápida búsqueda en internet, comentó: — Nació en 1998, año en el que empezó el conflicto por Kosovo. Las guerras yugoslavas terminaron en 2001.

— Igual nada que ver, pero entiendo porque sus películas son re piolas – aportó Carrera. Quizás él no era fan de la directora al nivel de Spreen, pero sabía apreciar el arte que creaba. — Pasar tus primeros años en guerra te debe marcar.

— No se tiene información de su familia – contestó Spreen. En las redes no se sabía absolutamente nada de los padres o relativos de la serbia.

— Esa mina tiene mejor protegida su privacidad que nosotros, y es tres millones de veces más popular – dijo Carrera con sorpresa. Él había intentado mantener su vida lo más privada posible, pero le era prácticamente imposible. Lo de la chica era impresionante.