La florerista y el boxeador, parte 2.

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Terminando una sesión de saco, Barret me presionaba que pegara lo más fuerte que pudiera y con toda la velocidad que me saliera, de ahí que no me detuviera y usara ambos puños a la vez, eso hasta que finalmente tocaron la campana.

-Vas muy bien, Cloud. Una semana, tenemos una semana para trabajar todo lo que no esté pulido, porque después de esta pelea...iremos al campeonato, y si llegamos hasta allá, lucharemos porque tengas ese cinturón, ¿de acuerdo?

-Sí, Barret. No te mentiré que me siento nervioso, pero doy lo que puedo.

-No es suficiente, ¡debes dar hasta que tu cuerpo suplique y llore por descanso, y ni así te detendrás, solo hasta desmayarte o vomitar vas a parar!

-Tú eres el que tiene la experiencia. Por algo eres excampeón, ¿no?

-La ventaja es que tú tienes un record de invicto, y eso vale mucho más que cualquier otra cosa.

Seguimos entrenando, durante todo el mes varias chicas con las que he salido o he tenido algo de una noche me han buscado, me preguntan qué les compraré cuando sea campeón, que será todo un honor ser la novia del gran campeón invicto de peso ligero. Solamente les doy por su lado, diciendo que no puedo distraerme o mi entrenador me matará...lo que en realidad no es mentira.

Y en cuanto a Aeris...con ella sí he hecho una excepción a la regla, je. Salimos al cine, hemos ido a beber café, incluso una copa de vino ya que a ella le gusta mucho, la he ido a ayudar en su jardín a cargar cosas, pues también me sirve de ejercicio.

Para mi sorpresa, y a diferencia de las otras chicas que pretendí o me pretendieron, ella nunca me pregunta qué le compraré cuando sea campeón, o si le daré una vuelta cuando me compre un coche lujoso, cosas así. El premio es nada más y nada menos que 100 millones de guiles, y teniendo en cuenta que si gano esta pelea serán 20 millones...hablamos en palabras mayores. Lo malo es que si pierdo, serán solamente 5, lo que poco no es, pero tampoco podré comprarme la casa que quiero, el auto es lo de menos...tal vez una buena moto, o incluso mejor equipo, porque el que tengo ya está viejo.

En fin, justamente ese día fui a ver a Aeris antes de que saliera, y justamente me la topé mientras estaba cerrando la florería.

-Aeris. -Mencioné, suavemente.

-Hola, Cloud. Te vi desde el reflejo del espejo. -Me volteó a ver. -¿Preparado para la pelea de este sábado?

-Más o menos...estoy muy nervioso ya que puede ser la pelea más importante de mi vida.

-No, no. Esa será la de campeonato, y cuando seas campeón podrás comprarte esa casa que tanto quieres...aunque igual puedes rentar el cuarto de visitas que hay en mi casa, si es que mi madre lo permite. -Se rió ella.

-Pagaría lo mismo que por mi habitación mierdera...así que suena muy tentador, el problema es que el gimnasio me quedaría muy lejos.

-Ah, solo bromeo. Tengo fe en que ganarás, y si lo haces no te olvides de los pobres, eh.

-No podría hacerlo...aparte eres más rica que yo.

-Por ahora. Vámonos ya, está empezando a refrescar. -Aeris me tomó del brazo, llevándome a su lento ritmo que me desespera, pero que igual prefiero no quejarme ya que hablar con ella es algo que me tranquiliza, y me da alientos.

Le dije que me las había arreglado para obtenerle un boleto en la primera fila, el primer cara a cara será mañana, por lo que le pedí que también fuera.

-Mañana no podré, estaré trabajando...pero te enviaré un regalo especial. -Sonrió.

-Ni modo. -Suspiré. -Gracias por el gesto. -Llegó el metro. -Llámame al llegar, ¿sí?

Drabbles de Final Fantasy 7Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum